Mis perros

 Desde el momento en el que llegaron mis perros Elmo y Leo a casa en febrero del 2021, me dije a mi misma que iba a querer a los dos por igual, que no iba a tener un favorito o uno en concreto que fuese más “mío”. De hecho, al ser dos perros iguales y tener una melliza, las veces que me habrán preguntado si es uno para cada una son incontables.

Lo cierto es que, no sé por qué razón exactamente, a día de hoy, si que podría decir que tengo un feeling un tanto diferente y especial hacia Leo. Doy gracias a que a mi hermana le pasa lo mismo con Elmo porque si nos tuviéramos que pelear hasta por que perro es de quién… ni me lo quiero imaginar. A lo que voy es que, como habéis podido comprobar, no he cumplido con mi palabra, y sí, tengo un favorito. 

Debe de ser cierto eso que dicen de que los polos opuestos se atraen porque, curiosamente, desde que empezamos a conocer y fijarnos en el comportamiento de cada uno, vimos como Elmo es muy parecido a mi y Leo tiene algo más de parecido a Mireia. Entre ellos son completamente diferentes y claramente no me refiero al físico, sino a su forma de ser. 

El carácter de Elmo es mucho más pasota, poco cariñoso y parece que le da igual todo, y sí, no son de las mejores cualidades que uno puede tener pero he de decir que esos son los aspectos en los que nos parecemos. También, un rasgo en el que somos iguales es que en la calle el perro socializa con todo lo que se le cruza y en cambio en casa no hace ni caso a nadie. Por otro lado, el de Leo es al contrario, le encanta pasar tiempo con sus dueños pero a la hora de saludar a personas ajenas se echa para atrás. Esto es algo que me da rabia porque a todo el que no es miembro de mi familia les cae peor Leo por el hecho de que le da miedo interactuar con extraños, pero, si le llegarais a conocer de verdad, y no se lo digáis a Mireia, os aseguro que le preferiríais a él.