Etiquetas

domingo, 25 de febrero de 2024

QUERIDO ANDONI

QUERIDO ANDONI


Con Andoni siempre ha sido diferente, él es de los pocos en este mundo que realmente me entiende. Desde que tengo uso de razón él ha estado ahí, sacándome una sonrisa incluso en los días más apagados. toda la vida ha sido muy despreocupado. Él era mi happy flower. Sin embargo, este curso lo he visto diferente; la chispa que siempre brillaba había desaparecido y no entendía por qué. Él pretendía actuar como si nada, como si nadie supiera lo que pasaba detrás de su sonrisa, aunque conmigo no podía actuar.

Un día después de clase aproveché para hablar con él, quería saber cómo estaba realmente, quería saber más que solo ese “bien, ¿y tú?” que todos decimos cuando nos preguntan por nosotros mismos. Cuando le pregunté por él, por casa, por su familia… Andoni no pudo hacer otra cosa que echarse a llorar; jamás había visto tanto dolor en el reflejo de su mirada. Me rompía el corazón; inmediatamente le di un abrazo y le escuché. Me contó que ya no podía más, que ya no aguantaba la situación que tenía en casa;  aparentemente sus padres no hacían más que machacarle a tal punto de agredirle físicamente; me empecé a preocupar mucho a pesar de que sabía que Andoni era un chico muy exagerado. No podía creerme del todo que su familia le pegaba, pero cuando mis dudas aparecieron Andoni se quitó la camiseta; me enseñó un cuerpo amoratado, y no pude hacer otra cosa que llorar con él. Me contó su plan; se iba a Valencia.  Ya tenía el billete para el autobús, solo tenía que hacer las maletas para marchar al día siguiente. No sabía qué hacer o que decir, la situación era extremadamente delicada, y sabiendo lo dramas que es Andoni, tenía que ir con cuidado con mis palabras para que no huyera también de mí.

Al volver a casa hablé con mis padres y les comenté la situación. Intenté buscar apoyo donde pudiera para poder ayudar a quien siempre hacía que todo fuera mejor. Sabía que no podía dejarle ir, al fin y al cabo era menor; tampoco podía hablar con sus padres quienes habían causado todo este marrón. Al final decidí hablar con Andoni otra vez. Le dije que no podía irse, por lo menos no sin mí. Resulta que mi tía vivía en Valencia, así que tras un par de llamadas acordé con mi tía nuestra estadía en su pequeño hogar, donde sabía que mi pequeño Andoni, alegre y fugaz, estaría a salvo.



Daniela Sánchez


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos pagamos por pecadores.

 Cada vez el ser humano es mas cruel y no tiene piedad en hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieren, sin importar si muere un inocen...