Fotografías

Desde pequeña soy una persona muy curiosa. Siempre me ha gustado ir mirando, bien a lo que la gente iba haciendo por la calle, o bien el paisaje que en aquel momento me rodeaba. 

A las mañanas vengo al cole andando y tengo la oportunidad de poder ver el amanecer. De hecho, mis amigas, Marta y Alejandra, siempre me recuerdan que tengo mucha suerte por poder disfrutar de momentos como este. Esto se debe a que ellas lo único que ven por las mañanas antes de entrar al cole, es el cielo un poco rosa entre edificios. Hasta que ellas no me lo dijeron, no me había dado cuenta de que tengo mucha suerte por poder disfrutar de momentos como este. Aún así, hay veces que me los pierdo porque en vez de observarlos y disfrutarlos, me centro más en sacarles una foto para el recuerdo. 

Creo que muchos de nosotros (aunque igual me equivoco y solo estoy hablando por mí) tendemos a capturar los momentos que, sin móvil, quedarían en nuestros “verdaderos recuerdos”. Sin embargo, capturándolos podemos llegar a hacer que esos momentos pierdan su esencia. Es por ello, que últimamente me he propuesto volver a ser “curiosa activamente” e intentar no utilizar el móvil para no perderme estos momentos.  

En conclusión, debemos disfrutar de los placeres de la vida con nuestros sentidos y no intentando inmortalizarlos.

Tanta rutina, tanto ruido en la ciudad, 

tantas sirenas sonando en la oscuridad.

Unos recuerdos vienen,

otros, por desgracia, se van.

Dejamos la vida pasar, 

por unos recuerdos que creemos que hay que fotografiar.

Pero, ¿quién nos lo va a contar

si la clave está en con los ojos mirar?

Pobres recuerdos llegan 

y grandes momentos se van.