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martes, 14 de diciembre de 2021

Sentimiento

Antes de empezar, deciros que puede que muchos de vosotros no entendáis lo que voy a contar a continuación o creáis que es una estupidez. Otros, sin embargo, supongo que empatizaréis conmigo u os habréis sentido así en algún momento. ¿Ahora mismo os preguntareis de qué narices voy a hablar? Pues ahí va la respuesta: del Athletic, que no de fútbol.


El espíritu de ser athleticzale es algo que he tenido presente a mi alrededor desde siempre y que me han ido contagiando desde muy pequeña. Mis dos aitites, mi tío, mi aita… Ver la ilusión con la que iban a San Mamés cada vez que había un partido y sobre todo la ilusión con la que me llevaban a mi cada vez que alguno de ellos no podía ir era algo muy especial.  


La verdad es que no me canso de escuchar todas y cada una de las anécdotas y recuerdos que cuentan relacionados con el Athletic. Por ejemplo, mi aita siempre cuenta que su tío tenía entradas para la final de la Copa del Rey de 1983-1984, la cual ganó el Athletic contra el Barça, y que mi amama no le dejó ir a Barcelona. Ella dice que es una de las cosas de las que más se arrepiente en su vida y no puede ni escuchar la historia.


Por otro lado, la alegría o tristeza con la que vive un athleticzale cada partido es inexplicable. Otra de las historias que cuentan es que cuando yo iba a San Mamés de pequeña, cada vez que el equipo contrario nos metía un gol, me ponía a llorar. Ya no os cuento si perdíamos el partido, os podéis imaginar cómo era la vuelta a casa.  


Hasta hace poco no era muy consciente de todos los sentimientos que me provocaba ser seguidora del Athletic, hasta que llegó el primer día que volví a San Mamés desde que empezó la pandemia. Aquel día, después de haber ganado una Supercopa mientras estábamos en casa, sin haberla podido celebrar como nos hubiese gustado, cuando sonó el himno del Athletic se me puso la piel de gallina como nunca antes y no pude evitar que cállese alguna lágrima. 


Para muchos, como he dicho antes, esto será una tontería, pero yo creo que no se puede explicar del todo con palabras qué es esto de compartir un sentimiento así con tanta gente. Ahora que tengo la suerte de disfrutar de todos los partidos en San Mamés gracias al gazte abono, como mi aita y aitite tuvieron el suyo hace tiempo, voy a poder vivir más a fondo esta experiencia y contagiarles este sentimiento a mis hijos e hijas como ellos hicieron conmigo.

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