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domingo, 25 de febrero de 2024

No siempre los padres son los malos de la película.

 Pablo González 2.A

Desde hace semanas que soy consciente de la situación de Andoni, un chaval normal que supuestamente en casa no le tratan bien. Es cierto que es de mis mejores amigos y una de las personas en las que más confío, pero conociéndole… Es una persona que exagera absolutamente todo y que piensa que todo el mundo está en su contra.

Hasta aquí todo bien, pero llegó el día que me informó que se marchaba, sí, lo habéis oído bien, marcharse de casa con tan solo 17 años recién cumplidos. En un principio no supe como reaccionar, me dijo que ya tenía el billete de bus y que su destino era Valencia, lo cual no me resulta extraño ya que siempre ha sido muy fan de la paella. 

Por otro lado, le intenté convencer para que no se fuese, ya que claramente era imposible que aguantara él solo en Valencia sin nadie que le ayude. Por un momento pensé en contárselo a sus padres, a sabiendas de que él me pidió que no se lo contase a nadie, pero yo en estos casos voy a hacer lo que me da la gana.

Estuve varios días pensándolo, y tras el sábado de esa semana entero estudiando sin parar, nótese la ironía, decidí otra vez, no hacer absolutamente nada. Conozco perfectamente a Andoni y sé de sobra que no va aguantar ni un día en Valencia sin su madre, por mucho que él diga que le trata mal.

Me la jugué todo a una carta, y afortunadamente salió bien, Andoni se quedó sin fabada en lata y sin dinero a los 3 días y vino corriendo a España a su hogar. Casualmente ahora la forma que tiene de ver a sus padres es totalmente diferente, a veces solo hace falta distanciarnos un poco de lo que supuestamente nos hace mal, para darnos cuenta de que los que estábamos haciéndolo mal somos nosotros mismos y no nuestro alrededor.

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