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domingo, 31 de octubre de 2021

Deportes

 Siempre he envidiado a aquellos que practican tanto un deporte como cualquier otra actividad desde muy pequeños y son increíblemente buenos en ello. Yo, desgraciadamente, nunca he llegado a pertenecer a este grupo de personas ya que no me he llegado a centrar en nada concreto sino que he ido cambiado de deportes, de actividades extraescolares…


Desde pequeña nunca he tenido un deporte fijo al que jugar, sino que he ido cambiando. Cuando entré en el colegio, recuerdo que el primer deporte al que me apunté fue a dantzas, no porque me gustara sino porque a esa edad nos apuntaban a prácticamente todas las niñas del curso. Años más tarde, cuando tocaba elegir deporte escolar, me apunté a baloncesto, deporte que definitivamente no iba conmigo porque creo que junto a mi hermana éramos de las más malas del equipo con diferencia. Después del baloncesto, en mi año en Inglaterra, practiqué diferentes deportes como hockey hierba, netball que es un deporte parecido al basket, y en el último trimestre hice rounders, un deporte similar al béisbol. Más adelante, practiqué deportes como natación, tenis y crossfit pero ninguno encajó conmigo. Por último, en mi año en Estados Unidos jugué a un deporte muy americano conocido como "squash", un deporte de pareja jugado con raqueta y una pelota de goma.


Hace tiempo, de más pequeña, solía jugar bastante al fútbol pero en un momento dado lo dejé de lado y desde ese día no lo he vuelto a tocar. Actualmente, los dos únicos deportes que verdaderamente me gustan son el esquí y el wakeboard solo que al ser uno de invierno y el otro tan solo de verano no son deportes que pueda realizar durante el año.


Lo dicho, admiro mucho a aquellas personas que son constantes en un deporte y realmente buenas en él ya que se ve que le ponen todo su empeño y disfrutan con ello. Para esas personas, el deporte es mucho más que una simple actividad física, para muchos es una forma de vida, es una terapia o una manera de desahogarse. Personalmente, nunca he tenido este tipo de conexión con el deporte o con cualquier actividad relacionada pero sí que he escuchado las experiencias de cantidad de amigos y amigas que me han hablado sobre ellos y su deporte.


Madurar

 A medida que vamos creciendo, vamos madurando pero ¿Hasta qué punto tenemos que dejar que esa madurez nos afecte? La madurez va acabando poco a poco con nuestro yo infantil. ¿Cuál fue el momento en el que cerramos la puerta a la imaginación y abrimos la puerta de la vergüenza?


Antes éramos capaces de convertir dos sábanas en castillos medievales con sus altas torres. Dos palos encontrados en el parque eran las varitas mágicas que podían hacer mil cosas. El patio del recreo era una ciudad más grande que Boston, donde los ladrones se podían esconder de todos los policías que los perseguían. Las franjas negras del paso de peatones eran océanos inmensos de tiburones. 


Creo que ha llegado un punto en el que hacemos todo del revés. Es decir, ahora cantamos en la ducha en vez de cantar por la calle, bailamos a escondidas en casa en vez de bailar cuando escuchamos música en una tienda, en la calle o supermercado. 


La serenidad es lo que nos impide sacar ese lado infantil y cuando lo sacamos se nos tacha de “inmaduros”. Pero lo que más rabia me da, es que por ello se les incita a los niños a querer ser mayores y crecer, ser maduros. Cada vez tienen más prisa por  beber y fumar porque creen que eso les va a hacer madurar. Pero sin darse cuenta, en vez de ganar madurez están perdiendo infancia y la infancia no vuelve. 


Todos deberíamos vivir con la locura de un niño, con la locura que teníamos de pequeños y afrontar los problemas del día a día con la madurez que vamos adquiriendo. No digo que debamos ser inmaduros sino encontrar el equilibrio entre la seriedad, responsabilidad y disfrutar. No debemos asociar madurar con ser aburrido. Una persona madura es aquella capaz de aceptar críticas por ejemplo y de controlar su manera de actuar. Es alguien que evita arrebatos y sabe actuar como corresponde.

¿Comedia o género?

Si ahora mismo os preguntasen por nombres de cómicos, hombres que se dedican a la comedia, sabríais decir algunos ¿verdad? Sin embargo, ¿se os ocurrirían los mismos nombres de mujeres cómicas? No creo, y no porque no las haya, porque las hay y encima muy buenas. La realidad, es que las mujeres se ven bastante afectadas en muchos sectores, y la comedia es uno en el que están bastante invisibilizadas. 


En la actualidad, las secciones o programas de comedia son realizados por hombres principalmente, hay muy poco espacio en la tele para mujeres en cuanto a este ámbito. Ellas no tienen las mismas oportunidades de mostrar su talento, ya que tienen unos espacios más secundarios, como programas en la radio que se emiten de madrugada o pequeños programas que se suben a Youtube.


Por suerte, cada vez son más las mujeres presentes en el mundo del humor y las que cada vez son más conocidas, como puede ser el caso de Carolina Iglesias y Victoria Martín. Dos mujeres que acaban de recibir el “Premio Ondas Nacional de Radio” a mejor podcast o programa de emisión digital por Estirando el Chicle. Un podcast con un tono humorístico en el que entrevistan a mujeres y hablan de temas que no se suelen ver en televisión.


Este es un programa que empezaron en casa, durante el confinamiento, por videollamada y grabado por dos móviles, y que ahora va por su cuarta temporada y se graba en los estudios de pódium podcast. Es un ejemplo en el que se ve claramente cómo ellas han tenido que trabajar mucho por su cuenta, sin la ayuda de nadie, para conseguir llegar a donde están hoy. Mientras, a otros se les da un programa de televisión en pleno prime time.


Al igual que ellas, un montón de mujeres más tienen muchos proyectos muy buenos y es una pena que la gente no sepa de ellos. Esto, por desgracia, sigue demostrando la diferencia de oportunidades que existen a día de hoy, y por culpa de ello nos estamos perdiendo el talento de muchas personas. 


MOONDOG


Para los transeúntes de la sexta avenida de Nueva York en la década de los 50 Moondog era aquél mendigo ciego que siempre estaba experimentando con instrumentos y haciendo cosas raras pero que todo el mundo conocía. Pues aquel mendigo sin hogar terminó siendo uno de los artistas callejeros más reconocidos de su época

Era un personaje enigmático, nadie sabia muy bien qué hacía pero ya formaba parte de la avenida. También era conocido por el nombre "el vikingo de la sexta avenida" puesto que siempre llevaba puesto una túnica y un casco vikingo. Siempre tenía en una mano un bastón y en la otra instrumentos que nunca nadie había visto antes. Se inspiraba en los sonidos de la ciudad y la música africana.  A diferencia de la mayoría de los habitantes neoyorkinos, quienes pensaban que era un mendigo más, los músicos de la ciudad valoraban su arte y le consideraban un genio en lo que hacía. 

Moondog recibía ofertas de productores que le garantizaban que con su música podría vivir el resto de su vida con solvencia pero rechazó todas las ofertas que suponían tener que dejar la calle. El mismo sabía que podía vivir de la música pero prefería quedarse a pie de calle experimentando por su cuenta. Hasta que en 1953 acepto a grabar su música y registrarla a su nombre. Moondog falleció en Munster en 1999 a partir de ese momento el público empezó a valorar su arte. En el lugar donde falleció construyeron una estatua en su nombre. Ahora en Nueva York es recordado como el curioso personaje que fue

La digitalización, ¿una ventaja o un problema?

A medida que avanza el tiempo, nuestro mundo está cada vez más digitalizado. En los últimos 20 años, al menos, se ha notado en la propia sociedad un fuerte incremento de la tecnología, ya que hoy podemos encontrarla en casi todos los ámbitos de nuestras vidas. La creación de Internet ha marcado un antes y un después, abriendo la puerta a la era digital. En este sentido, las redes sociales han sido las que más han cambiado nuestras relaciones sociales y formas de comunicación.

En primer lugar, es innegable que aplicaciones como Instagram, Twitter y Facebook han sido muy beneficiosas en cuanto a la capacidad de comunicación. Es decir, podemos estar en contacto con nuestros amigos, familiares o cualquier persona del mundo en cualquier lugar y en cualquier momento. Por eso, hemos creado un mundo en el que estamos casi la mayor parte de nuestro tiempo conectados.


Por otro lado, las redes sociales nos permiten reflejar nuestra vida en una pantalla para que otros la vean. Esta última idea, sin embargo, ha generado opiniones diversas. Algunos dicen que puede ser entretenido y reforzar las relaciones, mientras otros opinan que es innecesario y que solo es una exposición al resto del mundo. Pero, ¿a dónde va la información que subimos a las redes? No sabemos a quién le pueden llegar esas fotos o los mensajes que hemos subido a Twitter y otras redes sociales por lo que estamos renunciando a nuestra privacidad. Además, los llamados piratas informáticos pueden acceder perfectamente a nuestra información y con ella quién sabe lo que pueden hacer. Por eso, si no tenemos cuidado, subir algo a las redes sociales puede resultar muy peligroso.


Para que el uso de las redes sociales sea positivo creo que la educación es el eje de esta cuestión. Es decir, además de las familias, el ámbito educativo debe destinar recursos, como charlas para informar a los jóvenes de los riesgos que estas conllevan.


Café

En realidad no me gusta mucho, solo lo tomo cuando me quiero quedar toda la noche estudiando y al final me he acostumbrado un poco al sabor, aunque tengo que admitir que me gusta mucho más que cuando empecé a tomar que no le echaba ni leche ni nada. 

El otro día me preparé uno porque me estaba quedando dormida y quería aguantar por la noche para estudiar. Cuando termine de hacérmelo, comencé a revolverlo con la cucharilla para tomármelo y de repente dijo mi padre: es que hasta en eso te pareces a tú madre y mira que conozco a muy poca gente que lo revuelva hacía la izquierda. A lo que le respondí: pero si tiene más sentido y mi padre me respondió: eso mismo decía ella siempre. 


Más tarde me paré a pensarlo y comencé a preguntar a mis amigas y amigos hacia qué lado lo revolvían y si que es cierto que la mayoría de la gente lo revuelve hacia la derecha, entonces empecé a pensar porque había personas que lo revolvían hacia un lado o hacia otro y porque era más común revolverlo hacia la derecha. Es verdad que el sentido horario es hacia la derecha y quizás tendría más sentido hacerlo hacia ese lado en vez de hacerlo en sentido antihorario pero tampoco creo que sea de mucha importancia el sentido que tiene el lado hacia el que lo haces, simplemente te nace hacerlo de una manera u otra sin pensar en lo que tiene coherencia y lo que no.


Finalmente llegué a la conclusión de que cada persona tiene un lado hacia el que revolver y por lo tanto le parecerá más lógico hacerlo hacia ese lado y le costará más hacerlo hacia el otro. Pero todo tiene su excepción y en este caso serían las personas que cada vez lo revuelven hacia un lado y no me supieron decir por cuál de los dos lados se determinaba porque no tenían una dirección fija hacia la que revolverlo.


Inteligencia Emocional


Últimamente, a raíz de la visibilidad que se le está dando a la salud mental, se están empezando a oír términos como inteligencia emocional. Pero, ¿Qué es la inteligencia emocional? Se trata de un conjunto de habilidades que las personas adquirimos por nacimiento o vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida. Las cuales nos ayudan a tomar buenas decisiones, a hacer frente a situaciones difíciles y a construir buenas relaciones. Dentro de estas habilidades destacan la empatía, la motivación en uno mismo, el autocontrol y el manejo de emociones.


Las personas que tienen una baja inteligencia emocional principalmente carecen de empatía. Lo que les lleva a permanecer ajenas a los sentimientos de los demás y a sentirse incomprendidos, dado que consideran que los demás no hacen esfuerzo alguno en entenderles. Este sentimiento de incomprensión provoca que estas personas discutan mucho y tengan episodios de ira. Además, la gente con baja IE se niega a aceptar diferentes puntos de vista, en muchas ocasiones son críticas ante los sentimientos de los demás y no saben gestionar emociones fuertes. Debido a esto tienen grandes dificultades a la hora de construir o mantener todo tipo de relaciones, algo fundamental en nuestro día a día. Sin embargo, a diferencia del coeficiente intelectual, existen muchas formas para mejorarla.


Tras una infinidad de estudios, se han obtenido diversos “métodos” para aumentar el coeficiente emocional. En primer lugar, hay que prestar atención a las emociones que se esconden detrás de nuestros actos y encontrar su origen. También, es necesario ampliar nuestro vocabulario emocional, para poder diferenciar y definir concretamente las emociones que sentimos. Más aún, es importante aprender a controlar lo que pensamos para poder controlar cómo nos comportamos. Es decir, como los sentimientos son producto de la emoción y de lo que pensamos al respecto de ella, si aprendemos a modificar nuestros pensamientos, podemos evitar determinados sentimientos. 


Esta serie de ejercicios mentales, requieren su tiempo y constancia, pero los beneficios merecen la pena. Ya que nos pueden ayudar a alcanzar un alto nivel de percepción, expresión y comprensión de nuestras emociones, factor esencial para mejorar nuestra salud mental y nuestro desarrollo social.


Los piojos.

 Nunca sabes cuando podrás volver a tenerlos. Iba a decir que creía que por suerte esa etapa se había cerrado en mi vida pero me he dado cuenta de que siempre estás “al descubierto.”
Aún recuerdo cuando en infantil o primaria los profesores mandaban una circular a los padres avisando de que “había una plaga de piojos en el curso”. Todo el mundo estaba alerta y analizando todos los movimientos de todo el mundo, y al final, de tanto hablar de ello, te acaba incluso picando la cabeza.


Realmente son un problema, porque no todos los padres disponen de 2 horas para invertir un día entre semana para hacer el interminable proceso de limpiar y pasar la peineta como es debido y así conseguir estar limpia. Pero claro, aquellos que sí lo tienen e invierten todo su empeño en pasar meticulosamente ese maldito artefacto, después, al de 5 días, sufren las consecuencias de los mencionados primeramente. Se convierte en un círculo vicioso muy difícil de cortar. 


¿Por qué es un tema tan tabú? o lo que es lo mismo, ¿Por qué nadie avisa de que tiene piojos? Probablemente lo sea porque la idea de piojos estaba asociada a la falta de higiene. Pero siendo imprescindible actuar a la vez, precisamente esta falta de información es lo que hace tan difícil erradicar con una plaga de piojos dentro de clase. 


Por otra parte, esta plaga no cuenta con medidas preventivas realmente efectivas más que el distanciamiento entre cabezas, llevar el pelo bien recogido o rapado y productos 
naturales como el árbol de té. Un producto que por lo menos en mi experiencia personal, resultó hasta traumático. Realmente en vez de conseguir repeler a los piojos, repelía a tus amigos. Su fuerte e insoportable olor hacía que se dispararon todas las alarmas y te señalara todo el mundo, ya que  por algún motivo que no llegué a comprender nunca, se entendía que aquel que se echaba este producto tenía piojos, cuando era precisamente lo contrario.


Me resulta asombroso que hayamos llegado a la luna pero no se haya conseguido una manera de hacernos inmunes ante semejante problema. Tampoco entiendo por qué se habla tan poco de ello si es algo que ocurre todos los años. No conozco tampoco su proveniencia, y todo son mitos cuando de este tema se trata. De pequeña siempre me imaginaba que cuando fuera mayor tendría que inventar una especie de vacuna que hiciera que repelieran a este maldito ¿Insecto? ¿Bicho? ¿Animal? ¿¿Qué demonios es?? ¿Cómo puede ser que durante un tiempo tengamos algo en la cabeza, no sepamos qué es, y que no haya información, medidas preventivas o simplemente se le dé algo más de importancia?


sábado, 30 de octubre de 2021

Death Note

 ¿Qué haríamos si un día encontrásemos un cuaderno en el que escribiendo el nombre de una persona, podríamos decidir cuándo y cómo muere? Sobre ello trata una de mis series de animación favoritas, llamada Death Note, estrenada en 2006. En principio, puede parecer tan solo una serie con una trama interesante, pero el verdadero trasfondo de esta historia es el polémico debate que se genera entre dos ideas muy distintas que se desarrollan a lo largo de toda la serie.


Para poder comprender a lo que me refiero, primero voy a aclarar de qué trata principalmente y cuales son esas dos corrientes opuestas. En primer lugar, el protagonista de la serie, un estudiante inteligente y aparentemente normal, un día ve caer del cielo este cuaderno, y no duda en comprobar si su poder es real. Al descubrir lo que puede hacer, comienza a asesinar a delincuentes de todas partes del mundo, y alega que es la única manera de que predomine el bien el la sociedad. El uso de este cuaderno le obliga a esconder el poder que ha obtenido ya que la policía comienza a buscar al culpable de esas repentinas muertes.  


El momento en el que comienza esa lucha entre la policía y L (principal detective de la investigación) y el protagonista (también conocido por el apodo de “Kira”), es cuando comienzan a distinguirse esos dos puntos de vista. Entre la población, se encuentran personas que consideran a ese asesino anónimo una deidad, ya que la tasa de delincuencia ha bajado notablemente en muchas ciudades y se sienten más seguros. Por otro lado, se encuentran las personas que están aterrorizadas por esto y consideran que por mucho que fuesen delincuentes, no es una acto ético asesinarlos a sangre fría, por lo que el responsable de esas muertes ha de ser juzgado. 


Estas ideas no sólo dan mucho juego a lo largo de la serie, sino que también han generado polémica fuera de esta. Muchos seguidores admiten que están de acuerdo con las ideas de Kira y otros se colocan en el otro extremo, oponiéndose a los anteriores. En mi caso, esta serie me hizo reflexionar bastante sobre qué es lo que consideramos como el bien y el mal, y si tenemos derecho a decidir quién merece vivir o no según sus actos. Al principio pensé que en parte no estaría del todo mal la idea de seguir los ideales del protagonista, ya que lo que él pretendía era crear “un mundo mejor”. Pero en el fondo, él era un asesino de masas, por lo que debería de ser juzgado también como los otros delincuentes. 


A día de hoy, a veces sigo teniendo dudas sobre qué sería lo correcto y si podría haber un punto intermedio entre esas dos posiciones. Sobre todo, me pregunto que haría yo si encontrase un cuaderno como ese o si sería capaz de usarlo. Resumiendo, sin duda recomiendo esta serie, no solo por el buen desarrollo que tienen la historia y los personajes, sino por la original temática que presenta.


Mi dedo

No es algo que la gente suele notar pero, tengo un dedo reformado. Es una historia un tanto curiosa que siempre me ha gustado contar y, por tanto, aquí va. 

Vamos a ponernos en situación. Era julio de 2005 y estaba aprendiendo a andar. Me encontraba en la guardería porque sí, al parecer en julio tenía guardería, e iba “andando” detrás de mi cuidadora (nunca he sabido como se les llama a las personas que trabajan en las guarderías). Ella no se dio cuenta de que estaba detrás de ella y, cuando cerró la puerta que había abierto, me pilló el dedo. El dedo se me partió en 2, literalmente. Un trozo de mi pequeño dedo de niña de 1 año se había separado del resto del cuerpo quedando en el suelo. Como es normal, me puse a llorar y ahí es cuando la cuidadora se dio cuenta de lo que había pasado. Llamó a mi madre y a la ambulancia y esperó (teniendo un ataque ansiedad de mientras) a que llegasen los dos. A todo esto, yo no me acuerdo de nada de lo que pasó pero he contado tantas veces la historia y la he escuchado otras tantas que es como si me acordara a la perfección.


Volviendo a la historia, me llevaron al hospital a mí, a mi dedo en un botecito y a la cuidadora que no paraba de hiperventilar y necesitaba atención médica. Una vez en el hospital me intentaron coser el dedo como pudieron y me mandaron para casa. Pasaron un par de días, igual una semana, y mi dedo se empezó a necrosar, es decir, las células de mi pobre dedo se habían muerto y este se estaba volviendo negro. Por tanto, mi ama me volvió a llevar al hospital y exigió que me viese un médico inmediatamente porque eso no era normal. No fue nada fácil que le atendieran porque le decían que estaba siendo una madre histérica y que mi dedo estaba en perfectas condiciones. Sin embargo, mi ama que es más cabezota que yo (y eso es decir) se sentó en el suelo de recepción y se negó a levantarse hasta que un médico le dijese que yo estaba bien. Efectivamente, horas después apareció un cirujano por ahí y le dijo que el dedo necesitaba ser operado de urgencia. 


Al principio pensaron en amputarlo directamente pero al final descartaron esa opción y decidieron reconstruirlo. La operación no fue fácil, duró 4 horas y, de hecho, en un momento me tuvieron que revivir porque me pusieron más anestesia de la que necesitaba y me fui para el otro lado un par de minutos. No obstante, la operación fue un éxito y a día de hoy sigo teniendo 10 dedos en las manos. Sí es verdad que es más corto que el resto y que tiene tanto una uña como una cicatriz rara pero oye, al fin y al cabo es un dedo que no me han amputado.


Nuestros perros

 


El otro día cuando me acercaba al colegio ,me encontré por casualidad a una señora que aparentemente llevaba un cochecito de bebe un poco extraño, pero al estar frente a frente pude comprobar que no se trataba de un cochecito de bebe sino de un cochecito para perros.

Mi sorpresa fue mayúscula porque miré dentro y vi a un chiguagua sentado plácidamente en su cochecito.

La verdad es que me llamó mucho la atención porque siempre he pensado que un perro  quiere correr ,jugar ,que le tiren un palo o una pelota e ir a buscarlo ,en fin lo normal para un perro y de repente veo que los humanos estamos tratando a los perros como si fueran bebés. ¿Pero, ahora que va a pasar, que también vamos a tener perros en sillas de ruedas? o los vamos a ver montados en un asiento del autobús?

Tengo que decir que me encantan los perros y en general todos animales ,pero me parece que nos estamos pasando de la raya .Cuando veo al perro de mi vecina con un quiriqui en la cabeza y comiendo jamón de york de la marca “Campofrio” ,porque es la marca que le gusta y si le da de otra marca no lo come ,pues me pregunto en qué tipo de sociedad vivimos.

Estoy totalmente a favor de los animales y me indignan los malos tratos a los animales ,es más, considero que los maltratadores de perros tendrían  que ser castigados de la misma forma que cualquier otro maltratador, pero los perros son animales y hay que tratarlos como tales, que coman su comida , que corran y jueguen como perros, que no se conviertan en el líder de la familia y se haga lo que quiera el perro.

Resumiendo para algunas personas los perros son “perrijos”.

Hackers

Durante las últimas dos semanas he estado viendo una serie llamada Mr. Robot. En ella se cuenta la historia de un chico que trabaja en una empresa de ciberseguridad por el día y que se convierte en una especie de justiciero cibernético por la noche. Normalmente asociamos este tipo de perfiles a los famosos "hackers" pero, ¿sabemos realmente lo que es un hacker?.

El mundo de los hackers siempre ha sido un misterio para la gran mayoría de personas. De hecho, muchos de nosotros los estigmatizamos como criminales sin saber el contexto que hay detrás de la palabra “hacker”. Otros muchos tenemos esta imagen sobre ellos por las numerosas películas en las que se les da un papel de villanos y malas personas. Pero para poder dar una opinión clara sobre qué es un hacker, primero debemos informarnos sobre ciertos aspectos que son importantes, por ejemplo, qué hacen o cuáles son sus características.


Un hacker es cualquier persona con conocimientos sobre sistemas e informática, especialmente en seguridad y redes de datos, capaz de acceder a prácticamente cualquier red sin ser detectada y acceder a todo tipo de información. Aquí es donde se da la clasificación de hackers “buenos” y hackers “malos”. Para saber cuándo alguien es de un tipo u otro hay que fijarse en la intención que tiene, me explico.

Un hacker es bueno cuando utiliza sus conocimientos para proteger y mejorar la seguridad de los sistemas informáticos, mientras que los malos o “crackers” (término para referirse a un hacker malo) utilizan estos mismos conocimientos para romper y dañar sistemas o para robar información privada.

Pero nos podemos encontrar un grupo más llamado “Grey Hats”, quienes se mantienen entre estos dos grupos anteriores. Estos suelen ser contratados por empresas para mejorar sus sistemas de seguridad o para romper los de otras empresas, por lo que, dependiendo para lo que sean pagados, forman parte de un grupo u otro, de ahí su nombre. 


Actualmente existen varios movimientos, entre ellos el hacktivista, que defiende causas políticas y sociales, al cual pertenece la famosa organización Anonymous (que prácticamente todos conocemos). Otro podría ser el ciberterrorismo, movimiento que utiliza las habilidades informáticas para generar terror entre una población con fines económicos, políticos o religiosos.


En resumen, hackers hay muchos y de todos los tipos. Aún así tenemos que aprender a diferenciar entre unos y otros e informarnos bien acerca de lo que hace cada uno antes de dar una opinión.




viernes, 29 de octubre de 2021

Volumen II

He de decir que no era la única, mi amiga también se quedó traumada. Mucha gente lo pasó mal después de la cuarentena, lo que me enseñó a que no estaba sola y que más gente estaba sufriendo. Eso también me ayudó, no solo a sentirme apoyada sino que también a apoyar a aquellas personas y de una manera u otra, ayudarnos entre todos.

Desde entonces tengo mucho respeto a las enfermedades, sobre todo, al ataque epiléptico. Pero pasa el tiempo y te das cuenta de que ha sido una situación que se puede dar en la vida cotidiana. Simplemente se me juntaron muchas cosas y me quedó marcado porque estoy segura de que si lo hubiera visto la Julia de enero de 2020, antes del confinamiento, no le habría dado tanta importancia. De hecho, los siguientes casos que se dieron relacionados con cosas de la salud, me asustaban.

Esto pasó hace más de 1 año, 1 año, quién iba a decir que el tiempo pasa tan rápido. Esta experiencia fue muy mala pero a la vez buena porque me ayudó a darme cuenta de lo vulnerables que podemos llegar a ser y al llegar a mi límite, hizo que me quisiera más y aprender qué era la salud mental y el amor propio. A mí me cuesta olvidar, y todavía no lo tengo superado al 100%. Muchos diréis; pero si es una chorrada, son cosas del cuerpo humano, eso no lo controlamos nosotros. Pero en ese momento me impactó, fue literalmente la gota que colmó el vaso.

Con esto uno aprende a cómo lidiar con su propia mente. Es un sitio que tiene que estar limpio, como una casa, puede recibir muchas visitas pero tiene que estar limpita.

Estaba tan inspirada en este tema que nada más llegar a casa, antes de estudiar química, he encendido el ordenador y me he puesto a escribir.

A día de hoy, alguna vez que me he cruzado con este chico, recuerdo aquel momento y me dan escalofríos. Pero soy consciente del contexto en el que estaba y en que ese periodo no podía determinar mi vida. De las malas experiencias y de los traumas, es cuando uno vuelve a nacer y se reconstruye.


lunes, 25 de octubre de 2021

Madrid

Estoy segura de que muchos de vosotros conocéis un lugar concreto al que sentís que pertenecéis. No me refiero necesariamente a sitios como vuestra ciudad natal o vuestro pueblo, sino a algún lugar con el que no tengáis mucho en común pero en el que os sentís a gusto.

En mi caso, esta ciudad es Madrid. A muchísima gente no le gusta esta ciudad por las razones típicas: hay mucha gente, extranjeros, ruido, atascos… Sin embargo, a mí me encanta y todavía no he llegado a la conclusión de por qué. Lo que sí que he pensado es que a lo mejor se debe a lo impersonal que es. Esta es otra de las razones por las que a mucha gente no le gusta, pero yo pienso que es algo bastante práctico, porque nos deja ser más nosotros mismos. Si tú vas a pasear por Bilbao con ropa de domingo, estoy casi completamente segura de que te vas a encontrar a un conocido por la calle o de que vas a ir pensando “uf, me muero como alguien me vea con estas pintas”. En cambio, en Madrid no sientes eso, o sea, tú eres uno más, llevas tu vida y no vas pensando en lo que piensa la gente.

Por otro lado, sin duda, lo que más me gusta de esta ciudad es su diversidad. Esto yo creo que se debe, obviamente, a que es una ciudad muy grande, pero también está en parte relacionado con que sea impersonal, puesto que la gente sale a la calle sin pensar en las opiniones del resto. Para establecer otra comparación con Bilbao: ¿Si salieses ahora mismo a la calle, cuántas formas de vestir podrías diferenciar? A lo mejor soy yo, pero aquí, aunque claramente hay diferencias, todas las personas visten de forma similar. En Madrid, en menos de diez minutos, estoy segura de que te podrías contar, al menos, cinco personas vestidas siguiendo estilos radicalmente diferentes. Debido a que permite que se acepten las diferencias entre la gente y ayuda a que no se vean como algo extraño, la variedad es, a mi parecer, una de las características más enriquecedoras que puede poseer una ciudad.

En conclusión, considero que esta ciudad, a pesar de tener muchísimas desventajas como las ya mencionadas, el transporte, los precios, etc., es genial para pasar una temporada. Además, me ha hecho ver y valorar de forma muy distinta la vida que tenemos en Bilbao.

 

domingo, 24 de octubre de 2021

Una vida independiente

 Al igual que muchos jóvenes de hoy en día, los cuales tienen más o menos planeado su futuro estudian la carrera en el lugar donde viven, yo, entre otros muchos, busco lo contrario. 


Desde aproximadamente 5-6 años, descubrí algo que verdaderamente me gustaba, el ser independiente. He de decir que con el término “independiente” tan solo me refiero al hecho de que me gusta llevar las riendas de mi propia vida, me gusta salir de mi zona de confort y no depender de la atención y disposición de mis padres y mi familia constantemente. Aclaro esto porque el ser independiente no es tan solo eso, sino que es el saber ser capaz de llevar una vida por ti misma, y yo, en este aspecto, soy lo contrario, quiero llevar una vida independiente, pero, siendo realistas, no soy capaz. Siempre he sido un desastre, actualmente lo sigo siendo, y, con suerte, en un futuro mejoraré en este aspecto. 


Me di cuenta de todo esto concretamente en cuarto de la ESO, cuanto me fui a estudiar un año a Londres, Inglaterra. Iba a ser la primera vez en mi vida que iba a pasar un largo periodo de tiempo separada de mi familia y mis amigos de siempre. Iba a conocer gente nueva, a estar a cargo de personas que ni conocía, en definitiva, todo aquello iba a ser un mundo completamente diferente y desconocido para mi. 


Cuatro años más tarde, repetí la experiencia, pero esta vez en Estados Unidos. Mis padres me dieron esta oportunidad, la de volver a pasar un año en el extranjero, y no dudé en decir que sí. Sin embargo, esta vez, me tomé lo de ser independiente demasiado en serio, hasta llegar al punto de, cuando organizabamos algún fin de semana para pasarlo con mis padres, lo único en lo que pensaba era en volver al internado. En cuanto me juntaba con mi familia volvía a sentir esa presión de estar sometida a mil y una normas que, por el contrario, en aquel colegio no tenía. 


A pesar de ello, tanto la de Inglaterra como la de Estados Unidos fueron etapas de aprendizaje, etapas en las que descubrí una nueva faceta en mi, en la que tuvieron lugar muchos cambios tanto en mi forma de ser como de pensar. Sumando a todo esto que yo, una niña que siempre había sido muy tímida y callada, cayó en la cuenta de que aquello de ser “independiente” era su rollo. Todo esto supuso un cambio de perspectiva cara a mi futuro, y provocó que hoy en día mi objetivo actual sea estudiar fuera de Bilbao y empezar mi propia vida independiente.


SISTEMA EDUCATIVO FINLANDÉS

Este sistema es conocido como uno de los sistemas educativos más efectivos del mundo. A pesar de que los alumnos reciban 246 horas lectivas menos que en España, Finlandia se encuentra en el top 3 con las mejores calificaciones de PISA. Este éxito se debe a una serie de características. 


En primer lugar, los profesores tienen un gran prestigio social. Para acceder a la carrera de magisterio se requieren notas excelentes, (las equivalentes a la carrera de medicina aquí). 

Más tarde para acceder a la facultad deben de superar difíciles exámenes para demostrar sus conocimientos. También tienen que realizar entrevistas donde se evalúan las aptitudes comunicativas y de enseñanza. Y por último se valora muy positivamente la sensibilidad social de los candidatos. De todos los que se presentan sólo un 10 % es admitido y los mejores son destinados a la Educación Primaria.


Por otro lado, todas las escuelas de primaria son públicas y se destina la misma cantidad de dinero a cada una, lo que hace que no haya mejores o peores colegios, ya que son todos públicos y los docentes son todos excelentes. Esto favorece a que todos los niños se relacionen con todos, sean de la clase social que sean.


La curiosidad natural es algo que se procura fomentar mediante este sistema. El objetivo principal de los profesores es formar personas felices y contribuir a que esas personas encuentren lo que realmente les apasiona. De esta forma se facilita el aprendizaje a través de la automotivación y de la curiosidad. 


Algo que también se procura es el desarrollo de la autonomía de los niños. Desde temprana edad los niños se desplazan solos al colegio y en casa pasan una gran cantidad de tiempo solos. Lo que fomenta el pensamiento crítico y permite que los niños vayan descubriendo que es lo que les gusta. Durante los primeros 7 años de colegio los profesores siguen la trayectoria de los niños y se les adapta en la medida de lo posible el contenido lectivo a aquellas cosas que les interesa. Está individualización del contenido es posible gracias al reducido número de alumnos por clase.


Además, a pesar de ser el país con menos horas lectivas del mundo y con las jornadas más cortas, los alumnos no tienen deberes, ya que el tiempo libre del estudiante es muy valorado. ¿Pero cómo pueden tener tan pocas horas de clase y tan altos resultados? Esto es posible gracias a que mientras en España tenemos un contenido demasiado extenso con el que se sobrecarga a los alumnos, en Finlandia se hace una estricta selección de la materia a impartir.


Por último, creo que España tiene mucho que aprender de este sistema y se tendría que enseñar a pensar, a reflexionar y a desarrollar un pensamiento crítico, en vez de a memorizar y vomitar constantemente la información en los exámenes.


Aburrimiento

Ahora más que nunca, tenemos a nuestra disposición toda la información que queramos sobre cualquier cosa en un tiempo récord, pero esto no ha hecho que dejemos de aburrirnos, sino que seguimos haciéndolo y no precisamente poco o al menos en mi caso. 

Siempre tendemos a pensar que el aburrimiento es algo malo y lo relacionamos con un sentimiento negativo pero en realidad el aburrimiento como la mayoría de las cosas, tiene sus virtudes y sus inconvenientes.

Una de las virtudes del aburrimiento es que nos hace ver que no estamos haciendo lo que realmente queremos y en muchas situaciones nos motiva a cambiar metas y objetivos para que de esa forma sí que hagamos lo que de verdad queremos hacer. Otras principales ventajas del aburrimiento son la estimulación de la creatividad y de la autorreflexión e introspección.  

Algunas desventajas son el estrés que te puede generar este sentimiento, la frustración al ver como el tiempo pasa y sigues sin cumplir tus objetivos, la incomodidad que genera el no saber qué hacer y la procrastinación que puede generar el aburrimiento.


A mi el aburrimiento me ha aportado cosas muy buenas, por ejemplo: el año pasado después de terminar la segunda evaluación, tuve mucho tiempo libre y decidí buscar carreras que me pudieran gustar porque nunca había tenido claro que quería hacer y gracias a ello me di cuenta de que en realidad no me gustaban las carreras relacionadas con dibujo y que las carreras que me gustaban estaban más relacionadas más con biología. Tras semanas dándole vueltas y decidiendo las carreras que más me gustaban, decidí cambiarme a biología y a día de hoy se que tomé la decisión correcta y pude ver carreras que me gustan gracias a que en ese momento estaba aburrida.


Cuando tenemos tiempo libre y no sabemos que hacer es cuando más propensos somos a hacer cosas significativas y las actividades que a simple vista nos parecen desagradables nos parecen menos desagradables cuando tenemos tiempo libre porque preferimos hacerlo a no hacer nada y aburrirnos. Como cuando nos ponemos a barrer, a ordenar la habitación o a limpiar el polvo solo porque nos aburrimos, no sabemos qué hacer y preferimos hacer ese tipo de actividades antes que quedarnos sin hacer nada y comernos la cabeza.


Aburrirse es esencial para establecer metas ya que nuestro cerebro suele estar siempre ocupado por cosas que debemos hacer en nuestro día a día y pocas veces reflexionamos sobre cosas realmente importantes. El aburrimiento es una oportunidad para pensar en cosas importantes que nos oculta la rutina.


El silencio de la ciudad blanca

Mi aita, en verano siempre lee trilogías de asesinatos, misterio, thriller, y la verdad es que nunca me habían llamado la atención este tipo de libros. Sin embargo, este año, cuando estábamos fuera de vacaciones, me acabé los dos libros que me había llevado y decidí darle una oportunidad al libro que él ya había terminado “El silencio de la ciudad blanca”.


Esta es una novela policíaca, escrita por Eva García Sáenz de Urturi, que se sitúa en la capital alavesa, Vitoria-Gasteiz. En el momento en el que un asesino, que cometió varios crímenes con características muy peculiares hace algunos años, va a salir de la cárcel, se encuentra a dos víctimas asesinadas de la misma forma. Esto hace que Unai, policía y protagonista del libro, lleve este caso reabierto.


La primera vez que esto ocurrió fue impactante, dos recién nacidos, un niño y una niña, con apellidos compuestos alaveses, desnudos, apoyando la palma de la mano en la mejilla del otro y rodeados de tres eguzkilores. La escena se repitió tres veces más hasta que atraparon al asesino, niños y niñas de 5, 10 y 15 años, en cada asesinato las víctimas tenían cinco años más que las anteriores. Todo parecía haber acabado hasta que años más tarde, antes de que el supuesto asesino saliera de prisión, otra pareja de 20 años con apellidos compuestos alaveses apareció muerta.


No os cuento más, este es solo el principio de una historia con unos personajes muy detallados, con una trama que te atrapa desde el primer capítulo y te tiene en vilo hasta el último. Un libro muy recomendado tanto para aquellos que os guste este género como para los que no lo habéis leído nunca.


Primera impresión

 Cuando empezamos a tener confianza con una persona, a todos nos han dicho alguna vez o hemos escuchado la típica frase de “Cuando te conocí por primera vez no me caíste bien” o “Vaya carácter que tenías, no lo parecía”. A los pocos segundos de haber conocido a alguien, sin haber intercambiado ni siquiera una palabra, ya elaboramos una teoría sobre quién es y cuál es su personalidad.


Tenemos 15 segundos, 15 miserables segundos para dar una primera buena impresión. En ese tiempo somos juzgados y etiquetados. Es muy triste pero ¿Quién no ha juzgado a alguien por la primera impresión? Yo me atrevería a decir que nadie.


Todos damos una primera impresión y el 55% de la opinión que los demás crean de nosotros, es por la expectativa visual. Es decir, como es nuestro cuerpo, bajo, alto, pequeño, grande...Y además, que es lo que decidimos ponernos, qué tipo de indumentaria, el peinado, gafas, no gafas, maquillaje, no maquillaje... El 38% de la opinión se crea por la expresión no verbal, es decir, como caminamos, gesticulamos, la postura...El 7% restante, es la expresión verbal y de este 7% el 2% es el contenido del mensaje, lo que decimos. Lo demás es la voz, el tono y la modulación. Todo esto da información a la gente de lo que parecemos ser. 


También, cuando conocemos a alguien tendemos a buscar características físicas similares a las de una persona que ya conocemos, tenemos la tendencia a atribuirle algunas de esas características. Si la persona se parece a alguien que nos cae bien, también nos caerá bien y tendremos una actitud más abierta. Si por lo contrario se parece a alguien que nos cae mal, nos generará rechazo. Por lo que ya estamos creando una imagen errónea de la persona.


Crear una imagen de la gente nos viene de naturaleza, es como un instinto de supervivencia. Nadie se acercaría a un animal con dientes afilados pero a un animal gordito y pequeño sí. Lo mismo ocurre con las personas, la gente con facciones menos marcadas, cara más redonda nos crea una sensación de ser amigable y ternura. Por el contrario, la gente con facciones marcadas nos transmite más seriedad y nos dan más respeto. 


A pesar de que esto sea un instinto de naturaleza, tenemos que intentar que no nos influya. Intentar conocer a la gente con calma, conocerlos bien y a fondo porque como todos sabemos las primeras impresiones no siempre son correctas.


Momento pánico

Hace 6 años viví una de las experiencias más surrealistas y agobiantes de mi vida. El verano de 2015, mi padre tuvo la oportunidad de irse durante unos meses a trabajar a Estados Unidos, a la universidad de Denver (Colorado). Aprovechando que mi padre tenía un apartamento alquilado, mis padres pensaron que era una buena idea ir toda mi familia de vacaciones a conocer Denver por tres semanas y luego hacer un viaje en carretera por Colorado, Utah, Arizona y Nevada.


Uno de los destinos que decidimos visitar fue el Gran Cañón, donde hicimos una parada bastante larga con la intención de bajar hasta la zona más profunda permitida del cañón. Había varias opciones de rutas para escoger, pero nosotros cogimos la más larga aconsejados por unos amigos que decían que no era tan duro como lo pintaban y que ellos lo habían hecho con sus hijos que tenían únicamente un año menos que yo. 


La excursión tenía una duración de aproximadamente 8 horas y recomendaban empezarla muy temprano. En la zona donde se sitúa el Gran Cañón pega mucho el sol, por lo que recomendaban llevar unos 4L de agua por persona. Nosotros, que íbamos 5 personas, solo llevábamos 8L para compartir porque nos parecía que llevábamos demasiada agua, sabiendo además, que había una fuente a mitad de camino. 

Una vez que empezamos a bajar, mi madre, que tiene miedo a las alturas, decidió darse la vuelta ya que había una caída bastante alta sin ningún tipo de seguridad. Al principio, mis hermanos, mi padre y yo íbamos bien, pero cuando empezó a salir el sol fue cuando llegaron los problemas. El camino parecía interminable, no andábamos escasos de agua, pero al hacer tanto calor y al deshidratarte tan rápido, hubo un momento en el que sentías muchísimas ganas de seguir bebiendo agua, pero tu cuerpo ya no te lo permitía.

Cuando llegamos hasta el final habían pasado alrededor de 5 horas y todavía nos quedaba la subida. Estábamos tan agotados por el calor que parecía imposible que fuésemos a llegar a la hora estimada. Al final, poco a poco, el sol se fue ocultando y conseguimos hacer el trayecto entero en menos de 8 horas.

Lo gracioso de esta historia, es que después de hacer la ruta, mi padre llamó a su amigo y este le dijo que ellos no habían hecho aquel trayecto de 8 horas, sino un paseo mucho más corto que duraba únicamente 2 horas.

El Drag

 Tenía yo más o menos 13 años cuando, gracias a uno de mis hermanos mayores, se me abrieron las puertas hacia una forma de expresión artística, el Drag. Nunca me imaginé que algo que en un principio veía tan vulgar y sin sentido, se convertiría no solo en una gran inspiración, sino en algo en lo que espero poder tomar parte en el futuro.

Primero de todo, para los que no sepáis necesariamente lo que es el Drag, consiste en utilizar tanto el maquillaje como la moda para intentar transmitir un mensaje. Por aburrido que esto de primeras pueda parecer, el objetivo es exagerarlo todo. Desde unos labios y caderas enormes, hasta convertirse en un alienígena de pies a cabeza. A pesar de que antiguamente sólo lo practicaban hombres para conseguir una ilusión femenina, la sociedad ha evolucionado y con ella el Drag. Da igual tu género o sexualidad, cualquier persona puede ser una drag queen o un drag king (entre otros muchos términos que se utilizan como fashion queen o comedy queen).


Por otro lado, aunque en España las drag queens no tienen tanta visibilidad en televisión o series, en países como Inglaterra o Estados Unidos su popularidad crece a una velocidad incalculable. Esto se debe gracias a reality shows como “RuPaul 's Drag Race”, en donde dan protagonismo a este colectivo de artistas. En mi caso, fue gracias a que mi hermano estaba viendo el programa anteriormente mencionado que conocí todo este mundillo. 


En resumen, esta forma de arte ha ido creciendo en mí a lo largo de los años y es a día de hoy que lo considero como algo mágico. Te da la libertad de convertirte en un personaje creado por ti mismo y al mismo tiempo te brinda la oportunidad de expresarte como quieras. Desgraciadamente, es mucha la gente que muestra actos de odio hacia las drag queens y su colectivo, lo cual hace que su práctica sea en ocasiones peligrosa. Con un poco de suerte las mentes de estas personas acabarán por abrirse y verán lo bello y emocionante que puede llegar a ser el Drag.

“Los milagros, a Lourdes”

 Era un día caluroso en el verano de 2016, cuando mi familia y yo íbamos en coche camino a Lourdes, un pueblo al suroeste de Francia.  Todo esto se debe a que mis padres habían planeado desde hacía un tiempo hacer un viaje en coche pasando por el sur de Francia y Andorra, hasta llegar a la costa catalana. Pero ahora me voy a centrar en esa estancia que hicimos en Lourdes. 


Tan solo tardamos algo más de tres horas en llegar desde Bilbao y ese mismo día tuvimos tiempo de hacer algo de turismo por la zona céntrica del pueblo. Sin embargo, lo más interesante para mí y de lo que mayor recuerdo me quedó, ocurrió al día siguiente, cuando decidimos visitar el conocido Santuario de Lourdes.


Nada más llegar al lugar, comencé a fijarme en la arquitectura de ese conjunto de edificios que pertenecían al santuario. Visitamos cada uno de los edificios y descubrimos la historia del santuario. Curiosamente, este fue construido al lado de un lugar conocido como la gruta de las apariciones, donde se produjo una de las apariciones marianas más conocidas de la Historia, en el año 1858. Un dato que simplemente me pareció interesante y continué con la visita. 


Fue el momento en el que vi una kilométrica fila de personas esperando entrar en la gruta, cuando me dí cuenta de que no estaban allí por turismo. Al principio no lo comprendía y me resultó algo absurdo, pero más tarde al fijarme en cada una de las personas pude darme cuenta de que eran motivos serios por los que buscaban un milagro. Muchas eran personas muy mayores y otras personas que tenían una visible enfermedad. 


A medida que iba pasando el tiempo veía cada vez más personas en la gruta y recogiendo agua bendita en botellas e incluso en bidones. También veía constantemente personas paseándose por el recinto con una expresión triste en la que se reflejaba un ápice de esperanza. Bajo mi punto de vista, en muchos casos la poca esperanza que les quedaba a algunas personas, obligándoles a aferrarse al milagro, que era la última opción que tenían.


 En ese momento me invadió un fuerte sentimiento de tristeza y comencé a imaginarme en qué situación tendrían que estar esas personas como para viajar allí con la esperanza de que ocurra un milagro que pueda sanarlos (seguramente sabiendo que no ocurrirá), cuando yo tan solo había ido con el simple propósito de hacer turismo. Al final, esta experiencia me sirvió, para conocer una realidad de la que no era muy consciente pero que era el día a día en ese lugar.


El otoño.

Siempre me ha gustado el otoño. Cuando me preguntan cuál es mi estación favorita, nunca sé bien si elegir otoño o verano. Y es que, el verano está genial, vivimos relajados, sin preocupaciones y estamos todo el día en la playa, qué más se puede pedir. Pero el encanto que tiene el otoño, creo que el verano no lo tiene.

Otoño. Leo la palabra y ya se me ha venido a la cabeza un espectacular paisaje marrón, naranja y verde. Los árboles despidiéndose de las hojas hasta el año que viene, teñidos de una larga gama de colores cálidos no me puede provocar más calma. Además, en caso de poder estar dando un paseo por la naturaleza, la temperatura siempre es idónea. No hace calor, por lo que puedes disfrutar de la caminata sin agobios y sudores, y el frío hace que cuando el sol te de en la cara alcances un punto de temperatura perfecto.


Además las mañanas son increíbles. No sé por qué razón meteorológica los amaneceres son espectaculares. Sin ir más lejos la semana pasada tuvimos 3 amaneceres de película en 7 días. La sensación de salir a la calle y notar el frío en la cara, acompañado del olor a café de alguna cafetería que esté abierta a primera hora, es algo que puedo hasta sentir si cierro los ojos. Realmente se respira otro ambiente.


Puede que sea también por recuerdos que tenga de mi infancia. No me voy a olvidar nunca de estar jugando con mi amama en el parque Doña Casilda a tirarnos en los montones de hojas, o a remodelarlas y construir así nuestros propios y personalizados barcos pirata, para después hacer carreras por los riachuelos que hay en la parte de abajo del parque.
También era la época del año en el que en los días festivos, como tradición familiar, hacíamos una reunión. La reuniones solían ser en un pueblito cerca de mungia, y  mientras los adultos se ponían al día de la vuelta a la rutina, mis primos y yo jugábamos durante horas con los perros de los vecinos, dábamos paseos por los alrededores o descubríamos arboles con formas extrañas.


Así que, mientras dure, disfrutaré de esta estación como una enana. :)


Vivir con animales

Aquí estaba yo, un domingo por la mañana con mi gato ronroneando a mi costado mientras intentaba pensar en qué iba a escribir para la entrada de historia de esta semana. De esta manera, es como me he dado cuenta de que he vivido rodeada de animales mi vida entera.  

Desde que tengo uso de razón, mi casa siempre ha estado repleta de animales. Que si perros por aquí, que si ahora tenemos pájaros, que si un miércoles nos pasamos la tarde en el veterinario… 

El amor por los animales está en los genes de la familia más que en nuestro estilo de vida. Antes de nacer yo, mi madre ya había tenido en su vida perros de mil razas diferentes (siempre grandes) y mi abuela más de lo mismo. Por eso, no es de extrañar que haya crecido junto con los animales que han ido viviendo en mi casa. De hecho, durante mis 17 años de vida han pasado 5 perros, 4 gatos y 4 pájaros; que se dice pronto. Sin embargo, 2 de los 4 gatos no los vamos a contar porque yo tenía 1 año cuando tuvieron que ser sacrificados por ciertas circunstancias. 

Nuestros primeros animales los tuvimos cuando mi padre dejó nuestra casa tras separarse de mi ama. Él no era muy fan de seres vivos que no anduviesen a dos patas (sin contar las plantas) por lo que no le dejaba a mi ama tener mascotas. Por ello, en cuanto se fue adoptamos un perro y un gato. No me acuerdo de quién vino antes pero sí me acuerdo de la felicidad que me produjeron. El perro era un Golden Retriever llamado Jason y el gato un Maine Coon llamado Tommy. Eran maravillosos y con ellos estuve 7 y 5 años respectivamente. Por desgracia, murieron los 2 por diferentes problemas de salud. No obstante, esto no nos hizo dejar de tener animales. 


Después de aquello, cogimos otro gato de la misma raza llamado Aker el cual ha cumplido este año los 8. De todas formas, no era suficiente, por lo que 2 / 3 años después de tener el gato llegó a nuestra familia un Labrador negro de apenas 3 meses. Este venía con la intención de ser el único perro de la familia pero, no fue así. A día de hoy, convivimos con dos Labradores, un Husky y Aker. Es decir, tenemos la misma cantidad de animales que de personas conviviendo en el mismo piso. 


Con todo esto quiero decir que no conozco una vida sin animales en ella y que tampoco me gustaría conocerla. Adoro por encima de todo a mis (como yo les llamo) “babies” y son la cura de muchos de mis problemas. Siempre que llego a casa después de un día horrible ahí los tengo moviendo la cola y pidiendo mimos como si no les hubiese visto en años. Esa felicidad que me producen no la he conseguido en ningún otro lugar o con ninguna otra persona. Es un amor mucho más puro y real.

Un día en la nieve (Primera parte)

15 de febrero de 2017, era el cuarto y último día de nuestra excursión a la nieve. Todo había ido fenomenal; un tranquilo viaje con mis primos y una nueva experiencia, ya que era mi primera vez esquiando, sin embargo, con un final amargo que ninguno esperábamos. Aquella mañana, hacía un día espléndido. Todos nos habíamos levantado con muchas ganas de exprimir aquel último día de la escapada, así que madrugamos, cogimos el telesilla y nos dirigimos a la estación de Cauterets.


Resulta que aquel nuevo deporte, el esquí, se me había dado bastante bien y me veía preparada para subir, por primera vez, a las pistas azules. Sin darle muchas vueltas, decidimos subir mi madre, mi prima de 12 años, mis tíos y yo. Mi tío esquiaba muy bien y era el encargado de guiarnos en el camino. Sin embargo, mi tía no estaba muy segura de aquella idea porque nunca había subido a lo alto de la montaña, pero conseguimos convencerla. En cambio, una vez arriba, todo cambió. Mi tía, Olatz, empezó a marearse. Le entró ese famoso miedo a la alturas que consiguió paralizarla. Ante aquella situación mi tío decidió acompañarla a bajar, aun sabiendo que la única manera de hacerlo era andando, es decir, que tenían unas 3 horas por delante. Se quitaron los esquís, se despidieron y mi tío le explicó a mi madre el camino que debíamos seguir para poder bajar. 


Pensábamos que seríamos capaces de hacerlo las 3 juntas, sin embargo, la nieve era toda blanca, y las banderitas que nos guiaban habían empezado a coger un tono rojizo. Por ello, decidimos preguntar a unos chicos franceses cómo volver a nuestra ruta. Fue una difícil tarea, teniendo en cuenta que la que más francés sabía era yo y únicamente había cursado 2 años en el colegio. Me concentré y conseguí decir las siguientes dos palabras: “Chemin facile”, que significa camino fácil. No sé si fue debido a mi mala pronunciación o qué pero debieron entender lo contrario porque nos indicaron que debíamos tomar el camino de la izquierda, es decir, el camino más difícil. Pobre de nosotras. Agradecidas les hicimos caso y nos dirigimos hacia allí. ¿Y cómo conseguimos bajar? Eso me da para otra entrada. Lo único que os diré, es que ¡casi no llegamos a la cena!


Mi experiencia en el Eneko

Ir a comer a un restaurante puede convertirse en toda una experiencia. No solo por los platillos, que también, sino por todo lo que a estos les rodea: la decoración del propio restaurante, la vajilla, la presentación, las conversaciones con los camareros… Hace mucho tiempo que, para mí, ir a comer a un restaurante no se limita a lo meramente gastronómico. Es tal mi afán por la comida, no hay mejor placer que el de comer, que no dude ni un solo minuto en pedir por mi cumple ir a comer a uno de los restaurantes de Eneko Atxa, uno de los mejores cocineros del mundo. La experiencia fue, sin duda, una de las mejores de mi vida.

Sobre las tres del mediodía, llegamos al restaurante y nos recibieron dos chicas que nos indicaron cuál era nuestra mesa. Una vez en nuestro sitio, nos preguntaron si queríamos añadir algún platillo de temporada al menú degustación que todos los comensales tienen ya preseleccionado. Decidimos añadir unas piparras (guindillas), mejillones al sarmiento y pulpo a la brasa. Teníamos un total de trece platillos esperándonos, todos ellos espectaculares. Algunos de mis favoritos fueron las setas al ajillo, la yema de huevo sobre estofado de trigo sarraceno, los mejillones al sarmiento y la ostra con mantequilla de café.

Algo que me sorprendió mucho fue que nunca sabías qué esperar, nada era como lo imaginabas al leer la carta. Todos los platillos estaban preparados de una manera muy especial que hacía la experiencia mucho más sorprendente y divertida. Por ejemplo, creo que todos hemos tomados setas al ajillo alguna vez, pero el plato que nos trajeron solo se les parecía en el sabor. Las setas parecían fideos y el ajo se encontraba entre los ingredientes de la deliciosa salsa que las envolvía. 

En la misma línea, todos los platillos venían servidos en una vajilla espectacular y con una presentación de otro planeta. Cada plato, cazuelita, tabla… era diferente a lo que yo había visto antes y tenía ciertos elementos que recordaban al lugar de origen de los ingredientes que el plato tenía. Por poner un ejemplo, la ostra venía servida en una especie de cazuelita sobre una manto de piedras y algas y, en el momento de traerla a la mesa, vertían sobre él un preparado de nitrógeno líquido con aroma a mar.

En definitiva, la experiencia fue inolvidable, todos los detalles estaban cuidados al milímetro. Salí maravillado del restaurante y con ganas de seguir probando nuevas experiencias. Creo que la calidad-precio es inmejorable y no tengo ninguna duda de que volvería. Si os gusta la gastronomía, os recomiendo enormemente que le déis una oportunidad a este sitio. Espero poder seguir probando restaurantes de esta categoría y disfrutando de lo que en ellos se vive. 


https://eneko.restaurant/comer/

 

Todos pagamos por pecadores.

 Cada vez el ser humano es mas cruel y no tiene piedad en hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieren, sin importar si muere un inocen...