Etiquetas

domingo, 29 de enero de 2023

Pequeñas historias

Cuando mi hermana y yo éramos pequeñas, no podíamos quedarnos quietas aunque fuera un momento, algo que le ponía muy nerviosa a mi madre. En ese entonces, no entendía la razón por la que mi madre se enfadaba cuando corríamos sin preocupación alguna por la acera o por cualquier sitio, pero ahora la entiendo. El tener mellizas siendo madre primeriza es un sufrimiento que muchas madres viven y que la mía también tuvo que vivir, añadiéndole además la hiperactividad que teníamos cuando cumplimos los 11 meses. Es entendible que un niño pequeño como de alrededor de un año tienda a coger y a caminar o gatear donde quiera, pero lo de nosotras iba a otro nivel. 

A los 11 meses, empezamos a caminar y a correr por nuestra casa, lo cual les volvía locas a mi madre y a mi abuela. Había momentos en los que nos buscábamos la manera de que por lo menos una saliese de su cuna para que en la otra cuna estuviésemos juntas para hablar en el idioma en el que hablan los bebés. Es divertido escuchar las historias de cuando éramos bebés, ya que escucharlas suenan como si fuera misión imposible pero en mini. Al ser mellizas, siempre pasábamos tiempo juntas haciendo de las nuestras, como por ejemplo, esconder la ropa sucia por jugar en el barro y cambiarnos para que no nos echase la bronca nuestra  madre, acción que a mi madre le impresionó mucho en su momento.

Lo gracioso de cuando hacíamos algo que a mi madre le enfadaba, como romper algo, era cuando nos escondíamos. Como aún teníamos alrededor de 1 año, seguíamos estando en Ecuador, donde la casa de mis abuelos era muy grande. La cuestión es que teníamos una perra llamada Duquesa, la cual utilizábamos para escondernos. Nuestra madre, asustada de no vernos en ningún lado, se tranquilizó al oír nuestras risitas que salían de la caseta de Duquesa cada vez que ella nos llamaba. Lo divertido era que Duquesa nos ayudaba a escondernos, por lo que no se movía ni un poco, provocándonos la risa.

No se vosotros, pero a mí me encanta y me divierte que me cuenten este tipo de historias, historias hechas por bebés o niñas menores de 4 años que no esperas escuchar. Además, creo que las historias de mellizos o gemelos son más divertidas por el simple hecho de que son dos mentes pequeñas que conspiran en hacer todo lo que puedan para poder divertirse o salirse con la suya. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos pagamos por pecadores.

 Cada vez el ser humano es mas cruel y no tiene piedad en hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieren, sin importar si muere un inocen...