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martes, 12 de marzo de 2024

Carta a ama


Penal el Dueso, Santoña
17 de Julio, 1937


Querida ama: 

Llevo tres días encerrado en la misma celda, tres días observando las mismas cuatro paredes húmedas y mugrientas. No me dejan salir ni para comer y la comida que traen es deplorable. Suelen traer avena hecha con agua, otras veces alubias, y si hay suerte nos pueden llegar a dar un poco de fruta, una manzana o un plátano. Igualmente, nada se compara con la comida que haces tú. Ni me dejan dormir. Durante las noches, pasan rutinariamente a cada hora por mi celda, y me apuntan con sus linternas a los ojos. De hecho, creo que me estoy empezando a enfermar al no haber podido descansar bien en más de dos semanas. Las palizas son frecuentes, cada día se escuchan gritos de las demás celdas. Por suerte no ha llegado aún mi turno, pero tan solo es cuestión de tiempo. He oído que dejan entrar a familiares de las víctimas del bando nacional y que les dejan meternos palizas además de los guardias, pero no sé en qué medida es eso cierto. El otro día se llevaron a Iñigo. No sé ni a donde se lo han llevado ni el motivo pero temo que será la última vez que lo vea, con vida por lo menos.


¿Cómo van las cosas afuera? Me imagino que ya no quedarán fuerzas de nuestro bando. Lo dimos todo por defender nuestra causa, nuestra integridad y nuestra cultura pero las fuerzas opositoras han ejercido sus fuerzas sin piedad y a estas alturas, dudo que vayan a dejar mucho de lo que representa nuestra sociedad. Espero que no estén siendo muy duros con la población civil y que sigáis con vuestra salud. Espero también que esta carta llegué correctamente. Uno de los otros presos me ha dicho que conseguiría que lo enviaran a cambio de un favor, pero no sé hasta qué punto me está contando la verdad.


¿Cómo está aita? Os echo mucho de menos. Tan pronto como me dejen salir de este lugar volveré a casa y os daré un fuerte abrazo. Cada día rezo para poder veros la cara de nuevo. Lamento que esto se me haya ido tanto de las manos. No medí las circunstancias correctamente al apuntarme de voluntario, pero cuando llegué a darme cuenta ya era tarde. Saluda a la familia de mi parte, hazles saber que sigo con vida y que volveré. Estaré atento a la llegada de cualquier carta aunque dudo mucho que se puedan recibir desde aquí.


Nos vemos pronto,


Javier.


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