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lunes, 15 de abril de 2024

Las Barras y las Estrellas

Cuando pienso en los viajes que más me han gustado, mi mente es transportada inmediatamente al año de 2018 en el que tuve la increíble oportunidad de recorrer unas de las calles más icónicas del mundo. Cómo no, el lugar del que estoy hablando es Estados Unidos, concretamente la costa oeste del inmenso país. Como era de entender a mis doce años de edad, nunca había estado fuera de Europa, mucho menos un lugar tan simbólico del mundo occidental como lo es California. Mi mente fue completamente capturada por las maravillas de aquel lugar. Cada calle, cada monumento, cada edificio me dejaba asombrado y estupefacto, como un cavernícola que descubre el fuego por primera vez.


El parque nacional de Yosemite fue el lugar de California que menos ilusión me hacía visitar. ¿Por qué iríamos a ver la naturaleza estando rodeados de las ciudades más maravillosas del mundo? pensé en aquel entonces, opinión que pocas horas más tarde, tras nuestra llegada al parque, retractaría por completo. Todo lo de aquel lugar parecía sacado de película. Las inmensas cascadas de agua cristalina cayendo de las enormes y rocosas montañas, como los pliegues de una frazada gris sobre un sofá, hacían gran contraste al color vivo de los abetos y los pinos. La fauna silvestre, claramente acostumbrada a la presencia de humanos en sus hábitats, continuaban sus vidas, dando a ver el comportamiento natural de estas especies de una manera imposible de apreciar en los zoológicos. Sin duda fue una experiencia inolvidable.


Una de las primeras películas que vendrán a la mente de muchos al hablar sobre fugas de cárceles indudablemente tendría que ser la película de Clint Eastwood de 1979, Fuga de Alcatraz. La película narra la historia de los hermanos John y Clarence Anglin, quienes tratan de escapar de una de las más protegidas prisiones del mundo. Yo tuve la oportunidad de vivir esta misma experiencia en persona al ver las mismas camas, el mismo patio e incluso las mismas bandejas de las que comían estos prisioneros. Fuí capaz de entender el medio por el cual trataron de escapar a cada detalle e incluso pude ver las herramientas que fueron utilizadas. Esto junto con las calles de San Francisco hizo aún más inolvidable este viaje para mí.


Podría pasarme horas sin parar hablando sobre los distintos sitios que tuve la suerte de visitar, la ciudad de Los Ángeles, Disneyland, Santa Bárbara… Sin embargo, creo que ya tan solo con estas dos increíbles experiencias, el viaje entero mereció la pena. Fue sin duda una experiencia extraordinaria y se lo recomendaría a cualquiera pueda y quiera ir.

 

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