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domingo, 19 de diciembre de 2021

Dibujar

 Desde muy pequeña en mi casa se me ha llamado “la artista de la familia”. Esto es porque tanto mis padres como mis hermanos y abuelos consideran que mi don es el dibujo, opinión con la no estoy de acuerdo en absoluto.

Es verdad que a la hora de asistir a clases de pintura se me podía dar mejor que a algunos de mis compañeros pero yo, siempre he creído que eso era debido a que prestaba más atención cuando el profesor o profesora venía a echarnos una mano. Al siempre haber sido muy perfeccionista en este aspecto, es probable que pusiera más empeño en que el cuadro saliera medianamente bien, al contrario que algún otro compañero que no le daba demasiada importancia. Pero como bien he dicho, no considero que eso signifique que tenga un don dibujante ni mucho menos.

Desde que mi familia piensa que tengo esa especie de “don”, me insisten en que lo potencie y siga yendo a clases, cosa que a mi, personalmente, no me provoca ningún tipo de motivación. Si que es verdad que de más pequeña, en ocasiones en las me aburría cogía una libreta y me ponía a dibujar objetos que tenía por casa como calculadoras, estuches, lámparas, bolis, lápices… Es decir, cosa que veía, cosa que dibujaba.


Seguí haciendo esto hasta que, un día, perdí aquel cuaderno y desde ese momento, no me ha vuelto esa costumbre que tenía de dibujar en mis ratos libres. De todas maneras, he de decir que ni siquiera me molesté en buscar otro cuaderno o libreta así que directamente dejé de dibujar. Actualmente, mi familia no me insiste tanto en que debería de seguir dibujando porque creo que ya se han dado por vencidos al ver que no les hago caso, lo que sí se hacen es, en momentos puntuales, pedirme que dibuje algo como por ejemplo un dibujillo para alguna felicitación de cumpleaños y cosas del estilo.


Mi madre me sigue recordando de vez en cuando los concursos que gané por dibujar, pero la verdad que mucha importancia no les doy, más bien ninguna. Recuerdo que gané un concurso en el cole, y creo que otros dos con la academia de pintura a la que solía ir pero nada muy fuera de lo normal, quiero decir, veo esos dibujos ahora y los veo de lo más normalito del mundo. Mi familia, sin embargo, y aún que yo no esté de acuerdo, se sigue fijando en algún que otro cuadro que dibujé en su día y me insisten en que dibujar es un don con el que nací.

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