—¡Ya no soporto más a esta familia, me quiero ir de aquí! —me gritó Andoni.
Andoni y yo éramos amigos desde infantil, y le conocía muy bien. Es una persona que exagera bastante, por lo que no me sorprendió mucho lo que decía. Me contó que sus padres lo maltrataban y había decidido escaparse de casa. Hasta ese momento no me preocupaba, pero cuando sacó el billete de autobús a Valencia, me di cuenta de que esta vez iba en serio.
Me quedé boquiabierto, no sabía qué hacer. El billete era de esa misma noche, tenía que tomar una decisión inmediatamente. ¿Debería contárselo a nuestras familias o al colegio? ¿O debería de confiar en él y no traicionarle? No podía dejarle solo en un mundo desconocido, especialmente siendo menor. Pero tampoco quería mentirle. Entonces, se me ocurrió un plan.
Mi intención era dejarle ir y seguirle para protegerlo. Cuando se dé cuenta de que no puede sobrevivir solo, se arrepentirá y querrá volver. Por lo que yo llevaré los billetes de vuelta y podremos regresar. Así, Andoni aprenderá una lección. Le conté mi plan a nuestros padres y dije que confiaran en mí. Ellos, a pesar de saber que era peligroso, creyeron en mí, ya que era la mejor manera de cambiar la idea de Andoni.
Me preparé y fui en dirección a la estación de bus. Allí encontré a Andoni y me escondí detrás de él. Subimos al autobús y después de unas horas llegamos a Valencia. Andoni bajó del bus y yo le seguía. No parecía estar nervioso ni parecía tener miedo, es más, creo que estaba muy seguro de qué tenía que hacer y adónde ir.
Andoni avanzó por las calles de Valencia y llegó a un restaurante. El jefe del restaurante salió a recibirlo y entraron al establecimiento. No sabía quién era y tampoco si Andoni le conocía. No les podía escuchar y solo podía esperar fuera. Al cabo de unos minutos Andoni salió y fui a preguntarle. Andoni al verme, se sorprendió, pero al final me contó todo.
Resultaba que Andoni antes de venir, ya había conseguido encontrar un trabajo donde ofrecían alojamiento y comida. Lo tenía todo preparado, estaba dispuesto a quedarse y vivir allí. Yo le seguía insistiendo que debería de volver a casa, sin embargo él me dijo que no me preocupara y que me fuera sin él. No parecía que le iba a convencer.
Ahora el problema es qué voy a hacer cuando vuelva sin él, qué les voy a decir a sus padres.
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