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domingo, 18 de febrero de 2024

Una extraña coincidencia

Después de ver esa historia me quedo mirando el móvil, impactada. Reviso la foto varias veces. No entiendo nada, yo no tenía a Diego como un tío que pusiera los cuernos. No sé qué debería hacer, pues ella es mi mejor amiga, pero él es mi hermano. Pero, claro, si lo pienso, es él el que ha actuado mal. Estoy dudosa, por lo que primero quiero comprobar si de verdad mi hermano ha engañado a Mery. Todavía tengo esperanza de que sea alguien muy parecido a mi hermano, extremadamente parecido. Es por ello por lo que llamo a mi hermano, y le digo que le invito a un café, pues tengo que preguntarle algo. 

Diego está mirando el móvil, flipando (según sus propias palabras). No tiene ni idea de quién es la chica con la que sale en esa foto, está seguro de que no la conoce. Sin embargo le cuesta no reconocerse a sí mismo en la imagen, es demasiado parecido. Decido no llamar a María todavía, y hacer un poco más de investigación. Escribo a la chica que subió la foto, y le pregunto a ver si sabe quien es el chico que sale de fondo. Me dice que no sabe, aunque debería, y me cuenta que es una excursión que hizo con su clase y con otro colegio. Imagina que el chico ese sería de ese otro colegio. La chica, en cambio, sí que le suena. Dice que es una chica de ese otro cole, que le suena que se llama Sara, y que puede preguntar. Le pido que lo haga. Al cabo de un rato recibo otro mensaje suyo, con el perfil de Instagram de la tal Sara. 


Pienso que lo mejor que puedo hacer en ese momento es escribirle, y preguntarle cómo se llama su novio. Le pido perdón por ser tan directa pero insisto en que de verdad necesito conocer la información. Me dice que su nombre es Lukas, y me pasa su Instagram, para que lo compruebe. Le cotilleo un poco y, para mi sorpresa, es un chico completamente igual que Diego. Decido hacer un grupo con ellos dos, y les pido encontrarnos para tomar algo. 


Dos días más tarde consigo por fin cuadrar horarios para poder encontrarnos los tres. Es impresionante estar sentada con mi hermano multiplicado por dos. No sólo son iguales físicamente, también tienen la misma personalidad. Cuando ya hemos conocido un poco más a Lukas, Diego y yo le pedimos, como habíamos acordado previamente, si nos puede hacer un favor: hacerse una prueba de ADN, para ver si podemos descartar que sean gemelos. En mi cabeza mi hermano y ese chico estaban viviendo una historia como la de la gran película Tú a Boston y yo a California. Sin embargo, cuando recibimos los resultados vemos que no tienen ninguna coincidencia, por lo que no pueden ser familia. LLegamos a la conclusión entonces de que todo esto es simplemente una extraña coincidencia. Una muy extraña coincidencia…


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