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domingo, 17 de marzo de 2024

Infante valiente

Mi querido abuelo, Eugenio, nació el 19 de junio de 1930 en Madrid. Como la gran mayoría de España, nació en una familia pobre. Su padre, desempleado, se negaba a buscar trabajo. Tres hermanos y cinco bocas que alimentar. La pobreza rodeó los recuerdos de la infancia de mi abuelo junto con mucha dureza y dolor. A sus 6 añitos estalló la guerra civil; él cuenta cómo las bellas y altísimas rusas le ayudaron. A los niños pequeños los sacaron de Madrid, incluyendo a mi abuelo. A sus seis años fue separado de su familia, de sus hermanos y de sus padres. 

Las rusas montaron a mi abuelo en un tren directo a valencia, donde un grupo de tres jóvenes socialistas liberales le acogieron. El tiempo que estuvo con aquellos 3 valientes duró poco, pues su ideología no era compatible con la de Franco y un día los encontró asesinados. Mi abuelo tuvo que regresar a Madrid donde vivió durante 2 años. 

A sus 8 años, en 1938, con la esperanza de tener una vida mejor, mi abuelo se mudo a Extremadura con un tío suyo, en el pueblo donde vivía no se usaba casi el dinero, todo se conseguía por trueques. Su tío era cazador, así que mi abuelo aprendió a cazar y durante un tiempo vivió en paz, no había mucho pero había. Tenía pan, que intercambiaba con la panadera a cambio de conejo, y guisos que cocinaba su tía. 

A los 12 años en 1942, en estado fatídico, mi abuelo fue enviado de vuelta a Madrid, pensando que aquellos serían sus últimos días, el pobre había contraído la tuberculosis; sin embargo, a pesar de llevar todas las de perder sobrevivió y empezó a trabajar para ayudar a alimentar a sus dos hermanos. 

A los 17 años, se escapó de su casa por segunda vez (fracasó en el primer intento), se exilió con grandes dificultades, allí consiguió trabajar como obrero durante un tiempo hasta que consiguió trabajo como electricista en la marina; estuvo en múltiples sitios de Europa, entre ellos Francia y Bélgica, donde tuvo algún encuentro con Nazis. 

Más adelante en 1958, a sus 28 años tuvo la estabilidad suficiente para exiliarse de España a Venezuela, donde vivió unos 30 años. Finalmente volvió a España en 1988 y se reunió con toda su familia. Ni la guerra ni la posguerra fueron agradables para mi abuelo, joven de familia pobre y prácticamente huérfano; sin embargo, con todas las de perder, salió adelante consiguiendo así tener una vida estable con una familia feliz; y eso para mi es de admirar hasta no poder más.


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