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lunes, 28 de noviembre de 2022

"COMO POTES, ME PIRO"

Sé que es un tema asqueroso y espero que esta entrada no le de ganas de vomitar a nadie. Por todo lo que querais, os lo suplico, que no os de ni siquiera una arcadita. Y es que es escuchar un “estoy mareado”, un “me duele la tripa” o un simple sonido o amago de arcada y en menos de 2 segundos me puedes ver saliendo de dondequiera que esté, con los ojos cerrados y los oídos tapados. 


Aunque la gente se ría cuando lo escucha, no entienda de lo que les hablo o se burlen, a mi me da algo cada vez que se pueda dar la posibilidad de que alguien vomite. Tengo fobia a los vómitos. No sé por qué, ni de dónde viene, pero es así. Como he dicho antes, cada vez que veo que alguien puede acabar echándolo todo, huyo. Creedme cuando os digo que esto no es nada gracioso para mí: imaginaos vivir con alguien que se marea en el coche, tener de amiga a una celíaca o estar rodeada de posibles sucesos con potas alrededor. Sea quien sea quien esté potando, desaparezco; dejo de ser buena amiga sin pensarlo, y solo me centro en salir de ese lugar lo antes posible. Ya es un reflejo.


Yo de fiesta soy un espectáculo, porque no puedo ni estar cerca de alguien que sé que está hasta arriba de alcohol. Y lo mismo ocurre en una excursión en bus o en un viaje en coche. Mis sentidos “antipotas” se agudizan en este tipo de situaciones y mi cabeza es algo así constantemente; “esa persona se está mareando, me preparo para correr”, “que nadie me diga que tiene ganas de vomitar, porque salto del coche”, “como potes, me piro”. A la gente le parece algo natural, lo más normal del mundo, pero para mí es como una pesadilla, un sufrimiento y estrés enormes. Aunque claro que la persona que vomita también lo pasa mal, yo rezo para que pare cuanto antes y que ambas dejemos de sufrir. 


Creo que llevo desde cuarto de primaria sin vomitar y desde mucho antes conociendo esta fobia, pero los comentarios y las bromas siguen sin hacerme gracia. Que sí, que sí, que ya te he visto hacer una arcada falsa, para ya con la bromita. No me vas a hacer correr hasta que sea real; entonces no me verás a 10 kilómetros a la redonda.


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