Etiquetas

domingo, 24 de octubre de 2021

Vivir con animales

Aquí estaba yo, un domingo por la mañana con mi gato ronroneando a mi costado mientras intentaba pensar en qué iba a escribir para la entrada de historia de esta semana. De esta manera, es como me he dado cuenta de que he vivido rodeada de animales mi vida entera.  

Desde que tengo uso de razón, mi casa siempre ha estado repleta de animales. Que si perros por aquí, que si ahora tenemos pájaros, que si un miércoles nos pasamos la tarde en el veterinario… 

El amor por los animales está en los genes de la familia más que en nuestro estilo de vida. Antes de nacer yo, mi madre ya había tenido en su vida perros de mil razas diferentes (siempre grandes) y mi abuela más de lo mismo. Por eso, no es de extrañar que haya crecido junto con los animales que han ido viviendo en mi casa. De hecho, durante mis 17 años de vida han pasado 5 perros, 4 gatos y 4 pájaros; que se dice pronto. Sin embargo, 2 de los 4 gatos no los vamos a contar porque yo tenía 1 año cuando tuvieron que ser sacrificados por ciertas circunstancias. 

Nuestros primeros animales los tuvimos cuando mi padre dejó nuestra casa tras separarse de mi ama. Él no era muy fan de seres vivos que no anduviesen a dos patas (sin contar las plantas) por lo que no le dejaba a mi ama tener mascotas. Por ello, en cuanto se fue adoptamos un perro y un gato. No me acuerdo de quién vino antes pero sí me acuerdo de la felicidad que me produjeron. El perro era un Golden Retriever llamado Jason y el gato un Maine Coon llamado Tommy. Eran maravillosos y con ellos estuve 7 y 5 años respectivamente. Por desgracia, murieron los 2 por diferentes problemas de salud. No obstante, esto no nos hizo dejar de tener animales. 


Después de aquello, cogimos otro gato de la misma raza llamado Aker el cual ha cumplido este año los 8. De todas formas, no era suficiente, por lo que 2 / 3 años después de tener el gato llegó a nuestra familia un Labrador negro de apenas 3 meses. Este venía con la intención de ser el único perro de la familia pero, no fue así. A día de hoy, convivimos con dos Labradores, un Husky y Aker. Es decir, tenemos la misma cantidad de animales que de personas conviviendo en el mismo piso. 


Con todo esto quiero decir que no conozco una vida sin animales en ella y que tampoco me gustaría conocerla. Adoro por encima de todo a mis (como yo les llamo) “babies” y son la cura de muchos de mis problemas. Siempre que llego a casa después de un día horrible ahí los tengo moviendo la cola y pidiendo mimos como si no les hubiese visto en años. Esa felicidad que me producen no la he conseguido en ningún otro lugar o con ninguna otra persona. Es un amor mucho más puro y real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos pagamos por pecadores.

 Cada vez el ser humano es mas cruel y no tiene piedad en hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieren, sin importar si muere un inocen...