CAMBIAR DE ENFOQUE

Siempre he sido una persona bastante optimista, sin embargo, últimamente, mantenerme positiva era algo que me estaba costando más. Vivimos en una sociedad que se pasa el día sumida en sus propios pensamientos y en sí mismos. Estamos constantemente creando problemas donde no los hay y comparándolos con los demás, a ver quién es el más pobrecito, cómo si de una competición se tratase. Esto a lo único que nos lleva es a centrarnos en lo negativo y en vez de tratar de encontrar la parte positiva o el aprendizaje de la situación, nos hacemos creer que somos unos desgraciados y perdemos las ganas y la ilusión en todo. 

En la cuarentena, muchas personas, al hacerse conscientes de esta situación, decidieron llevar a cabo una práctica con la gratitud como base. Esta práctica, que para muchos posteriormente supondría un estilo de vida, consiste en valorar más los pequeños detalles de cada día. Es decir, se trata de estar más presente a la hora de hacer actividades ‘habituales’ que acostumbramos a hacer de manera monótona. Además de vivir de manera consciente, y por lo tanto estar más atento y apreciar más las situaciones y el entorno que te rodea, estás en un estado de gratitud constante. Debido a este cambio de enfoque, vivimos con mayor paz mental, y al liberarnos de los pensamientos negativos, que en la mayoría de los casos nos limitan, estamos más abiertos a cambios que nos ayudan a crecer y a conocernos. 

Es cierto, que en un primer momento el pasar a fijarte en todo lo bueno de todas las circunstancias, puede ser muy complicado, e incluso puede llegar a ser bastante frustrante. No obstante, hay varios métodos que pueden ser útiles para crear el hábito. Uno de ellos, el más recomendado es escribir tres cosas por las que estás agradecido todos los días, incluso en los peores, de esta forma te obligas a fijarte en los detalles positivos de tu día. 

Por consiguiente, cambiar de enfoque es algo que recomiendo a todo el mundo intentar, ya que cuando se convierte en hábito es muy gratificante. Al fin y al cabo, no somos nada, nuestra vida se deba a una serie de infinitas coincidencias, por lo que qué menos que vivirla, sin estar lamentándonos constantemente y construir nuestro propio camino en base a lo que nos motiva e ilusiona.