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miércoles, 24 de abril de 2024

Todos pagamos por pecadores.

 Cada vez el ser humano es mas cruel y no tiene piedad en hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieren, sin importar si muere un inocente o un culpable. Esta mujer, la de la fotografia, es muy consciente de esta crueldad. Su hijo, Hakim de 4 años e inocente, ha sido asesinando por esta maldad hacia un grupo. 

Este niño estaba jugando con sus amigos, quienes habían conseguido sobrevivir a los ataques anteriores, como el. Y mientras disfrutaban de un partido de futbol con una pelota, que habían fabricado con restos encontrados en la calle, una sirena comenzó a sonar una alarma. Los niños completamente asustados ante eso salieron corriendo en dirección a donde se encontraban sus familiares, mas bien dicho a donde los pocos que seguían vivos. Hakim, en una carrera contra las bombas israelíes corrió con todas sus fuerzas para poder conseguir llegar a donde sus madre, pero estas se le adelantaron y estas terminaron con su temprana vida. 

Su madre, Fatimí quiso salir de donde estaba resguardada a por el cuerpo de su hijo, pero no pudo ya que fue agarrada por los sobrevivientes con los que estaba. Fatimí llorando como nunca lo había hecho, salió corriendo nada mas la caída de la ultima bomba. Llego a donde el cuerpo de su pequeño hijo y lo agarro con todas sus fuerzas y no dejaba que nadie le tocara a ella ni a su hijo, quien para ella seguía vivo e intentaba reanimarle de todas las maneras posibles.

Mientras Fatimí lloraba la muerte de Hakim, un grupo de personas con cascos azules se llevaron a su hijo y a ella, a quien tuvieron que arrebatarle el cuerpo de sus manos. Los trasladaron a los dos a un lugar seguro donde había mucha prensa, entre los que me encontraba yo. Cuando entro ella por la puerta gritando y llorando por la muerte de su de esa manera, yo me quede completamente paralizada. No sabia que hacer y lo único que se me ocurrió fue fotografiarla a ella mientras le daba su ultimo abrazo a su pequeño hijo y desgraciadamente difunto. De ahí esta fotografía tan distinta el resto y que representa con gran claridad la crueldad del ser humano y donde se el dolor de una madre ante la muerte de su hijo a manos de un país que odia a su pueblo, y el cual no tiene piedad de matar a cualquiera que se encuentre desafortunadamente en el lugar que atacan, como el el caso del pequeño Hakim de 4 años. 

La crueldad del ser humano

 Una familia en Gaza qué está pasando mucho hambre se encuentra tratando de conseguir parte del escaso alimento que hay en el país hasta que de pronto una inquietante alarma que alerta sobre un posible bombardeo en la zona empieza a sonar. La familia se apresura para llegar a un edificio y así asegurar sus posibilidades de sobrevivir. Posteriormente, una de las bombas aterriza en el edificio causando que los cimientos de este se derrumben. La familia trata de evacuar el edificio lo antes posible, pero trágicamente una avalancha de escombros cae sobre el hijo. Tiempo después de que la familia pudiese escapar con vida, estos vuelven junto a un equipo de rescate. Detrás de la nube de polvo, la familia observa como uno de los del equipo de rescate trae el cuerpo sin vida del chaval envuelto con una humilde tela. La familia siente una enorme tristeza que la mayoría de las personas del país está presenciando.


Este tipo de actos inhumanos suceden a diario en todo el mundo. Actos tan crueles que ni me quiero imaginar de qué otras cosas seríamos capaces de hacer.


Fotografía

 Nos encontramos en un edificio, en Gaza, una madre y un hijo están disfrutando de una comida tranquila después del colegio.

Charlan afablemente sobre el futuro, en el caso del niño, quiere ser astronauta. En cuanto a la madre, está orgullosa de los logros de su hijo, el cual ha sido el mejor de la clase en su último examen.

Sin embargo, todo cambia rápidamente, suena la alarma, ensordecedoramente. La madre y el niño saben lo que deben hacer, corren rápidamente hacia la salida de su hogar. Bajan las escaleras a trompicones, sin embargo, en medio de esta lucha por la vida, impactará una bomba en el edificio.

Fatídicamente, el niño recibirá las consecuencias de este impacto, las cuales serán visibles en quemaduras de 4º grado.

La madre, en una muestra de heroísmo y valentía, continuará el camino hasta el refugio con su hijo moribundo en brazos.

Finalmente, llegarán al refugio, pero no habrá sido a tiempo, el niño yace muerto. 

Esta es, no sólo una representación de las numerosas pérdidas causadas por este conflicto, sino que también de la pérdida del ser humano de su propia humanidad. Un ser humano que ha quedado demostrado que es capaz tanto de lo mejor, como de los actos más crueles.

domingo, 21 de abril de 2024

La sociedad de hoy en día

La sociedad de hoy en día, es una sociedad muy complicada para todo el mundo, las cosas han cambiado mucho ya sea a bien o a mal. 

Por un lado, somos una sociedad que no es nada conformista, que tenemos mal vistas muchas cosas normales, pero que a la vez hemos dejado atrás muchas otras muy importantes. Hoy en día hay muchos estándares de belleza, los cuales a mi parecer deberían desaparecer. Siempre se ha dicho que todo el mundo es perfecto como es pero, teniendo en cuenta lo que se ve en el día a día, no es así. Aparentemente si no cumples estos estándares estás mal visto o no encajas en la sociedad. 


Por otro lado, con la llegada de la tecnología hemos ido dejando atrás las costumbres de antes. Cuando la gente salía a la calle o quedaba con los amigos estaban, por ejemplo, jugando a la pelota. En cambio, hoy en día allá a donde vamos encontramos a adolescentes con el móvil en todas las esquinas. En vez de disfrutar del momento o de las vistas, estamos centrados en lo que pasa a través de la pantalla. Y sí, me incluyo porque muchas veces soy la primera que lo hace ya sea consciente o inconscientemente. 


Por último, las relaciones de hoy en día no tienen nada que ver con las de antes. Hoy en día, llamamos amigo a cualquier persona con la que hayamos mantenido el mínimo contacto o aún peor, ninguno. Tenemos muy normalizado tener como amigo a alguien que sólo conoces a través de internet. Que no digo que esto esté mal, quien sabe igual conoce al mejor amigo de su vida a través de internet, pero a mi parecer no suele ser lo más común. 


En mi opinión, deberíamos de mejorar como sociedad, quitando los estándares, y aceptando a todo el mundo tal y como es. A su vez, dejando que la gente se relacione con quien quiera y con quien le haga feliz. Esta vida está para disfrutarla y aprovechar cada minuto, no para desperdiciarla e ir con miedo o pensando en el qué dirán.

Mis viajes

 Durante mi vida en mi familia siempre hemos intentado viajar una vez en verano porque a mis padres les gusta mucho. De hecho ellos han estado en muchísimos países distintos, aunque yo la mayoría de viajes que he hecho han sido a ciudades de España o Portugal. Hemos hecho unos cuantos viajes y la mayoría me han sido muy buenos.

Sin duda el mejor para mi ha sido el viaje a Sevilla para ver la final de Copa, ya que ha sido una experiencia increíble y no sé cuándo se podrá repetir. A parte de este el que más me gustó fue el viaje que hicimos a Lisboa ya que me pareció una ciudad preciosa y muy diferente a Bilbao. Había muchas calles para arriba y para abajo, que era un poco agotador, pero a la vez tenía su encanto.


Es cierto que también he estado en lugares que no me han gustado tanto. Uno de ellos diría que fue Almería. Ya no me acuerdo casi nada del lugar pero tengo el recuerdo de que no lo disfruté. La ciudad no estaba mal, simplemente creo que no tenía ganas de estar allí y por eso no tengo un muy buen recuerdo de aquellos días.


Sin embargo, esto no hace que la mayoría de viajes que hacemos en familia me parezcan malos. Todo lo contrario, tengo buenos recuerdos en la mayoría de ellos. Por eso, al contrario que algunos, yo no creo que viajar esté sobrevalorado. Me parece una experiencia muy bonita de la que se puede aprender mucho sobre otras culturas y disfrutar de unas vacaciones. Además no es necesario gastar mucho dinero en hacer viajes porque hoy en día puedes encontrar vuelos y alojamiento por un precio bastante razonable.

 

Mallorca

 A lo largo de mi vida he viajado, tampoco demasiado, pero viajar he viajado. Ir a lugares y países nuevos siempre me ha gustado y dado curiosidad. 

Solo he salido de la peninsula y las islas baleares y canarias una vez, sin embargo, eso no significa que no haya descubierto y visto mucho mundo. España es uno de los países más pluriculturales y variopintos del mundo. Mis viajes favoritos dentro de España son sin duda los que hacía a Mallorca cuando era prqueño. 

Mi tío tenía una casa con una pequeña playa y jardín alquilada en Mallorca y todos los veranos cogía un avión para disfrutar del buen tiempo y el exotismo de las islas baleares. Recuerdo con mucho cariño los momentos que pasaba allí buceando y navegando en piragua. 

El jardín de la casa también era muy exotico y tenía una higuera, pero no una higuera normal. Esa era una higuera de higos chumbos, higos con afiladas e invisibles espinas como si fuese un cactus. Una vez fui a coger un higo pensando que no pasaba nada, nada más acercar la mano, sentí un dolor indescriptible. Estuvimos un buen rato para quitar las espinas clavadas de mi mano.

Siempre recordaré esa casa con mucho sentimiento, otra peculiaridad era que en la casa vivían un gato y un perro. Estos se llevaban genian y pareciera que fueran hermanos. El perro era bastante independiente, tanto que no me acuerdo verlo con correa.

Después de unos años, los dueños decidieron vender la casa y dejar de alquilarnosla. Y a pesar de no poder volver, los recuerdos y experiencias que viví siempre se quedarán en mi memoria.

La verdad es que no me puedo quejar

 Desde pequeña mis padres siempre me han llevado a distintos sitios. Mis padres aman viajar y es algo que nos lo han transferido a mi hermana y a mi desde enanas. Y se lo agradezco un montón. Mi primer viaje fue a las pocas semanas de nacer. Nací el 11 de junio y como mis aitites estaban en Peñíscola junto con mi hermana, decidieron darles una sorpresa y me llevaron allí a que mi hermana y mis abuelos me conocieran por primera vez. Pero la verdad es que yo me acuerdo de ese viaje. 


A partir de ahí los siguientes viajes siempre han sido por España. Pero cuando cumplí los siete años y  mis padres hicieron 15 años de casados, decidieron que era un buen momento para hacer un viaje a lo grande. Y celebramos su aniversario yendo a Orlando a los parques de atracciones de Universal, Disney y otros más, aunque no me acuerdo de los nombres. La verdad es que yo no era, y sigo sin ser, una persona que ame las atracciones. Pero el poder “conocer a tu personajes de Disney favoritos es lo que mas me gusto y disfrute de todo el viaje. 


Después de ese viaje el resto de mis viajes han empezado a ser una mezcla entre España y Europa. Hasta este verano en el que mis padres han apostado por conocer un continente nuevo, África. Este verano hemos estado en Egipto, y aunque ya de por si iba con las expectativas muy altas por los monumentos del antiguo egipcio, cuando llegué allí y empezaron a pasar los días mis ojos no daban a basto para ver y apreciar todo. Y es que me he enamorado de Egipto, no solo de los monumentos, como: las pirámides, la esfinge, los templos, etc.; sino que de la ciudad. Y es que pasamos 3 noches en El Cairo, y he de deciros que la ciudad es un desastre, pero me gusto ese desastre. La verdad es que estoy deseando poder volver algún día y si puede ser con mis hijas o hijos todavía mejor. 


Después de este verano ya no sabría decidir cual me gustaría que fuese mi siguiente destino, ya que con el viaje a Egipto he cumplido uno de mis sueños. Pero lo que sí sé es que me gustaría que fuese algún país ansiático. Y es que es un continente que simplemente por todas las diferentes religiones que hay en él, me encantaría visitar. Y no solo por ello, sino que también por la cultura, ya que se me hace tan desconocida que hasta me llama la atención.


Problemas en las relaciones

 Durante toda la historia, ha sido muy habitual que en muchas parejas y amistades, existan casos en los cuales uno de los integrantes intenta imponerse sobre la otra o las otras personas. En muchos casos, el control es el problema principal, uno de los individuos pretende saber constantemente que está haciendo, dónde está y con quién está la otra persona.

 

Estos comportamientos suceden en muchas ocasiones y, cuando son en un grado menor, pueden confundirse con la preocupación. No obstante, estos dos aspectos no tienen nada que ver, ya que no es lo mismo que una persona se preocupe por otra, a que se preocupe con quien pueda estar por si­ está haciendo algo que le pueda molestar.

 

Cada vez es más común normalizar estas actitudes, pero para nada debe ser así­. Aunque no queden muestras físicas ni visibles, siguen siendo abusos. Igualmente, puede hacerse mucho daño psicológico a una persona y sigue siendo la misma agresión y con la misma gravedad que una física.

 

En mi opinión, se debería educar a los jóvenes y enseñar que esas actitudes que tanto se están normalizando no son normales. Esta enseñanza podría prevenir en un futuro  faltas muy graves.

Por el mundo

 Durante mi vida he tenido viajes tanto agradables como desastrosos, pero sin duda alguna el que mejor recuerdo es el viaje que hice el año pasado a California con mi familia de acogida. A pesar de que este viaje ha sido bastante reciente, lo recuerdo con mucha nostalgia. Fueron 8 días en los que hicimos planes variados en cada uno como por ejemplo visitar un museo de ciencia, andar por el paseo de un bosque, conocer San Francisco entre otros planes interesantes.


Aunque el viaje a California fuese mi favorito, New York City fue el que más me impresionó por sus avanzadas infraestructuras y edificios. Sin duda alguna, la experiencia de contemplar las vistas nocturnas de la ciudad en la cima del Empire State te deja de piedra. Sin duda alguna este viaje me gustaría repetirlo en unos años para notar esa sensación igual de novedosa otra vez.


Tristemente hay viajes que no son para nada agradables, en mi caso fue el viaje a Pensilvania. Este viaje no me lo pasé tan bien ya que para mi gusto la ciudad se veía demasiado gris, monótona y triste, además, el hotel donde dormíamos era de muy baja calidad y para nada cómodo. Los planes que hicimos no estuvieron tan mal pero comparado a otros viajes este no ha sido muy bueno.


Viajar es de lo mejor para muchas personas y para otras puede ser una actividad más del montón. En mi opinión viajar depende mucho de la época del año en la que lo haces y a qué lugar y actividades vas.


Tengo varios países pensados para visitar, entre ellos están Noruega, Chile y Nueva Zelanda. Noruega me gustaría visitarlo por el diferente clima que tienen y para conocer más a fondo el estilo de vida que se tiene allí. Chile y Nueva Zelanda me gustaría ir para conocer los demás continentes que nunca he visitado y he elegido estos países en concreto porque tengo conocidos de estas nacionalidades y me gustaría conocer sus países.


Experiencias que llenan

Hace una semana me fui de convivencia. Tenía mucho miedo porque no conocía ni a los niños ni a los monitores con los que iba. Me tranquilizaba ir con un amigo, era lo único positivo que veía, pero decidí ser positiva y que las cosas negativas no pudieran conmigo.

Al llegar vi que era una clase muy maja, pero no sabía si nos iban a incluir en su grupo. Además de los dos monitores con los que fuimos una de ellas era su monitora en el Movimiento Calasanz, es decir, la conocían. Sentía que esto podía dejarnos a los otros monitores de lado, pero no fue así.


Al llegar a Lekun Etxea estaban todos revolucionados y decidimos darles tiempo libre para que se cansaran algo. En ese momento me quedé hablando con unas chicas y me incluyeron muy rápido, era una más. Yo era la más mayor (no había ningún otro monitor en ese momento), e irónicamente era la que más el tonto hacía y más “infantil” era. Creo que por eso mismo congenié en un periodo de tiempo tan breve. 


Después de ese momento las convivencias se me pasaron volando. Las comidas eran muy guay porque los monitores, Barandi y Membi, fueron majísimos y nos hicieron ver que éramos como ellos y no menos. Los tiempos libres podía estar tanto con las chicas hablando o jugando al baloncesto como con los chicos jugando a fútbol.


A día de hoy me alegro de haberme apuntado a pesar de tener los exámenes pronto e ir apurada. Fue una experiencia muy satisfactoria y que me llenó muchísimo. Aunque les sacara 5 años estaba integrada en su grupo.


Por todo esto, si tenéis la oportunidad de hacer algo parecido a esto u os ofrecen ir de convivencias no dudéis, y apuntaros porque va a ser una vivencia única y que os va a marcar mucho.


Viajar

A lo largo de mi vida he realizado cantidad de viajes que me han aportado gran variedad de experiencias, tanto positivas como negativas. Sin embargo, de dichas vivencias siempre he sabido sacar un aprendizaje.


Respecto a la duda de cuál ha sido mi viaje preferido, se me ha planteado un reto considerable. No obstante, finalmente me he decantado por uno de mis viajes más recientes, Roma.

Siempre soñé con ir a esta preciosa ciudad donde se forjó un Imperio tan impresionante como el gran Imperio Romano, el cual constituye parte de nuestros orígenes.

Es Roma una ciudad que ansiaba, ansío y ansiaré visitar, esto debido a, como ya he comentado, su extremadamente rica cultura e historia, la cual me apasiona a tales niveles que llegan a rozar la obsesión.

Hasta cierto punto, el hecho de haber visitado lugares históricos uno a uno me habría satisfecho considerablemente, pero, al haber ido con mi familia, se me han otorgado muchos otros recuerdos. Recuerdos que siempre llevaré conmigo, algunos simples, como comer en un restaurante típico italiano hablando sobre temas banales, pero no por ello, menos especiales.


Son, a mi parecer, el conocer tanto los paisajes, como las gentes y la forma en las que estas viven en cualquier lugar del mundo, lo que nos enriquece notoriamente. 

Viajar, claro que sí

         Siempre me ha gustado viajar. Probablemente porque a mi madre y a mi padre les guste también y me lo hayan inculcado desde pequeño, y porque siento como me purifica por dentro. Sinceramente, cambiar de sitio de vez en cuando está muy bien, como ese verano de 2019 donde fuimos a las ciudades más importantes de Japón, un país bastante diferente al nuestro.

Primero fuimos a Tokyo, la capital, a andar prácticamente 35.000 pasos al día durante una semana para ver sólo las cosas más importantes de la ciudad, que como podéis comprobar era inmensa. Lo que más me llamaba la atención eran las personas que allí vivían. Eran muy diferentes a nosotros. Todo estaba muy limpio siempre, apenas había ruidos de personas al hablar por la calle, las colas se respetaban y parecía que todo funcionaba a la perfección siempre, entre otras cosas. No estoy diciendo que sea mejor, solo diferente.


Sin embargo, yo no sé si podría acostumbrarme a vivir ahí. Aparte de que la comida es totalmente diferente ya que se basan principalmente de arroz y sopas y es imposible encontrar un dulce que esté bueno, allí es casi imposible comunicarse con la gente por la calle o incluso de fiesta, principalmente porque si les empiezas a hablar se considera una falta de respeto. Por eso en Japón es común encontrarse a personas con muy pocas habilidades sociales, ya que iniciar una conversación puede considerarse un insulto.


Por esto mismo me gusta viajar, porque si no lo hubiese visto con mis propios ojos no lo podría afirmar. Si bien hay sitios a los que no me gustaría ir actualmente, siento mucha necesidad de visitar cada rincón del mundo y así poder ver todo con mis propios ojos en vez de a través de una pantalla o de una persona hablando en YouTube. Así algún día podré decir que me he pasado La Tierra.


Un viaje inolvidable

Hablando de viajar, siento que no he estado en muchos lugares. El lugar en el que más he estado es China. Se puede decir que este es el mejor viaje que recuerdo, y también se puede decir que es el peor viaje.

Cada vez que voy a China, siempre estoy emocionado porque puedo volver a ver a mis buenos amigos y comer mucha comida deliciosa que no puedo comer en España.Sin embargo, solo puedo regresar a China durante las vacaciones de verano de cada año. Este es también el momento en que la temperatura es más alta. Las personas como yo que tienen miedo al calor realmente no pueden soportarlo. Lo más común que digo todos los días es "Me muero de calor". Las temperaturas de verano en China son tan altas que el helado se puede derretir en un segundo.Así que realmente no quiero volver a China en verano.

Mi peor recuerdo es el campamento de verano. Mi querida madre me inscribió en un campamento de verano cada vez que regrese a China. La mayoría de la gente puede pensar que el campamento de verano es un lugar donde los profesores nos llevan a jugar y disfrutar. Yo también lo pienso así.Pero la realidad siempre es diferente a la imaginación. Los campamentos de verano en China no se tratan de jugar y disfrutar, sino de aprender, aprender y aprender.¡Ay, Dios mío, Dios mío, por favor ayúdame! Por fin tengo dos meses de vacaciones para descansar bien. ¿Por qué sigo estudiando? Mamá, te odio, ¡me mentiste!

Gracias a mi madre por organizar este viaje, se convirtió en un viaje inolvidable para mí. Nunca volveré a confiar en mi madre.




El viaje

Imagínate no volver 5 años a tu país, pues esta es mi situación. 

Ya han pasado 5 años que no vuelvo a China, desde el verano antes de la pandemia. Mis memorias se están deteriorando con el paso del tiempo, las imágenes del colegio donde aprendí, de los amigos conocidos allí y del lugar donde vivía. 

Vivía en una casa rodeada de montes y de naturaleza, bajando las escaleras y atravesando callejones, se conseguía salir a la calle principal. A diferencia de las modernas ciudades como Pekín o Shanghai, era bastante normal, calles repletas de tiendas o comedores, habitantes caminando y charlando por allí, pocos coches pasando por las carreteras…. Había un ambiente muy nostálgico en esa pequeña ciudad. 

Recuerdo especialmente los paseos después de cenar, al atardecer, a lo largo del río, donde se podía ver a gente nadando en el agua, personas ejercitándose, niños tirando piedras y divirtiéndose. 

Recuerdo particularmente los platos que hacía mi abuela, en una cocina pequeña pero agradable, comida llena de un sabor familiar y de amor que se esparce por la boca con cada bocado. 

Echo de menos todo esto y ,desgraciadamente, ya no estará la casa donde vivía y donde compartí momentos inolvidables, ya que hace unos años fue remodelado el edificio. De todos modos, estas memorias siempre seguirán en mi. 

Por todo esto, estoy emocionado por el viaje de regreso que tendré este verano. Estoy seguro de que este viaje será una experiencia inolvidable, llena de reencuentros, nostalgia y nuevos recuerdos que crearé. Estoy segurísimo.

Premio Nobel


Premio Nobel

Estoy segura de que todos hemos oído hablar de los famosos premios Nobel. Premios que, con palabras del propio creador, solo conseguirán “quienes durante el año precedente, hayan conferido el mayor beneficio a la humanidad”. ¿Pero quién fue el creador? y ¿Por qué los creó?


El fundador fue Alfred Nobel, del que los premios posteriormente tomarían su nombre. Alfred nació en 1833, en Estocolmo, Suecia. Era un niño muy inteligente y destacaba, sobre todo, en química y en los idiomas. Sin embargo, no fue hasta 1866, cuando inventó la dinamita, que su vida dio un giro de ciento ochenta grados. La dinamita marcó un antes y un después en los explosivos, y sus usos fueron muy variados. Por una parte, se usó para la minería y la construcción. Pero, desgraciadamente, por la otra para las guerras.


Como cabe esperar, Nobel acumuló grandes riquezas gracias a su invento, pues permitía hacer explosiones de manera más controlada que otros explosivos. No obstante, y a pesar de que se considerase a sí mismo un pacifista, la realidad era que su invento había traído consigo la muerte de muchísimas personas. 


La continuación de la historia no se sabe con certeza, pero se cree que Nobel, viendo el daño que había causado indirectamente, decidió guardar gran parte de su fortuna para premiar a aquellos que mejoraran la humanidad, para de esta manera "compensar" el daño. De todas formas, como ya he dicho, no se sabe con exactitud si ese fue el motivo real de la creación de dichos premios, pues Nobel nunca renunció al negocio de la dinamita. 


Lo que está claro, es que el legado de sus premios es de una gran importancia para la ciencia, y por tanto, para la historia. De hecho, su apellido es ahora el equivalente a los mayores logros en la física, la química, la literatura, la paz y la medicina.


Vamos a viajar


Vamos a viajar

 ¿Qué viaje me ha creado los recuerdos más bonitos?  Una pregunta muy difícil de responder. Y es que,  ¿cómo se puede elegir un único destino, cuando cada uno tiene su propia historia y cultura que enseñarnos? 

Está claro que las experiencias y formas de vida son diferentes de un lugar a otro, y que estas pueden encajar más o menos con las tuyas o con las de tu país. Aún así (y aunque para mí todas hayan sido muy especiales), hay un sitio que siempre lo recordaré como el mejor, Alemania. 


Puede ser que la fecha en la que fuimos influyera también en el bonito recuerdo, pues fuimos en el momentos más mágico y especial del año, en Navidad. Los mercadillos navideños, las decoraciones y los villancicos estaban por todas partes, creando un entorno familiar y agradable por las calles.


Además, lo que también hizo este viaje tan inolvidable, fue la familia que teníamos allí. En ese momento, parte de mi familia lejana estaba viviendo en Munich, y durante el viaje, una parte estuvimos con ellos. La verdad es que conocer a familiares tuyos de otros países, es toda una experiencia que no puedo esperar a repetir. 


Alemania me dio la oportunidad de conocer la Navidad y las tradiciones de otro país, pero también de conocer más sobre mi familia. En definitiva, de este viaje tan solo me puedo llevar recuerdos agradables y felices, que me motivan a querer explorar más el mundo y crear nuevas experencias.


El mejor viaje de mi vida

Desde muy pequeña siempre había querido ir a Londres y finalmente cuando tenía 12 años se cumplió mi sueño.

Era un viernes de mayo por la mañana en la que obviamente había clase y mis aitas nos dijeron a mi hermano y a mi que ese día tocaba ir a clase con ropa de calle, cuando aquello llevábamos uniforme. Como no, nos sorprendimos ya que no nos habían avisado antes, pero seguimos como si nada. De repente fui a la habitación de mis aitas y encontré un sobre en el que ponía “Libras” y como me mataba la curiosidad les pregunte a ver para qué era eso y, como una pobre ilusa que era, me creí la mentira que me dijeron.


Más tarde, llegó la hora de marchar al cole. Solíamos bajar en coche, y mis aitas bajaron unas maletas. Obviamente volvimos a preguntar a dónde íbamos con las maletas y nos dijeron que íbamos a ir a pasar el fin de semana a castro. Cuando nos montamos en el coche mi padre cogió un camino que no era el usual, entonces yo no paraba de decirle que se había equivocado y me puse muy nerviosa porque íbamos a llegar tarde a clase. Mientras tanto mi hermano insistía en que nos enseñaran la circular, inexistente claramente, que les habían mandado a nuestros aitas para confirmar que teníamos que ir con ropa de calle.


Finalmente me di cuenta de que estábamos yendo al aeropuerto y cuando llegamos todavía seguía un poco perdida. Estando en el parking vimos la pantalla de vuelos y mi ama nos dijo: “Bueno, ya que estamos aquí ¿a dónde queréis ir?”. Yo leí en la pantalla Londres y sin pensármelo dos veces lo dije, mi madre evidentemente accedió. No me lo podía creer, ¡finalmente se iba a cumplir uno de mis sueños! 


Pasamos cuatro días en la ciudad en la cual visitamos los monumentos más famosos y disfruté esos días con mi familia al máximo. Además, pude demostrar mis dotes en el idioma pidiendo la comida varios días, no os podéis imaginar la ilusión que me hacía. La cuidad me encantó y espero poder volver pronto.


Debido a esto, siempre recordaré el famoso viaje a Londres de una manera tan especial y como uno de los mejores que he hecho a lo largo de mi vida.


Mis viajes

No he viajado mucho fuera de España, la verdad, pero creo que si tuviese que elegir un viaje y llamarlo como mi favorito no podría elegir, hay dos viajes que me llevo por siempre en el recuerdo. Ambos son muy distintos entre sí, pero cada uno tiene algo que hizo que me encantase.

El primero es mi viaje a Portugal. Mi familia siempre reserva una semana de agosto para hacer un viaje los 4 juntos. El año pasado elegimos ir a Portugal, país en el que no habíamos estado nunca. Ese viaje lo recuerdo con mucha felicidad porque nos lo pasamos en grande los 4 juntos. Alquilamos un apartamento en un pueblo llamado "São Martinho do Porto", a lo largo de la semana fuimos visitando los pueblos de alrededor y las ciudades más grandes, Oporto y Lisboa. Sin duda, es un viaje que disfruté muchísimo y pude compartir momentos increíbles con mi familia.

El segundo es el campamento de mi grupo scout en verano de 2022. Ese campamento nos íbamos a recorrer los Pirineos durante 12 días con una mochila llena de comida, ropa y utensilios. Andábamos durante las mañanas, y a veces incluso por las tardes. A lo largo de las etapas, nos dedicábamos a hablar, cantar, jugar, cualquier cosa que nos hiciese más amena la etapa. Guardo muy buenos momento de ese campamento porque conocí mucho mejor a mis compañeros de grupo.

El lugar que más me impresionó fue Ámsterdam. Nada más acabar los exámenes de la segunda evaluación me fui directa a Holanda. No había tenido tiempo de mirar e investigar nada sobre la ciudad porque estaba estudiando, es por ello que, nada más llegar aluciné con la ciudad. Me sorprendió mucho, ya que no tenía ninguna expectativa y no estaba acostumbrada a ver ciudades de ese estilo.

No podría decir un lugar al que no volvería porque de todos tengo buen recuerdo y ahora no se me viene a la mente ninguno del que tenga mal recuerdo.

Siempre he sentido curiosidad por las ciudades europeas, me llaman mucho la atención, y por supuesto, están en mi lista de mis próximos viajes, Alemania, Italia y Suecia. Son países que me atraen mucho y de los que creo me llevaría una gran sorpresa al visitarlos.

sábado, 20 de abril de 2024

Viajar


Siempre que me preguntan cuál es el mejor viaje que he hecho ni me lo cuestiono. Podrí­a ser París, Copenhague, Hamburgo, Amsterdam, o muchas ciudades más que he visitado; pero sin duda me quedo con mi viaje a Ibiza y Formentera. Mi familia junto con otras dos, alquilamos dos barcos, un catamarán y un velero, y nos fuimos de ruta por las islas. Lo que más me gustó del viaje fue la organización de los días. Al despertar, nos dábamos un baño para refrescarnos antes de desayunar y partir a una nueva playa, donde fondeábamos hasta el día siguiente. Normalmente, comíamos en el barco ya que la tripulación nos la preparaba. Ellos eran una feliz pareja de Bermeo, el marido era el capitán y la mujer la encargada del cuidado del barco. Pasábamos la tarde en la cala y cenábamos en tierra. Los pueblos eran preciosos y la tranquilidad que transmitían hacían que no quisiéramos irnos. En vez de dormir en los camarotes, los niños dormíamos en la red del catamarán, lo cual era una sensación de libertad inexplicable. Así fue nuestro día a día aquel verano, nos gustó tanto que estamos planeando otro viaje pero esta vez a Croacia con la misma tripulación, la pareja de Bermeo.


Por el contrario, nunca se que responder cuando me preguntan cuál es el peor viaje que he hecho, pero si en el que más sufrí, que fue un viaje a los picos de Europa. En vez de bajar y subir un monte el mismo día, lo que hacíamos era pasar la noche en la cima. Si ya era duro subir hasta picos tan altos, lo era aún más pasar la noche ahí, con frío y dolor. Por si fuera poco, no estábamos solos en la habitación, la compartimos con completos desconocidos, cada uno con su horario y lo que es peor su forma de dormir, ya que muchos tendían a roncar.


A pesar de haber viajado mucho por Europa, nunca he salido del continente, es por eso que me encantaría visitar cualquier otro. Ahora mismo, la zona que más ganas tengo de ver, es el norte de África, Marruecos, Túnez, Egipto.. y espero hacerlo pronto.


¡Como quema!

Yo no soy una persona a la que le apasiona viajar. Pocas veces me intereso por el turismo y poco me importan los eventos culturales y los sitios emblemáticos de los lugares a los que voy. De hecho, disfruto mucho más unas vacaciones tranquilas que esas vacaciones de “aprovechar el d­ía” que tanto odio. Dicho esto, tampoco me malinterpretéis. Obviamente me gusta la idea de irme de vacaciones con mi familia o amigos, lo que ocurre es que disfruto mucho más vivir momentos los cuales voy a recordar toda mi vida, que caminar durante todo el día para ver tres iglesias y la estatua de un señor de hace 500 años que no conozco.


De esta forma, puedo decir que el viaje que más he disfrutado en toda mi vida es el viaje a Santorini que hice unos 6 años atrás con mi familia. Como podéis intuir poca cosa vimos y visitamos en ese viaje. Sin embargo, conservo miles de anécdotas que nunca voy a olvidar. Recuerdo momentos, olores, pensamientos y hasta comentarios desafortunados de mi abuela que es mejor que no los cuente. Uno de los momentos que con más cariño guardo en mi memoria fue la subida al volcán de Santorini con toda mi familia.  


Así a primeras puede no parecer gran cosa, un paseo por un monte que explotó hace miles de años no es para tanto. Sin embargo, todo cambió en el momento en el que mi tía tuvo la gran idea de que era mucho mejor subir el volcán con cangrejeras. De esta forma, toda mi familia, menos mi madre porque ella sabía que era una mala idea desde el principio, fuimos a un bazar a regatear el precio de unas cangrejeras y empezamos la subida. Hasta aquí no parece gran cosa, pero el problema es que ese día hacía unos 40 grados y esas cangrejeras tenían una calidad un poco dudosa. 


Entonces, ahí íbamos, mi tía, mi prima, mi abuela, todos con las cangrejeras. De repente, empezamos a notar que algo no andaba bien y es que el plástico de las cangrejeras se nos estaba derritiendo en los pies y eso abrasaba. Entonces, no tuvimos otra que quitarnos esos zapatos asesinos y bajar todos descalzos por el volcán. Íbamos saltando de roca en roca, gritando (el suelo ardí­a), los turista no paraban de mirarnos pensando que éramos unos psicópatas que se habían escapado del manicomio y, como no, todos íbamos riéndonos hasta el punto de ahogarnos ante tan surrealista escena.


Sinceramente es algo que nunca voy a olvidar. A primera escucha, puede ser algo bastante horrible y nada apetecible. No obstante, para mi fue un momento muy gracioso y bonito que creo que define perfectamente a mi familia.


Ojalá poder vivir de viajar

Muchas personas cuando piensan en la palabra viaje, se imaginan aviones, hoteles, monumentos… Yo, sin embargo, cuando pienso en esto siempre se me viene la misma idea a la cabeza, ir en una camper con alguien a quien quiera y recorrer el mundo entero. Poder ver atardeceres, amaneceres, animales exóticos, conocer culturas, personas… en definitiva vivir una aventura.


Por lo recién contado, el mejor recuerdo que guardo de un viaje es el que hice con mi grupo scout a los Pirineos, aunque irónicamente también es mi peor recuerdo. Habría muchas personas que ir de acampada al monte no le llamaría viajar, pero yo lo hago. Siempre que pienso en esos 12 días, para mi 10, me sale una sonrisa de oreja a oreja porque jamás había sentido lo que sentí esas dos semanas. 


Tal vez estés leyendo esto y no entiendas nada. ¿ Por qué digo que es el mejor recuerdo que guardo pero, también el peor? Esto es porque en el décimo día yo tuve que irme por problemas de salud. No era nada muy grave, pero es lo más “serio” que me ha pasado. A pesar de eso, si pudiera, repetiría ese campamento mil veces. Aunque me encantaría conocer el mundo entero.


Australia es uno de los países a los que siempre he querido ir. Desde pequeña he soñado en ir a Sidney, a sus playas despampanantes, a sus bosques tropicales… A día de hoy pensando de manera más realista, se que ir es algo costoso y además allí hay muchos insectos, tarántulas, pero sobre todo tiburones. Los tiburones me dan muchísimo miedo tanto que no soy capaz de ver una película de tiburones. Por eso mismo esta idea cada vez me atrae menos aunque espero cumplirla en algún momento por mi niña interior.


¿Está viajar sobrevalorado?

 El ser humano tiene la costumbre de cuando encuentra algo que le gusta explotarlo hasta que esté tan quemado que ya no le guste o lo rehace. Como cuando escuchas una canción tan buena y decides ponerla a todas horas, hasta el punto de no poder escucharla más. Algo parecido se puede decir que ha pasado con viajar. Hacer turismo y visitar nuevos sitios se ha masificado tanto que hay personas que consideran que viajar está sobrevalorado.


Pero, ¿con qué se justifica esa opinión? ¿Con que conlleva mucho dinero  y tiempo? Muchas veces esta opinión viene dada con una connotación de envidia hacia aquellas personas que sí se lo pueden permitir ya sea por dinero o por tiempo. Y es que yo también me he visto en esa situación de decir, “buf pues no me gustaría viajar a ese sitio eh”, cuando en realidad en mi cabeza solo me imagino perdiéndome entre calles rodeadas de rascacielos, o tomando el sol en una playa preciosa, o cenando viendo el atardecer en la costa. 


Pero, a la hora de la verdad, viajar va más allá del dinero. Obviamente poder pagar el billete de ida y vuelta, y el alojamiento es algo fundamental, pero en verdad muchas veces merece la pena ahorrar un poco y buscar ofertas si la recompensa es visitar un nuevo destino. Y no digo país, no. Porque no hace falta irse muy lejos para poder disfrutar de ciudades maravillosas, como podrían ser bien París o bien Granada. 


Viajando tienes la oportunidad de aprender nuevas culturas y gastronomía, de ver sitios distintos a los que estás acostumbrado e incluso de conocer otra versión de ti. Es por ello que no creo que viajar esté sobrevalorado, más bien ponemos las expectativas tan altas que se nos escapan de las manos y no llegamos a ellas. Si por X o por Y no puedes coger un avión a un nuevo país, en Abando sale todos los días un tren a Madrid. Si ves que no tienes tiempo entre semana, coge el coche un sábado por la mañana y vete a Donosti a pasar el finde. Así que no creo que viajar esté sobrevalorado, porque desde mi punto de vista se gana más de lo que se pierde visitando nuevos sitios.


jueves, 18 de abril de 2024

Mis viajes (solo es uno)

 El mejor viaje que hice fue en 4º de la ESO junto a mis compañeros de colegio. Fuimos a Lisboa durante una semana, realmente fue bastante entretenido, ya que exploramos mucho, nos reíamos de los portugueses (me caían mal) y fuimos a un zoo, donde fui capaz de ver pingüinos y nutrias. 


Mi peor recuerdo fue cuando fuimos a un restaurante en Sintra. Por la mañana recorrimos el Castillo que había allí y luego para la hora de comer fuimos a un restaurante. ¡Fue una pesadilla!. Os pongo en contexto. Como éramos tantos nos dividimos en diferentes mesas y cada mesa pedía lo que quería, yo me senté con Eleder y tres amigos más, el problema fue que todas mesas incluido nosotros habíamos pedido todo a la vez, pero por alguna extraña razón a nosotros nos atendieron muy tarde. Veíamos cómo el camarero traía comida a las otras mesas, pero a nosotros nada y nos estábamos muriendo de hambre. Había tanta hambre que me planteé comer un limón podrido que había a mi lado. Después de tanto tiempo llegó nuestra comida, la comimos, y cuando nos íbamos a ir, Eleder, mis 3 amigos y yo nos cagamos en los muertos de esos portugueses (fuck them).


El lugar que más me impresionó fue el zoo, pero porque tengo un serio problema con los pingüinos y el lugar al que nunca volvería sería al restaurante de mierda de Sintra. 


Realmente de aquí a 50 años no tengo ni idea de cómo va a ser mi vida, ni siquiera se si estaré vivo por lo que no tengo una idea fija de lugares que más me llaman la atención, pero sinceramente prefiero que me lleve el viento a donde me tenga que llevar y que sea lo que Dios quiera.  


lunes, 15 de abril de 2024

Las Barras y las Estrellas

Cuando pienso en los viajes que más me han gustado, mi mente es transportada inmediatamente al año de 2018 en el que tuve la increíble oportunidad de recorrer unas de las calles más icónicas del mundo. Cómo no, el lugar del que estoy hablando es Estados Unidos, concretamente la costa oeste del inmenso país. Como era de entender a mis doce años de edad, nunca había estado fuera de Europa, mucho menos un lugar tan simbólico del mundo occidental como lo es California. Mi mente fue completamente capturada por las maravillas de aquel lugar. Cada calle, cada monumento, cada edificio me dejaba asombrado y estupefacto, como un cavernícola que descubre el fuego por primera vez.


El parque nacional de Yosemite fue el lugar de California que menos ilusión me hacía visitar. ¿Por qué iríamos a ver la naturaleza estando rodeados de las ciudades más maravillosas del mundo? pensé en aquel entonces, opinión que pocas horas más tarde, tras nuestra llegada al parque, retractaría por completo. Todo lo de aquel lugar parecía sacado de película. Las inmensas cascadas de agua cristalina cayendo de las enormes y rocosas montañas, como los pliegues de una frazada gris sobre un sofá, hacían gran contraste al color vivo de los abetos y los pinos. La fauna silvestre, claramente acostumbrada a la presencia de humanos en sus hábitats, continuaban sus vidas, dando a ver el comportamiento natural de estas especies de una manera imposible de apreciar en los zoológicos. Sin duda fue una experiencia inolvidable.


Una de las primeras películas que vendrán a la mente de muchos al hablar sobre fugas de cárceles indudablemente tendría que ser la película de Clint Eastwood de 1979, Fuga de Alcatraz. La película narra la historia de los hermanos John y Clarence Anglin, quienes tratan de escapar de una de las más protegidas prisiones del mundo. Yo tuve la oportunidad de vivir esta misma experiencia en persona al ver las mismas camas, el mismo patio e incluso las mismas bandejas de las que comían estos prisioneros. Fuí capaz de entender el medio por el cual trataron de escapar a cada detalle e incluso pude ver las herramientas que fueron utilizadas. Esto junto con las calles de San Francisco hizo aún más inolvidable este viaje para mí.


Podría pasarme horas sin parar hablando sobre los distintos sitios que tuve la suerte de visitar, la ciudad de Los Ángeles, Disneyland, Santa Bárbara… Sin embargo, creo que ya tan solo con estas dos increíbles experiencias, el viaje entero mereció la pena. Fue sin duda una experiencia extraordinaria y se lo recomendaría a cualquiera pueda y quiera ir.

 

La ciudad que no duerme


LA CIUDAD QUE NO DUERME

 La primera vez que se viaja al otro lado del charco es una experiencia que nadie olvida. Yo he tenido la suerte de vivirla este año, ya que he visitado Nueva York. Este viaje se quedará en mi memoria para siempre. El viaje con el que sueñan todas las niñas de pequeñas. La ciudad de las películas, la luz y que nunca duerme. 


No solo he visto una ciudad, en mi opinión impresionante, sino que también he tenido la oportunidad de conocer una cultura algo distinta, la estadounidense. Es por ello que voy a hacer una enumeración de las curiosidades o cosas que me llamaron la atención.


En primer lugar, hay que decir que en Estados Unidos (o por lo menos en Nueva York) se vive a lo grande. Pero a lo grande literal. Si te pides un helado de postre, te llenas como para una comida entera. Las raciones para uno en España serían de pareja. Las tiendas son de dos pisos mínimo. Y la altura y anchura de los edificios no hace falta ni mencionarlos. Muchas de las cosas que muestran en las películas de Nueva York no se alejan mucho de la realidad.


Otra cosa que también me extrañó mucho fueron las propinas. En todos lados hay que dejar propinas, a pesar de haber pagado ya la comida. Si no entendí mal a nuestro guía, es porque los empleados cobran así, más o menos. Es decir, su sueldo es tan bajo y la vida allí es tan cara que sus ganancias dependen del dinero que consigan con propina. Es por ello que en los datáfonos de allí a la hora de pagar puedas poner cuanto porcentaje de propina quieres dejar. O incluso si decides no dejar seguramente te miren mal.


Y por último, otra de las cosas que más me gustó de Nueva York es que cada rincón ha salido en al menos una peli. Es una ciudad para disfrutar a todas las edades. Por ejemplo, mi ama visitó muchos sitios de su serie favorita “Sexo en Nueva York”, y mi hermana nos hizo un tour por sitios donde se grabó la serie “Castle”, y un día paseando por una calle nos encontramos con una cafetería que sale en “Gossip Girl”. 


Por todas estas cosas y por las que me he dejado sin contar, creo que Nueva York es una ciudad que sorprende y engancha. A pesar de que mucha gente diga que está sobrevalorada, yo os recomiendo que si tenéis la oportunidad de ir lo hagáis.


domingo, 14 de abril de 2024

¿Es el ser humano malo por naturaleza?

            ¿Es el ser humano malo por naturaleza?


A lo largo de la historia humana ha habido gran cantidad de filósofos y pensadores que han debatido sobre esta cuestión, sin llegar a un consenso.


En mi opinión, la respuesta a esta pregunta es de gran dificultad. Según yo lo creo, el ser humano nace sin bondad y sin maldad, es decir, con un carácter neutral.

No somos ni buenos ni malos, aunque es verdad que todos cometemos actos considerados como negativos o positivos, pero creo que esos actos considerados malos o buenos llaman a otras acciones de su mismo tipo, esto es, aquel que está envuelto en una atmósfera de violencia será más propenso a ser violento y a cometer actos agresivos, ya que es lo que ha aprendido y lo que ve como normal.

 

Esto ocurre porque cada uno consideramos distintos actos como buenos o malos, para esas personas, actos negativos que cometan no son necesariamente reprochables, puesto que son los que han aprendido como acciones normales. 


Es por eso que he llegado a la conclusión de que las personas no somos ni buenas ni malas, dependiendo de los criterios sobre lo bueno y lo malo de cada persona somos metidos en uno u otro saco.


Semana Santa

 Esta Semana Santa podría describirse como una de las más emocionantes. Hice un viaje inolvidable al sur de España junto con otros 15 amigos y familia. El objetivo era llegar el sábado a Sevilla para ver la final de la copa, pero queríamos aprovechar el viaje para hacer algo más.


Partimos el martes desde Bilbao y no fue hasta esa misma noche cuando llegamos a Monachil, el pueblo donde se encuentra la estación de Sierra Nevada. El primer día lo dedicamos a conocer bien la estación, ya que ninguno había estado allí antes. Esa noche fuimos a cenar fuera todos y volvimos pronto a casa para madrugar el siguiente día.


El segundo día fue el que menos esquiamos, ya que como era el cumpleaños de mi madre fuimos lo antes posible a Granada, donde visitamos la ciudad durante la tarde y cenamos en un restaurante local. 


El tercer día fue el último que esquiamos. La verdad que tuvimos mucha suerte los tres días porque hizo un tiempo buenísimo y la nieve también estaba muy bien. Además, ese día nos pusimos la camiseta del Athletic para esquiar ya que el próximo día era la gran final y nos sacaron fotos hasta para el periódico. Esa noche,

decidimos irnos pronto a dormir dado que el siguiente día teníamos 3h de viaje hasta Sevilla.


El cuarto día nos levantamos a las 7 de la mañana para recoger toda la casa y prepararnos para ese día tan especial. Llegamos a Sevilla alrededor de las 12 y nos encontramos con algo muy especial. Ver la ciudad pintada de los colores de nuestro equipo, la ilusión en las caras de todos con los que te cruzabas… ese sentimiento de orgullo era indescriptible. Estuvimos por la ciudad hasta que llegó el momento de la kalejira y después finalmente entramos en la hiria para ver el partido. Tuvimos mucha suerte ya que pudimos verlo en las primeras filas de la pantalla grande. 


Fue uno de los partidos más emocionantes que he visto, pero el subidón después del penalti de Berenguer compensó toda la tristeza que sentimos en el momento del descanso. Ver a todo el mundo con las lágrimas cayendo por sus caras me hizo darme cuenta de la suerte que tenemos por tener una afición inigualable. No había mejor manera que celebrar esta victoria que con mis mejores amigas y así fue. 


El día siguiente fue un poco más duro, ya que a pesar de tener que hacer un viaje en coche de 10h con resaca, dejabas atrás una ciudad y muchos recuerdos imposibles de olvidar, porque me atrevería a decir que este fue uno de los mejores días de cualquier athleticzale.

Las mejores vacaciones de mi vida

 Estas vacaciones han sido muy especiales, más de lo que me hubiera imaginado nunca. Ha sido algo diferente y que no pensaba que ocurriría. Estas dos semanas me lo he pasado increíble. La primera de ellas fue igual que siempre, ya que estuve en Bilbao, pero la siguiente me fui a Sevilla. Es de los mejores recuerdos que tengo y posiblemente de los que tendré a lo largo de toda mi vida. 

En esa semana nos fuimos toda mi familia a Córdoba dos días para visitarla y luego llegar a Sevilla. Córdoba me pareció bastante bonito, pero yo realmente no estaba allí para visitar la ciudad así que tampoco lo disfruté tanto como lo hubiera hecho en otra ocasión. Después de estos dos días por fin llegamos a Sevilla. Los dos primeros días allí visitamos la ciudad y los otros dos disfrutamos del gran ambiente que hubo. 


Al principio al ver una camiseta del Athletic saludabas e incluso la gente de allí te animaba pero al acercarse el gran día eso ya era imposible. Había demasiada gente. Sevilla era rojiblanca y no precisamente por los aficionados del Sevilla, sino que los del Athletic. Cada rincón al que ibas encontrabas una camiseta rojiblanca.


Llegó el sábado y yo estaba nervioso. Lo primero que hicimos fue acercarnos al campo y después irnos a la Athletic Hiria para conocer un poco el camino que teníamos que hacer por la tarde. La Athletic Hiria era impresionante, mucho más grande de lo que pensaba y pase allí la tarde hasta que nos fuimos al campo los aficionados del Athletic. Todos estábamos muy emocionados y animados y se notaba en el ambiente. Todo el mundo animaba. 


Por fin entré al campo que era lo que tanto deseaba. Nos sentamos y empezó el partido. Al cabo de unos minutos, en la mitad del primer tiempo, llegó el gol del Mallorca y empezaron los pensamientos negativos. En mi cabeza se repetía “otra vez” continuamente y al mirar hacia los lados veías las caras de preocupación, incluso gente llorando. Pero no había que darse por vencidos porque eso no va con nosotros. Menos mal que en la segunda parte llegó el gol de Oihan Sancet y nos animamos todos.


Finalmente llegamos a los penaltis y el momento que no olvidaré jamás. El penalti parado por Julen Aguirrezabala y el último penalti anotado para sentenciar la tanda de penaltis de Alex Berenguer. A pesar de haber sido el partido en el que peor lo pasé, quitando la tanda de penaltis, fue una experiencia increíble y una sensación que no sé ni cómo describirla. Todo el estadio saltando de lado a lado y abrazando a la gente de alrededor, sin importar quienes fueran. Lo importante es que al fin, tras cuarenta años y muchas finales perdidas, lo volvimos a conseguir. 

Todos pagamos por pecadores.

 Cada vez el ser humano es mas cruel y no tiene piedad en hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieren, sin importar si muere un inocen...