Etiquetas

sábado, 29 de octubre de 2022

Ni tú peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos

Cuando leí esta frase en una tarea de religión allá por septiembre, acababa de perder una amistad muy importante para mí. Sabía que la culpa había sido única y totalmente mía y cargaba con ello constantemente. Sin pretenderlo, siempre terminaba dándole vueltas a lo mismo... ¿Cómo había estropeado algo que estaba perfectamente así sin más? ¿Qué me había llevado a hacerlo?... pero como a nada le encontraba una explicación, lo único que conseguía era arrepentirme y martirizarme más con cada pensamiento y pregunta que me hacía. 

Entonces fue cuando esta frase trajo a mi cabeza los "y si..."s;

¿Y si en realidad no es para tanto? ¿Y si no he estropeado tanto las cosas como creo? ¿Y si son mis propios pensamientos los responsables, los que hacen que me sienta tan culpable por algo que igual no es tan oscuro como lo veo?

Esto me llevó a reflexionar y darme cuenta de que quizá, tan sólo era yo misma la que a base de pensar y pensar sin parar en el tema, generaba una culpabilidad mayor en mí. Tan sólo yo misma la que le estaba dando más importancia de la que tenía a todo, haciéndome sentir peor.

Una reflexión maravillosa para plasmar en el blog de historia, ¿no creéis? Eso pensaba yo, hasta que me puse a ello y la entrada acabó quedándose en nada, en un maravilloso borrador que sólo contaba con el título. Era como si a pesar de sentirme identificada con la frase y creer haber encontrado en ella la respuesta a lo que me pasaba, no terminara de convencerme y en el fondo sólo me pareciera una excusa con la que reducir la importancia de lo que había hecho.

Al de una semana de haber abandonado el borrador, seguí pensando y finalmente me propuse dejar a un lado esa culpabilidad que me echaba encima y darme la oportunidad de intentar arreglar lo que hasta entonces me parecía imposible. Para mi sorpresa lo conseguí. Terminé solucionando las cosas y con el tiempo, aquella amistad que había dado totalmente por perdida volvió a ser la de antes e incluso después de un mes está mejor que nunca.

Así es como hoy, 29 de octubre, termino orgullosa esta entrada, doy respuesta a todos esos "y si..."s y soy capaz de escribir que no podemos ser tan duros con nosotros mismos. Que se puede tener un nivel de autoexigencia y darle importancia a las cosas, pero sin pasarse, para no hacer de las cosas algo peor de lo que son. Porque puede ser duro que un amigo no te perdone y tengas que aceptar que se acabó. Pero peor es que pueda llegar a hacerlo y seas tú quien termine con todo sin saberlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos pagamos por pecadores.

 Cada vez el ser humano es mas cruel y no tiene piedad en hacer cualquier cosa por conseguir lo que quieren, sin importar si muere un inocen...