Etiquetas

miércoles, 2 de noviembre de 2022

Desde que tengo uso de razón, siempre me han enseñado el significado de la palabra empatía y la importancia de ayudar al otro. Como cuando le ofreces a una persona mayor ayuda para abrir una puerta pesada, cuando a alguien se le cae un objeto sin darse cuenta al caminar por la acera o simplemente siendo amable con los demás. Pero… ¿qué pasa cuando uno realiza una buena acción hacia otra persona y el resultado no es el esperado? Mi mamá pasó por esa situación hace 35 años.

Pongámonos en contexto para entender la situación. En ese entonces, no existían los móviles, no había internet y, en su casa, ni siquiera tenían un teléfono fijo. Una tarde, ella se encontraba con su hermana y dos amigas en el living de su casa. En ese cuarto, había un gran ventanal que les permitía ver el jardín que estaba al lado de la calle. En un momento, vieron cómo un pajarito se acercó a su jardín con algo en su pico, dejó dicho objeto en el césped y se fue volando rápidamente.

Las cuatro adolescentes salieron intrigadas a ver qué había dejado el pajarito y se sorprendieron al encontrarse con un Documento Nacional de Identidad. Todas estaban de acuerdo en encontrar a su dueño y devolvérselo ya que, en esa provincia y en ese tiempo, el trámite para obtener un documento de ese tipo podía llegar a tardar hasta ocho meses. Lo primero que hicieron fue buscar el nombre de su respectivo dueño en la guía telefónica, donde encontraron su número y dirección. Una vez obtenido el número, tuvieron que acercarse a una telefónica para poder comunicarse con el dueño. Acordaron que él pasaría a recogerlo por su casa esa misma tarde.

Cuando vino les explicó muy amablemente que, una semana atrás, le habían robado el auto y, con él, un maletín con varios documentos importantes. Como el DNI era uno de ellos, necesitaba saber dónde lo habían encontrado para poder recuperar el maletín. Imagínense su reacción cuando cuatro chicas de entre quince y dieciséis años trataron de explicarle que “había venido un pajarito que, en su piquito, trajo ese documento y se fue volando.”

La situación se tornó bastante violenta porque nunca les creyó y las amenazó con llamar a la policía exigiendo la aparición de su maletín. Varios minutos más tarde, el señor se fue enojado y sin agradecerles la buena acción.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos pagamos por pecadores.

 Cada vez el ser humano es mas cruel y no tiene piedad en hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieren, sin importar si muere un inocen...