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martes, 31 de enero de 2023

PRIMERA Y ÚLTIMA VEZ

 PRIMERA Y ÚLTIMA VEZ



El sábado pasado cumplí la mayoría de edad y mis amigos me convencieron para ir al casino de Abando. El día que te inscribes a esta sala de juegos te dan dinero con el que jugar, además de que si es el mes de tu cumpleaños, todavía te dan más.


Cuando entré dentro, la verdad que me sentía muy incómoda. Nada más llegar, unos hombres que tenían caras de mafiosos,  estaban discutiendo por algo que había pasado en una partida de poker. He de decir que no me enteré de mucho porque prefería alejarme. Asimismo, estaba rodeada de gente adicta a los diferentes juegos que había y de gente con muchísimos billetes en sus manos (nunca antes había visto esos fajos de billetes). Algunos pocos, los afortunados, saldrían con el doble de lo que tenían y otros, supongo que la mayoría de ellos, saldrían con las manos vacías.



Por un lado, nos dieron unos tickets con dinero para jugar en el tragaperras. Una persona como yo, que no sabe ni tan siquiera jugar a videojuegos, está claro que tampoco iba a saber como se jugaba a eso. El chico que nos atendió en la inscripción era muy majo y decidí preguntarle cómo se jugaba porque la verdad que estaba bastante desubicada. Me intentó explicar alguna estrategia, sin embargo, no entendí nada. Es por ello que decidí tocar los botones al azar.



 Por otro lado, nos dieron también dinero para jugar a la ruleta. Consistía en dar a numeritos en un periodo concreto. Si tenías suerte clickabas el número que tenía el premio y si no la tenías, no. 



La verdad que para no tener ni idea de jugar a nada, no lo hice tan mal. Gané 40 euros. Sé que podría haber salido de ahí con más dinero, pero también con menos, por lo que estaba contenta con lo que había conseguido. 



A pesar de ello, no volveré a entrar en un sitio como este nunca más. Todo se quedará en una anécdota. Un plan diferente del que además salí beneficiada y donde nos reímos mucho porque ninguno de los que estábamos sabíamos jugar a nada.











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