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domingo, 30 de octubre de 2022

Algo que voy a extrañar mucho este año es cómo se vive un mundial en la Argentina.

No se crean que esta experiencia empieza con el día de la inauguración. En Argentina, es tal la emoción de la gente que, 100 días antes, los noticieros comienzan una cuenta regresiva que también consta de media hora de novedades sobre el tema. Dos meses antes, empiezan a aparecer las publicidades. Una de las más esperadas es la de una famosa marca de cerveza llamada Quilmes, que nunca falla en representar a todo el país.

Esta es la de este año:

https://www.youtube.com/watch?v=9HwPRjMgna8

Pero, sin dudas, una de las cosas más emocionantes es el pasar por cualquier calle y ver cómo todas las tiendas llenan sus escaparates con productos con los colores celeste y blanco. Pero no es solo eso, durante el mundial, no hay piso que no tenga la bandera colgada.

En los colegios, es obligatorio el uso del uniforme. Sin embargo, siempre se hizo una excepción cuando se trataba de los días en los que jugaba nuestro equipo. Esos días, se nos era autorizado venir con camisetas de fútbol, gorros, bufandas, banderas y cualquier otra cosa celeste y blanca. Yo me ocupaba de traer la pintura para que todos nos pintemos la cara. En esos momentos no importaba si eras fanático del fútbol o no, sino el saber lo que significaba para cada uno ser argentino.

También podíamos elegir dónde ver el partido en caso de que se juegue en horario escolar. Yo siempre elegí verlo en cualquier pantalla del colegio con amigos. Todas las clases se llenaban de alumnos y profesores compartiendo meriendas, cornetas y silbatos y gritando tras cada gol. En las oficinas ocurría lo mismo. Mis papás se juntaban con compañeros de trabajo a disfrutar con mucho nerviosismo de los partidos. Las calles estaban desiertas y el silencio era únicamente interrumpido cuando el equipo contrario metía gol, cuando el equipo argentino metía gol y cuando se consideraba que el árbitro había hecho mal su trabajo. Porque eso sí, después de cada partido, no importa a dónde vayas, todas las personas se creen directores técnicos.

Para los argentinos el fútbol significa muchas cosas, entre ellas, la unión y la esperanza. Esto es porque, al ser un país con tantas dificultades, con tantos problemas y con tantas crisis, la gente pone muchas expectativas en los triunfos de sus equipos. Además, cuando todos aquellos niños que no pueden acceder a una buena educación miran a sus ídolos, también sienten esperanza. Porque ellos lograron llegar desde una realidad de pobreza y pocas oportunidades hasta donde están con una pelota y trabajo duro.

En definitiva, el fútbol nos une como país.





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