Lo que más valoro de todo este tiempo son las amistades que he construido. Son relaciones que me llevo para siempre, personas que se han convertido en pilares importantes en mi vida y con quienes he compartido momentos inolvidables.
No todo ha sido perfecto, claro. Recuerdo especialmente segundo de la ESO como una época algo turbulenta. Era un poco revoltoso y no me portaba precisamente bien. Hoy, con algo más de madurez, me doy cuenta de lo que suponía que mis padres recibieran informes diarios por mi comportamiento. Sé que les preocupaba y me habría gustado evitarles ese sufrimiento. Aun así, creo que son cosas propias de la edad: creemos que lo sabemos todo y que nada nos afecta.
Uno de los recuerdos más claros que tengo es el de mi primer día aquí. Llegué llorando de los nervios. Aunque muchos no lo sepan, soy muy tímido cuando se trata de enfrentar nuevas experiencias.
En resumen, me quedo con una experiencia muy positiva en el cole. Especialmente en bachillerato, aunque no voy a mentir diciendo que venía encantado todos los días, sí puedo decir que no me disgustaba venir. Ha habido muchas risas, bromas y buenos ratos. Y eso, sin duda, es algo que agradezco de corazón.
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