Inseguridades

 “Dios, qué orejas más grandes tienes” “A ver si nos depilamos eee”… Comentarios absurdos que acaban convirtiéndose en inseguridades colosales. Pues quién no se ha sentido alguna vez avergonzado de alguna parte de su cuerpo, en ocasiones hasta el punto de mirarse al espejo y simplemente sentir que no vales. Estas son conductas que, por desgracia, son más frecuentes ahora que antaño.

En cuanto a este tema, las redes sociales se pueden considerar un arma de doble filo. Por un lado, gracias a apps como Instagram o TikTok, se puede dar una mayor visibilidad a diferentes tipos de cuerpos y PERSONAS. Hago énfasis en esta palabra ya que no siempre la inseguridad es física. En algunos casos esta puede ser algo más abstracto, como la feminidad o masculinidad. Por otro lado, suele ser común que las redes te recomienden gente que entra dentro de los estándares de belleza establecidos. De esta forma, lo único que consiguen es hacerte ver como si tu cuerpo fuera menos válido, ya que no encuentras a nadie con el que te sientas identificado. De todas formas, este problema no es tanto de los creadores de contenido, sino más bien de la propia app y su configuración.

Ya va siendo hora de normalizar todo tipo de cuerpos y formas de ser, para así poder poner fin a esta lluvia de inseguridades de una vez por todas. El ser mujer no implica depilarse, al igual que el ser hombre no implica estar “mazado”. Para conseguir eso que se conoce como “peso ideal”, si es que existe tal cosa, lo único que hace falta es quererse. Los dígitos que luego aparecen en la báscula son secundarios. Tenemos que dejar de martirizarnos por no poder llegar a unos estándares de belleza imposibles. Si bien me he machacado años por cosas estúpidas, puedo decir con orgullo que he aprendido la lección y que por fin estoy libre de tantas cadenas, a pesar de que me quede alguna por romper.