Un día que llovía,
pensé en porqué no escribir poesía
y dejar de contar mi día a día.
Últimamente, pasamos horas y horas en una biblioteca,
para luego suspender, pudiendo estar en una discoteca.
Vomitamos todo en un examen, y la cabeza se vuelve a quedar hueca.
El sistema educativo se está yendo de las manos
y no vamos a descansar hasta que seamos ancianos
que vivamos en un constante verano.
Voy a dejar de quejarme y a vivir el presente
y dejar de pensar en el futuro constantemente,
eso si, siendo obediente.
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