En primer lugar, si diera todo ese dinero a Vox estaría yendo en contra de mis principios. Si es verdad que tampoco es de mi agrado no cumplir con la intención de una señora, pero es que los gustos de ella son un poco raros (dejémoslo ahí).
Por otra parte, estaría ayudando a un partido político el cual rechaza la igualdad de género, niega la cultura vasca, rechaza el euskera, apoya la tauromaquia… si siguiera esta lista acabaríamos de leer el blog al final de la clase. Además son tan agradables que si pudieran prohibirían hasta mi nombre.
De mismo modo, una vez desacatada la opción de darle mi dinero a Vox, no sabría que hacer con él. Probablemente lo daría a la iglesia que lo invertiría mejor y de este modo no me sentiría culpable. Si es verdad que no lo tengo muy claro por que sería difícil rechazar la tentación de quedármelo.
En conclusión, me encantaría que los gustos de la señora hubiesen sido diferentes pero es que Vox… no lo trago. Me hubiera valido cualquier partido político para poder cumplir su deseo.
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