“Ahora no se os puede decir nada”, “No voy a opinar a ver si ofendo a alguien” o “eso en mi época no era así” son algunos ejemplos de frases que suelen comentar algunos adultos de hoy en día menospreciando a nuestra generación. Para ello, utilizan argumentos como que somos muy débiles o que lo único que hacemos es quejarnos de todo lo que no nos gusta. ¿Y sabéis que? Tienen toda la razón. Pero antes de que cualquier adulto comience a regocijarse porque un chaval les haya dado la razón o que alguien cercano a mi edad comience a quejarse de que no “llora”, tengo que decir que no he hecho nada más que empezar.
Por supuesto que los jóvenes de hoy en día nos quejamos por todo en lo que no estamos de acuerdo y con razón. Llamadme loco si soy el único que ve normal que otra persona, al vivir algo con lo que no está de acuerdo o no encuentre justo, se queje. Es que vamos, solo faltaba que en una situación injusta o en una que vaya en contra de sus principios y opiniones se tenga que quedar de brazos cruzados y comerse todo el marrón.
Sinceramente, estoy cansado de escuchar los mismos comentarios una y otra vez. Si por lo menos fueran originales o tuviesen sentido podría ponerme de su parte. Pero vienen repitiendo las mismas frasecitas una y otra vez como si fueran máquinas, siempre en torno al mismo argumento “YO no me quejaba tanto”. Por supuesto que no lo hacías. Pero no lo hacías no porque fueras mucho más fuerte o resistente que yo, si no que, al igual que los cerdos no pueden volar, vosotros no podiais quejaros, ya que dos segundos después de abrir la boca os estaba cayendo una paliza del tamaño de Manhattan.
No es que seamos más lloricas, todo lo contrario, sois igual o incluso más lloricas que nosotros. Pero que os hayáis criado en un entorno donde la libertad de expresión tenía la misma importancia que una piedra no es culpa nuestra y no hace falta que la carguéis con nosotros por haber tenido una infancia más dura. Es que no sé a vosotros, pero a mí un mundo en el que la violencia (sobre todo la doméstica) vaya disminuyendo y la libertad de expresar lo que piensas o lo que sientes vaya aumentando es un claro paso hacia delante como una sociedad mejor.
Sin embargo, como en todo, sobre este tema también existen energúmenos que se aprovechan para decir barbaridades o cosas del estilo, argumentando en las redes sociales que eso es libertad de expresión y que no puedes decir nada en contra, pero bueno, eso ya es tema para otro blog…
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