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lunes, 13 de diciembre de 2021

Dos casas

Cuando tienes seis años, que te digan que vas a vivir en dos casas porque tus padres van a vivir separados es algo incluso divertido, pero cuando vas creciendo, empiezas a darte cuenta de lo fácil que sería todo viviendo en una sola casa. Tampoco es que vivir en dos casas sea un infierno, pero sí que es verdad que no se tiene ni de lejos la comodidad que podéis tener muchos de vosotros.

Parece que vivir de esta forma es lo peor que me ha pasado pero, repito, no es que esté tan mal. La mayor desventaja que veo desde hace unos años, siendo sincera, es que vivo con mucha inestabilidad (no sé si esta es la palabra adecuada para lo que quiero explicar). Aunque parezca una tontería, el tener dos casas hace que yo (o mi cerebro) no pueda asociar cada cosa a un lugar concreto. Cada cierto tiempo tengo que estudiar en un sitio diferente, dormir en un sitio diferente, etc., lo que hace que muchas veces en una casa me parezcan más difíciles unas tareas que otras. En casa de mi padre, por poner un ejemplo, me concentro muy rápido para estudiar, algo que en casa de mi madre me es mucho más difícil. Realmente, para que entendáis la sensación, es como ese fin de semana que te vas a algún sitio teniendo un examen la semana siguiente y no consigues encontrar un sitio en el que concentrarte.

Por otro lado está el tema de la ropa, que a algunos os parecerá una tontería pero que otros entenderéis. Imaginaos tener dos armarios, tener toda vuestra ropa dividida en dos o querer ponerte un jersey y que esté en la otra casa. Qué odisea (muchas veces, aunque parezca broma, incluso voy hasta la otra casa a por ropa). Cabe mencionar que, lo que hace mucha gente, es coger una maleta con casi toda la ropa e ir cambiándola de casa, pero os aseguro que en mi caso esta no es una opción. Además, conociéndome, estaría toda la semana dándole vueltas a la ropa que tendría que meter en la maleta.

Yo cambio de casa cada semana y me parece que está bien, pero es que no os hacéis una idea de lo rápido que pasa. Llego los martes y para cuando me quiero dar cuenta ya es domingo, o sea, que me marcho en dos días. La idea que tengo en mente, con el objetivo de poder acomodarme del todo en una sola casa, es empezar a hacer el cambio cada mes. Aunque a muchos os pueda sonar raro, hay mucha más gente de la que podemos pensar en esta situación y me gustaría mucho, personalmente, poder conocer cómo otras personas la viven.

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