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sábado, 30 de octubre de 2021

Mi dedo

No es algo que la gente suele notar pero, tengo un dedo reformado. Es una historia un tanto curiosa que siempre me ha gustado contar y, por tanto, aquí va. 

Vamos a ponernos en situación. Era julio de 2005 y estaba aprendiendo a andar. Me encontraba en la guardería porque sí, al parecer en julio tenía guardería, e iba “andando” detrás de mi cuidadora (nunca he sabido como se les llama a las personas que trabajan en las guarderías). Ella no se dio cuenta de que estaba detrás de ella y, cuando cerró la puerta que había abierto, me pilló el dedo. El dedo se me partió en 2, literalmente. Un trozo de mi pequeño dedo de niña de 1 año se había separado del resto del cuerpo quedando en el suelo. Como es normal, me puse a llorar y ahí es cuando la cuidadora se dio cuenta de lo que había pasado. Llamó a mi madre y a la ambulancia y esperó (teniendo un ataque ansiedad de mientras) a que llegasen los dos. A todo esto, yo no me acuerdo de nada de lo que pasó pero he contado tantas veces la historia y la he escuchado otras tantas que es como si me acordara a la perfección.


Volviendo a la historia, me llevaron al hospital a mí, a mi dedo en un botecito y a la cuidadora que no paraba de hiperventilar y necesitaba atención médica. Una vez en el hospital me intentaron coser el dedo como pudieron y me mandaron para casa. Pasaron un par de días, igual una semana, y mi dedo se empezó a necrosar, es decir, las células de mi pobre dedo se habían muerto y este se estaba volviendo negro. Por tanto, mi ama me volvió a llevar al hospital y exigió que me viese un médico inmediatamente porque eso no era normal. No fue nada fácil que le atendieran porque le decían que estaba siendo una madre histérica y que mi dedo estaba en perfectas condiciones. Sin embargo, mi ama que es más cabezota que yo (y eso es decir) se sentó en el suelo de recepción y se negó a levantarse hasta que un médico le dijese que yo estaba bien. Efectivamente, horas después apareció un cirujano por ahí y le dijo que el dedo necesitaba ser operado de urgencia. 


Al principio pensaron en amputarlo directamente pero al final descartaron esa opción y decidieron reconstruirlo. La operación no fue fácil, duró 4 horas y, de hecho, en un momento me tuvieron que revivir porque me pusieron más anestesia de la que necesitaba y me fui para el otro lado un par de minutos. No obstante, la operación fue un éxito y a día de hoy sigo teniendo 10 dedos en las manos. Sí es verdad que es más corto que el resto y que tiene tanto una uña como una cicatriz rara pero oye, al fin y al cabo es un dedo que no me han amputado.


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