Etiquetas

martes, 23 de noviembre de 2021

Mi experiencia con el deporte

 Si tuviera que pasarme toda la vida haciendo algo, sin ninguna duda, sería haciendo deporte. Llamadme loca, pero las horas que más disfruto de mi semana, incluso más que salir de fiesta, son en las que realizo alguna actividad física. Lo cierto es que no me imagino mi vida sin él. El deporte ha formado parte de ella desde que tengo uso de razón, pues esta es mi historia.


Mi primer contacto con las actividades físicas fue a los 4 años. A esa temprana edad, decidí apuntarme a ballet. Recuerdo que no es que se me diera muy bien, pero yo me sentía una bailarina profesional. Sin embargo, al ver que todas mis amigas se apuntaban a gimnasia rítmica, decidí yo también hacerlo. Así que cambié el tutú por abrirme de piernas, literalmente. Tardé 4 años en darme cuenta de que la flexibilidad no era lo mío, y decidí darle una oportunidad al baloncesto. La verdad, es que no me puedo quejar porque han sido 9 muy buenos años, con mil y una anécdotas. Sin embargo, hace 3 años, vi que la ilusión ya no era la misma y hacer basket se había vuelto, simplemente, una rutina.


Tras mucho pensarlo, decidí desapuntarme y sustituir esas 3 horas semanales por ir al gimnasio con amigas. No os voy a mentir, no hacíamos casi deporte, pero disfrutaba enormemente el rato que compartía con ellas en aquel lugar. Al siguiente año le dimos una oportunidad al spinning, que es básicamente pedalear al ritmo de la música. He de decir que mientras duraba la clase, miraba el reloj constantemente deseando que se acabara porque había dejado de sentir las piernas. Sin embargo, esperaba con impaciencia que llegaran los lunes y miércoles para poder volver a repetir aquella sensación.


Este año, he retomado un deporte que había hecho puntualmente de pequeña: el surf. Sinceramente, apuntarme en invierno ha sido una de las mejores decisiones de este año. Por un lado, disfruto compartiendo un hobbie con amigas; verlas caerse o mejorar se convierte se convierte en momentos de risa e ilusión compartida. Por otro lado, el mar es el mejor aliado de la desconexión. Por muchos exámenes que tenga, en el mar, la única preocupación que tengo es que las olas de 5 metros de Sopelana no acaben con mi vida. 


Spinning, surf, tenis, gap… al final me he dado cuenta de que al menos para mí, lo que disfruto no es haciendo un deporte concreto, sino dedicarme ese rato a mí misma. Sin duda, esas 4 horas semanales son una “recarga de pilas'' para toda la semana. Ojalá pudiera dedicarle más tiempo, pero por el momento me alegro de poder hacer lo que me gusta y desconectar, aunque solo sea por un rato, del estrés de cada día.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos pagamos por pecadores.

 Cada vez el ser humano es mas cruel y no tiene piedad en hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieren, sin importar si muere un inocen...