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domingo, 19 de diciembre de 2021

Vecinos


Vecinos

Era el primer día de sol en Bilbao tras dos semanas de lluvia constante. Volvía a casa para comer y vi un cartel firmado por el presidente de la comunidad en el espejo del ascensor, en él se explicaba que a lo largo de los últimos días varios vecinos del segundo y tercer piso se habían percatado de ruidos que parecían carecer de sentido y que venían de las escaleras, el texto concluye explicando que lo más probable era que alguien se hubiera colado en el edificio y que nos aseguremos de cerrar la puerta del portal.


“Podría ser un gato, una anciana desubicada o una paloma curioseando” eso quise pensar yo. Al día siguiente la hoja fue retirada,  supuse que revisaron el edificio y dieron con lo que fuera que atormentaba a los vecinos. Resulta que sí, un vecino (cuyo nombre no se ha dado a conocer) invitó a un vagabundo a pasar un par de días en las escaleras, lo encontraron tumbado en el suelo del sótano, no tenía comida y estaba pasando frío. 


Cuando escuche esta noticia no pude evitar pensar en que el vecino le vió por la calle y sabiendo que había estado lloviendo como nunca sintió compasión por él. Pero ¿por qué no dejarle entrar en su casa o darle comida? Ya que vas a ayudarle ayúdale bien y no le dejes durmiendo sin abrigo en un sótano en diciembre, más que nada porque hay varios vecinos que superan los noventa y ver a un vagabundo durmiendo en las escaleras cuando abres la puerta del ascensor les puede dar un susto de infarto, literalmente.


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