Mis padres siempre me decían cuando era más pequeña que la mejor etapa que iba a vivir es la niñez. Es una época en la que no tienes grandes preocupaciones, sino que estás centrado principalmente en disfrutar y jugar con tus amigos. Era una época en la que todo lo que hacías era una nueva experiencia, lo que te ayudaba a mejorar y a vivir todos los días con más ilusión.
Además, la niñez es una etapa muy importante de nuestra vida ya que lo que vivamos en ella va a influir en gran medida en nuestro futuro. Durante la niñez, se establecen las bases para el aprendizaje, la personalidad, las relaciones sociales y la salud mental y física. Por otro lado, la niñez es también una época de vulnerabilidad y dependencia, donde los niños necesitan cuidado, amor y protección de sus padres. Los niños que crecen en ambientes seguros y afectuosos van a tener más probabilidades de desarrollar una buena autoestima, relaciones positivas y una capacidad para hacer frente a los desafíos de la vida, lo que les va a beneficiar mucho en su futuro.
Sin embargo, desafortunadamente, muchos niños en todo el mundo no tienen la suerte de vivir en estos ambientes agradables sino que tienen que lidiar con muchas dificultades como la pobreza, la violencia, la falta de educación... Estas experiencias pueden tener un impacto duradero en la salud y el bienestar de los niños, y van a provocar que niños con muchas capacidades de triunfar no puedan alcanzar su máximo potencial en la vida.
En conclusión, la niñez es una de las etapas más importantes en el desarrollo humano, por lo que es importante que se haga todo lo posible para garantizar que todos los niños tengan acceso a ambientes seguros y protectores, lo que les permitirá tener un futuro mejor y contribuir positivamente a la sociedad.
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