Etiquetas

sábado, 20 de abril de 2024

Ojalá poder vivir de viajar

Muchas personas cuando piensan en la palabra viaje, se imaginan aviones, hoteles, monumentos… Yo, sin embargo, cuando pienso en esto siempre se me viene la misma idea a la cabeza, ir en una camper con alguien a quien quiera y recorrer el mundo entero. Poder ver atardeceres, amaneceres, animales exóticos, conocer culturas, personas… en definitiva vivir una aventura.


Por lo recién contado, el mejor recuerdo que guardo de un viaje es el que hice con mi grupo scout a los Pirineos, aunque irónicamente también es mi peor recuerdo. Habría muchas personas que ir de acampada al monte no le llamaría viajar, pero yo lo hago. Siempre que pienso en esos 12 días, para mi 10, me sale una sonrisa de oreja a oreja porque jamás había sentido lo que sentí esas dos semanas. 


Tal vez estés leyendo esto y no entiendas nada. ¿ Por qué digo que es el mejor recuerdo que guardo pero, también el peor? Esto es porque en el décimo día yo tuve que irme por problemas de salud. No era nada muy grave, pero es lo más “serio” que me ha pasado. A pesar de eso, si pudiera, repetiría ese campamento mil veces. Aunque me encantaría conocer el mundo entero.


Australia es uno de los países a los que siempre he querido ir. Desde pequeña he soñado en ir a Sidney, a sus playas despampanantes, a sus bosques tropicales… A día de hoy pensando de manera más realista, se que ir es algo costoso y además allí hay muchos insectos, tarántulas, pero sobre todo tiburones. Los tiburones me dan muchísimo miedo tanto que no soy capaz de ver una película de tiburones. Por eso mismo esta idea cada vez me atrae menos aunque espero cumplirla en algún momento por mi niña interior.


¿Está viajar sobrevalorado?

 El ser humano tiene la costumbre de cuando encuentra algo que le gusta explotarlo hasta que esté tan quemado que ya no le guste o lo rehace. Como cuando escuchas una canción tan buena y decides ponerla a todas horas, hasta el punto de no poder escucharla más. Algo parecido se puede decir que ha pasado con viajar. Hacer turismo y visitar nuevos sitios se ha masificado tanto que hay personas que consideran que viajar está sobrevalorado.


Pero, ¿con qué se justifica esa opinión? ¿Con que conlleva mucho dinero  y tiempo? Muchas veces esta opinión viene dada con una connotación de envidia hacia aquellas personas que sí se lo pueden permitir ya sea por dinero o por tiempo. Y es que yo también me he visto en esa situación de decir, “buf pues no me gustaría viajar a ese sitio eh”, cuando en realidad en mi cabeza solo me imagino perdiéndome entre calles rodeadas de rascacielos, o tomando el sol en una playa preciosa, o cenando viendo el atardecer en la costa. 


Pero, a la hora de la verdad, viajar va más allá del dinero. Obviamente poder pagar el billete de ida y vuelta, y el alojamiento es algo fundamental, pero en verdad muchas veces merece la pena ahorrar un poco y buscar ofertas si la recompensa es visitar un nuevo destino. Y no digo país, no. Porque no hace falta irse muy lejos para poder disfrutar de ciudades maravillosas, como podrían ser bien París o bien Granada. 


Viajando tienes la oportunidad de aprender nuevas culturas y gastronomía, de ver sitios distintos a los que estás acostumbrado e incluso de conocer otra versión de ti. Es por ello que no creo que viajar esté sobrevalorado, más bien ponemos las expectativas tan altas que se nos escapan de las manos y no llegamos a ellas. Si por X o por Y no puedes coger un avión a un nuevo país, en Abando sale todos los días un tren a Madrid. Si ves que no tienes tiempo entre semana, coge el coche un sábado por la mañana y vete a Donosti a pasar el finde. Así que no creo que viajar esté sobrevalorado, porque desde mi punto de vista se gana más de lo que se pierde visitando nuevos sitios.


jueves, 18 de abril de 2024

Mis viajes (solo es uno)

 El mejor viaje que hice fue en 4º de la ESO junto a mis compañeros de colegio. Fuimos a Lisboa durante una semana, realmente fue bastante entretenido, ya que exploramos mucho, nos reíamos de los portugueses (me caían mal) y fuimos a un zoo, donde fui capaz de ver pingüinos y nutrias. 


Mi peor recuerdo fue cuando fuimos a un restaurante en Sintra. Por la mañana recorrimos el Castillo que había allí y luego para la hora de comer fuimos a un restaurante. ¡Fue una pesadilla!. Os pongo en contexto. Como éramos tantos nos dividimos en diferentes mesas y cada mesa pedía lo que quería, yo me senté con Eleder y tres amigos más, el problema fue que todas mesas incluido nosotros habíamos pedido todo a la vez, pero por alguna extraña razón a nosotros nos atendieron muy tarde. Veíamos cómo el camarero traía comida a las otras mesas, pero a nosotros nada y nos estábamos muriendo de hambre. Había tanta hambre que me planteé comer un limón podrido que había a mi lado. Después de tanto tiempo llegó nuestra comida, la comimos, y cuando nos íbamos a ir, Eleder, mis 3 amigos y yo nos cagamos en los muertos de esos portugueses (fuck them).


El lugar que más me impresionó fue el zoo, pero porque tengo un serio problema con los pingüinos y el lugar al que nunca volvería sería al restaurante de mierda de Sintra. 


Realmente de aquí a 50 años no tengo ni idea de cómo va a ser mi vida, ni siquiera se si estaré vivo por lo que no tengo una idea fija de lugares que más me llaman la atención, pero sinceramente prefiero que me lleve el viento a donde me tenga que llevar y que sea lo que Dios quiera.  


lunes, 15 de abril de 2024

Las Barras y las Estrellas

Cuando pienso en los viajes que más me han gustado, mi mente es transportada inmediatamente al año de 2018 en el que tuve la increíble oportunidad de recorrer unas de las calles más icónicas del mundo. Cómo no, el lugar del que estoy hablando es Estados Unidos, concretamente la costa oeste del inmenso país. Como era de entender a mis doce años de edad, nunca había estado fuera de Europa, mucho menos un lugar tan simbólico del mundo occidental como lo es California. Mi mente fue completamente capturada por las maravillas de aquel lugar. Cada calle, cada monumento, cada edificio me dejaba asombrado y estupefacto, como un cavernícola que descubre el fuego por primera vez.


El parque nacional de Yosemite fue el lugar de California que menos ilusión me hacía visitar. ¿Por qué iríamos a ver la naturaleza estando rodeados de las ciudades más maravillosas del mundo? pensé en aquel entonces, opinión que pocas horas más tarde, tras nuestra llegada al parque, retractaría por completo. Todo lo de aquel lugar parecía sacado de película. Las inmensas cascadas de agua cristalina cayendo de las enormes y rocosas montañas, como los pliegues de una frazada gris sobre un sofá, hacían gran contraste al color vivo de los abetos y los pinos. La fauna silvestre, claramente acostumbrada a la presencia de humanos en sus hábitats, continuaban sus vidas, dando a ver el comportamiento natural de estas especies de una manera imposible de apreciar en los zoológicos. Sin duda fue una experiencia inolvidable.


Una de las primeras películas que vendrán a la mente de muchos al hablar sobre fugas de cárceles indudablemente tendría que ser la película de Clint Eastwood de 1979, Fuga de Alcatraz. La película narra la historia de los hermanos John y Clarence Anglin, quienes tratan de escapar de una de las más protegidas prisiones del mundo. Yo tuve la oportunidad de vivir esta misma experiencia en persona al ver las mismas camas, el mismo patio e incluso las mismas bandejas de las que comían estos prisioneros. Fuí capaz de entender el medio por el cual trataron de escapar a cada detalle e incluso pude ver las herramientas que fueron utilizadas. Esto junto con las calles de San Francisco hizo aún más inolvidable este viaje para mí.


Podría pasarme horas sin parar hablando sobre los distintos sitios que tuve la suerte de visitar, la ciudad de Los Ángeles, Disneyland, Santa Bárbara… Sin embargo, creo que ya tan solo con estas dos increíbles experiencias, el viaje entero mereció la pena. Fue sin duda una experiencia extraordinaria y se lo recomendaría a cualquiera pueda y quiera ir.

 

La ciudad que no duerme


LA CIUDAD QUE NO DUERME

 La primera vez que se viaja al otro lado del charco es una experiencia que nadie olvida. Yo he tenido la suerte de vivirla este año, ya que he visitado Nueva York. Este viaje se quedará en mi memoria para siempre. El viaje con el que sueñan todas las niñas de pequeñas. La ciudad de las películas, la luz y que nunca duerme. 


No solo he visto una ciudad, en mi opinión impresionante, sino que también he tenido la oportunidad de conocer una cultura algo distinta, la estadounidense. Es por ello que voy a hacer una enumeración de las curiosidades o cosas que me llamaron la atención.


En primer lugar, hay que decir que en Estados Unidos (o por lo menos en Nueva York) se vive a lo grande. Pero a lo grande literal. Si te pides un helado de postre, te llenas como para una comida entera. Las raciones para uno en España serían de pareja. Las tiendas son de dos pisos mínimo. Y la altura y anchura de los edificios no hace falta ni mencionarlos. Muchas de las cosas que muestran en las películas de Nueva York no se alejan mucho de la realidad.


Otra cosa que también me extrañó mucho fueron las propinas. En todos lados hay que dejar propinas, a pesar de haber pagado ya la comida. Si no entendí mal a nuestro guía, es porque los empleados cobran así, más o menos. Es decir, su sueldo es tan bajo y la vida allí es tan cara que sus ganancias dependen del dinero que consigan con propina. Es por ello que en los datáfonos de allí a la hora de pagar puedas poner cuanto porcentaje de propina quieres dejar. O incluso si decides no dejar seguramente te miren mal.


Y por último, otra de las cosas que más me gustó de Nueva York es que cada rincón ha salido en al menos una peli. Es una ciudad para disfrutar a todas las edades. Por ejemplo, mi ama visitó muchos sitios de su serie favorita “Sexo en Nueva York”, y mi hermana nos hizo un tour por sitios donde se grabó la serie “Castle”, y un día paseando por una calle nos encontramos con una cafetería que sale en “Gossip Girl”. 


Por todas estas cosas y por las que me he dejado sin contar, creo que Nueva York es una ciudad que sorprende y engancha. A pesar de que mucha gente diga que está sobrevalorada, yo os recomiendo que si tenéis la oportunidad de ir lo hagáis.


domingo, 14 de abril de 2024

¿Es el ser humano malo por naturaleza?

            ¿Es el ser humano malo por naturaleza?


A lo largo de la historia humana ha habido gran cantidad de filósofos y pensadores que han debatido sobre esta cuestión, sin llegar a un consenso.


En mi opinión, la respuesta a esta pregunta es de gran dificultad. Según yo lo creo, el ser humano nace sin bondad y sin maldad, es decir, con un carácter neutral.

No somos ni buenos ni malos, aunque es verdad que todos cometemos actos considerados como negativos o positivos, pero creo que esos actos considerados malos o buenos llaman a otras acciones de su mismo tipo, esto es, aquel que está envuelto en una atmósfera de violencia será más propenso a ser violento y a cometer actos agresivos, ya que es lo que ha aprendido y lo que ve como normal.

 

Esto ocurre porque cada uno consideramos distintos actos como buenos o malos, para esas personas, actos negativos que cometan no son necesariamente reprochables, puesto que son los que han aprendido como acciones normales. 


Es por eso que he llegado a la conclusión de que las personas no somos ni buenas ni malas, dependiendo de los criterios sobre lo bueno y lo malo de cada persona somos metidos en uno u otro saco.


Semana Santa

 Esta Semana Santa podría describirse como una de las más emocionantes. Hice un viaje inolvidable al sur de España junto con otros 15 amigos y familia. El objetivo era llegar el sábado a Sevilla para ver la final de la copa, pero queríamos aprovechar el viaje para hacer algo más.


Partimos el martes desde Bilbao y no fue hasta esa misma noche cuando llegamos a Monachil, el pueblo donde se encuentra la estación de Sierra Nevada. El primer día lo dedicamos a conocer bien la estación, ya que ninguno había estado allí antes. Esa noche fuimos a cenar fuera todos y volvimos pronto a casa para madrugar el siguiente día.


El segundo día fue el que menos esquiamos, ya que como era el cumpleaños de mi madre fuimos lo antes posible a Granada, donde visitamos la ciudad durante la tarde y cenamos en un restaurante local. 


El tercer día fue el último que esquiamos. La verdad que tuvimos mucha suerte los tres días porque hizo un tiempo buenísimo y la nieve también estaba muy bien. Además, ese día nos pusimos la camiseta del Athletic para esquiar ya que el próximo día era la gran final y nos sacaron fotos hasta para el periódico. Esa noche,

decidimos irnos pronto a dormir dado que el siguiente día teníamos 3h de viaje hasta Sevilla.


El cuarto día nos levantamos a las 7 de la mañana para recoger toda la casa y prepararnos para ese día tan especial. Llegamos a Sevilla alrededor de las 12 y nos encontramos con algo muy especial. Ver la ciudad pintada de los colores de nuestro equipo, la ilusión en las caras de todos con los que te cruzabas… ese sentimiento de orgullo era indescriptible. Estuvimos por la ciudad hasta que llegó el momento de la kalejira y después finalmente entramos en la hiria para ver el partido. Tuvimos mucha suerte ya que pudimos verlo en las primeras filas de la pantalla grande. 


Fue uno de los partidos más emocionantes que he visto, pero el subidón después del penalti de Berenguer compensó toda la tristeza que sentimos en el momento del descanso. Ver a todo el mundo con las lágrimas cayendo por sus caras me hizo darme cuenta de la suerte que tenemos por tener una afición inigualable. No había mejor manera que celebrar esta victoria que con mis mejores amigas y así fue. 


El día siguiente fue un poco más duro, ya que a pesar de tener que hacer un viaje en coche de 10h con resaca, dejabas atrás una ciudad y muchos recuerdos imposibles de olvidar, porque me atrevería a decir que este fue uno de los mejores días de cualquier athleticzale.

Las mejores vacaciones de mi vida

 Estas vacaciones han sido muy especiales, más de lo que me hubiera imaginado nunca. Ha sido algo diferente y que no pensaba que ocurriría. Estas dos semanas me lo he pasado increíble. La primera de ellas fue igual que siempre, ya que estuve en Bilbao, pero la siguiente me fui a Sevilla. Es de los mejores recuerdos que tengo y posiblemente de los que tendré a lo largo de toda mi vida. 

En esa semana nos fuimos toda mi familia a Córdoba dos días para visitarla y luego llegar a Sevilla. Córdoba me pareció bastante bonito, pero yo realmente no estaba allí para visitar la ciudad así que tampoco lo disfruté tanto como lo hubiera hecho en otra ocasión. Después de estos dos días por fin llegamos a Sevilla. Los dos primeros días allí visitamos la ciudad y los otros dos disfrutamos del gran ambiente que hubo. 


Al principio al ver una camiseta del Athletic saludabas e incluso la gente de allí te animaba pero al acercarse el gran día eso ya era imposible. Había demasiada gente. Sevilla era rojiblanca y no precisamente por los aficionados del Sevilla, sino que los del Athletic. Cada rincón al que ibas encontrabas una camiseta rojiblanca.


Llegó el sábado y yo estaba nervioso. Lo primero que hicimos fue acercarnos al campo y después irnos a la Athletic Hiria para conocer un poco el camino que teníamos que hacer por la tarde. La Athletic Hiria era impresionante, mucho más grande de lo que pensaba y pase allí la tarde hasta que nos fuimos al campo los aficionados del Athletic. Todos estábamos muy emocionados y animados y se notaba en el ambiente. Todo el mundo animaba. 


Por fin entré al campo que era lo que tanto deseaba. Nos sentamos y empezó el partido. Al cabo de unos minutos, en la mitad del primer tiempo, llegó el gol del Mallorca y empezaron los pensamientos negativos. En mi cabeza se repetía “otra vez” continuamente y al mirar hacia los lados veías las caras de preocupación, incluso gente llorando. Pero no había que darse por vencidos porque eso no va con nosotros. Menos mal que en la segunda parte llegó el gol de Oihan Sancet y nos animamos todos.


Finalmente llegamos a los penaltis y el momento que no olvidaré jamás. El penalti parado por Julen Aguirrezabala y el último penalti anotado para sentenciar la tanda de penaltis de Alex Berenguer. A pesar de haber sido el partido en el que peor lo pasé, quitando la tanda de penaltis, fue una experiencia increíble y una sensación que no sé ni cómo describirla. Todo el estadio saltando de lado a lado y abrazando a la gente de alrededor, sin importar quienes fueran. Lo importante es que al fin, tras cuarenta años y muchas finales perdidas, lo volvimos a conseguir. 

Gracias aitite por este regalo

No todos los días tienes la oportunidad de disfrutar tanto del fútbol como en una final de Copa del Rey en la que está el Athletic Club. El 6 de abril de 2024 el mundo fue testigo de una de las mayores fiestas de este deporte.

Después de llegar a más semifinales que cualquier otro equipo en esta competición, después de haber perdido 6 duras finales, después de que hayan pasado increíbles jugadores que no lo pudieron conseguir y sobre todo después de no haber podido celebrar en condiciones dos finales por culpa de la pandemia, el fútbol le debía una al Athletic.


A pesar de separarles más de 800 km, a pesar de que más de la mitad no iban a poder ver el partido en el estadio, a pesar de todos los peros que os podáis imaginar, más de 80.000 mil aficionados de este histórico club bajaron hasta Sevilla para disfrutar todos juntos de algo muy grande: el ATHLETIC.


Las calles estaban abarrotadas de camisetas rojiblancas, luciendo el escudo que les representa. No había una calle en la capital andaluza en la que no te encontraras a uno. Cada segundo escuchabas a un grupo gritando “ATHLETIC, ATHLETIC”. Todo el mundo levantando sus bufandas al cielo de Sevilla para animar a su equipo. Una experiencia inolvidable para las miles de personas que fueron a apoyar a su equipo.


Y es que, en mi opinión, el partido fue lo de menos. El Mallorca jugó muy bien sus cartas e hizo un partido muy serio y digno de admirar. Sin embargo, el Athletic que hemos estado viendo durante toda esta temporada solo apareció durante 15 minutos, lo cual nos permitió lograr el empate y salir campeones en la tanda de los penaltis.


Por esa razón, me quedo sobre todo con todo lo que viví durante el fin de semana. El viaje de ida y vuelta con mi padre. Las nuevas personas que he conocido. Los momentos que he estado disfrutando con mis amigos sin tener que estar preocupándome por nada. El día entero que pase de pies y gritando, aunque hiciese 26 grados. Momentos que espero no tener que esperar 40 años para volver a vivirlos.


Y este espectacular fin de semana y todas estas experiencias se las debo a una persona. A mi aitite que fue quien un día me hizo enamorarme del Athletic. Ojalá hubiese estado aquí para haberlo vivido conmigo y lo haberlo celebrado juntos.


Sevilla

 Os voy a contar lo que para mí es una de las experiencias más alucinantes que he vivido hasta la fecha. El pasado 6 de abril se disputaba la final de la copa y el Athletic era uno de los finalistas. Nos metimos al sortro de las entradas y nos tocaron tres. Decidimos ir mi padrastro, mi hermano pequeño y yo.

La casa para las noche anterior a la final la cogimos un poco tarde, por lo que, para que no nos saliera un ojo de la cara alquilamos una en huelva, a una hora de Sevilla. La casa se encontraba en medio de la nada y habia que recorrer una carretera un poco estropeada, con piedras y hoyos, pero la casa estaba bien.

Salimos de Bilbao a las 8 de la mañana para llegar a la tarde allí. En el coche me llevé a dos amigos, Peio y Lucas, que a pesar de no tener entradas, iban a disfrutar del ambiente y la Athletic Hiria. El camino de ida se nos hizo bastante largo, paramos en Salamanca a comer e hicimos varias paradas para estirar las piernas. 

Una vez en la casa, como había una barbacoa, nos pusimos manos a la obra y en una hora y media más o menos ya teníamos las brasas para hacer unas salchichas y unas "burguers". Cenamos todos a gusto e hicimos una sobremesa no demasiado larga ya que el día siguiente se preveía cansado.

Salimos de la casa a las 10 y a las 11:30 ya estabamos en Sevilla. No había demasiado tráfico y en el atasco para entrar a Sevilla hicimos algunos amigos que estaban en otros coches. Al bajar quedamos con otros amigos que estaban en Sevilla desde hace un par de días y nos separamos de mi familia. 

Fuimos a un super a abastecernos de los viveres necesarios para el día y nos dirigimos hacia la Athletic Hiria. Allí pasamos el día, en un parque de cerca. A las 7:15 la gente empezó a ir hacia el campo, así que los que ibamos a la Cartuja fuimos con los demás aficionados haciendo una kalejira. A las afueras me encontré con mi familia y empezó la odisea para entrar al campo. La policía trataba a la gente como a ganado y fueron unos maleducados, pero con un poco de suerte pudimos pasar el control de una pieza. 

Una vez dentro todo me parecía una locura, no me podía creer que estaba ahí. La emoción pudo conmigo en un principio, pero conseguí calmarme. El partido me produjo todos los sentimientos imaginables, pero el resultado final fue el importante y es que eramos campeones 40 años déspues. Me lo pasé increiblemente bien e incluso me hice amigo del señor de al lado. 

La noche no la voy a contar porque podría hacer un libro de lo que nos pasó. Lo único que voy a decir es que hicimos un poco de turismo nocturno viendo la Giralda y nos recogió mi madre a las 9 de la mañana con una reventada importante.

Los cambios realmente no son tan malos, como parecen

Los cambios realmente no son tan malos, como parecen.

A lo largo de mi vida he sido una persona que ha pasado por diferentes colegios, desde infantil hasta segundo de primaria estuve en un colegio en el cual creé mis primeras amistades. El siguiente curso me mudé de ciudad y entré a un nuevo colegio donde curse tercero y cuarto de primaria, un cambio que al principio no me agradó por la idea de empezar desde cero, sin embargo, me  adapté bastante rápido. En quinto de primaria tuve el cambio más grande, ya que no solo entré a un nuevo colegio sino que también me mudé de país y a pesar de que, ya había pasado por otros colegios y había vivido el sentimiento de ser la “nueva” estaba bastante asustada, pero a día de hoy puedo decir que ese día no fue tan malo como me esperaba.

Cuando he hablado con algunas personas acerca de los cambios de colegio y les he contado mi experiencia, muchas de ellas lo ven como malo o incluso llegan a pensar que se pierden muchas amistades o que desestabiliza y en cierta parte les doy la razón, ya que a si lo veía yo antes, en muchas ocasiones me llegue a sentir triste por no tener un colegio de toda la vida con las mismas personas desde infantil hasta bachillerato, o por no tener un grupo desde pequeña, pero con el tiempo me he dado cuenta de que lo estaba viendo todo desde un punto de vista negativo, ya que los cambios realmente no son malos y de eso se trata la vida. Además de que cada cambio me ha servido para madurar de cierta forma, para aprender a salir de mi zona de confort, para socializar y para entender que tengo tengo un montón de recuerdos en cada sitio y que cada persona que ha pasado por mi vida me ha marcado.


Así que mi opinión ante este tema es que no está mal cambiar de colegio, ciudad, amistades o trabajo, todos los cambios al principio cuestan, dan vértigo o no nos gustan, pero con el tiempo se aprende a ver lo positivo de ello y a entender que es una nueva oportunidad.

Experiencia en un colegio internado

 Cuando tenía siete años me llevaron a China y ahí estudié durante tres años, desde primero primaria hasta tercero. Era un colegio internado, es decir, no sólo estudiamos sino que también vivíamos en el colegio, pero en este caso, cada 10 días podíamos volver a casa 4 días, lo que significa que teníamos 10 días de clase y luego 4 de fin de semana. 

Sabía que el colegio era grande, aún así, la primera vez que lo vi me sorprendió. No era solo grande, era enorme. Según he investigado, tiene una área de construcción de más de 60.000 metros cuadrados. Tenía de todo, varios edificios de dormitorios, varios restaurantes y cantinas, gimnasios, patios de recreo, clases… 

Recuerdo que las primeras noches en el colegio me resultaron muy largas, no me podía dormir y estaba despierto hasta muy tarde. Como muchos otros niños, yo quería volver a casa, tenía miedo. Aunque en cada habitación haya tres personas, no cambiaría mi sentimiento de miedo, ya que yo no les conocía y me sentía solo. Fue sólo hasta después de unos días cuando ya todos nos conocíamos, cuando ya no tenía miedo y podía dormir bien. Y durante los siguientes años en el colegio, afortunadamente, no me volvió a pasar ninguno de estos sentimientos.

Algo que me gusta mucho del colegio es la elección de algunas asignaturas. En educación física, puedes elegir entre baloncesto, ping pong, fútbol y otros deportes; en arte, puedes elegir entre pintura, dibujo, bosquejo y más; en música, hay canto, tocar la flauta, el violín etc.

Esta fue una experiencia inolvidable, que por una parte me gustaría volver a repetir, pero por otra no, ya que la dificultad y el agobio de estudio es mucho mayor, especialmente en esta edad, que es la del año del Examen de Selectividad.

La vida de una persona

 La vida de una persona no es ni larga ni corta.  Es como un libro, en el que cada uno es protagonista de su propia vida, describiendo la vida única de cada uno.  Desde el momento en que nacemos, iniciamos un viaje inolvidable.  El libro está dividido en etapas, cada una de las cuales describe diferentes experiencias, emociones e historias.

Cuando somos bebés, la vida comienza con una sonrisa o un llanto.  Estamos despreocupados todos los días y crecemos bajo el amor y el cuidado de nuestros padres.

Con el paso del tiempo, entramos en la infancia. Esta es una etapa llena de inocencia, alegría y aprendizaje.  Comenzamos a ingresar a la escuela, aprendemos diferentes conocimientos y habilidades y gradualmente comenzamos a socializar.


En el siguiente capítulo del libro, entramos en la adolescencia.  En esta etapa empezamos a sentir presión por estudiar, empezamos a tener nuestras propias ideas y cosas que queremos hacer, y también tenemos conflictos con nuestros padres.


A continuación llegamos a la edad adulta y comenzamos a perseguir nuestros sueños.  En esta etapa aprendimos a asumir responsabilidades, superar dificultades, trabajar duro y empezar a pensar en nuestro futuro.


En el siguiente capítulo del libro llegamos a la mediana edad. Esta es una etapa en la que el trabajo y la familia son estables y hemos experimentado mucha amargura y dulzura en la vida.


Finalmente, entramos en la etapa de la vejez. En esta etapa disfrutamos de la tranquilidad, recordamos lo que pasó en el pasado y el viaje de la vida ha llegado a su fin.


Entender

 Era la noche de Halloween de 2016 y me encontraba abandonado en la oscuridad de la noche. A pesar de que fuera la noche de Halloween y la mayoría de atracciones del parque temático fueran de miedo, me había montado en una suponiendo que por su nombre aparentemente inofensivo de, "El Tren Temático", no me provocaría ningún miedo. No me pude equivocar más. El Tren, cuyo deber pensé que sería mostrar las distintas atracciones del parque, se quedó parado frente a un bosque oscuro obligándome a navegar a través de él para salir. A cada esquina se me lanzaban payasos, brujas y monstruos, provocándome tal miedo que acabé saliendo de aquel bosque con los ojos cerrados y los oídos taponados. A pesar de esta aterradora experiencia, quise más. Algo en mi me impulsó a querer buscar más sustos, a perseguir la adrenalina que me provocaba esa emoción que me hacía sentir vivo y olvidar todo lo demás.


Desde ese momento crecí una afición al terror. Al volver del cole, me metía bajo las sábanas de la cama y veía videos y películas de los monstruos más horribles, fuera del alcance de mi inocente imaginación. Leí historias de personajes ficticios que luego quedarían grabados en mi imaginación y me perseguirían en mis sueños sin dejarme dormir. Fue algo verdaderamente fascinante cómo incluso después de esto, seguía buscando más. Seguía investigando sobre las terroríficas historias y las espeluznantes películas que me dejaban sin dormir. Sin embargo, a medida que más hacía esto, empecé a dormir bien algunas noches, hasta que finalmente, acabé durmiendo bien todas las noches.


De repente, los monstruos dejaron de perseguirme en mis sueños, dejaron de esconderse en las sombras y dejaron de estar debajo de la cama. En definitiva, dejé de tener miedo. Aquello que antes me daba pesadillas, ahora me producía mera curiosidad. Al descubrir más sobre lo que aterraba al ser humano, empecé a entenderlo. Comencé a estudiar la diferencia entre lo que nos hace temblar de miedo y lo que no, y sin darme cuenta, había realizado una transacción que jamás podría deshacer. Intercambié el miedo por la comprensión. Entendía que los payasos de aquella atracción que había vivido tantos años atrás no eran más que chavales disfrazados. Comprendía cada una de las características de ese disfraz diseñado para provocar miedo. El terror había perdido su encanto, y con ello perdí un sentimiento y una afición.


“Ahora bien, cuando dominé el lenguaje de esta agua y llegué a conocer cada detalle insignificante que componía el gran río tan familiarmente como conocía las letras del alfabeto, hice una adquisición valiosa. Pero yo también había perdido algo. Había perdido algo que nunca podría recuperar mientras viviera. ¡Toda la gracia, la belleza, la poesía del majestuoso río se había perdido!”  - Mark Twain


La felicidad


La Felicidad 

 Todos queremos ser felices, y por ello, aunque sea de manera inconsciente, constantemente la buscamos. Pero,  ¿qué es la felicidad? Pues un concepto, que hoy en día, se confunde fácilmente. 

Para mí, la felicidad es un estado mental que depende del pensamiento de uno mismo y de la manera en la que se perciben las cosas. Me explico, para estar bien y ser felices, no hace falta tener el último iphone o una casa enorme, sino que basta con tener una mentalidad humilde y que sepa diferenciar lo necesario de los caprichos. Aún así, es cierto que hay algunos factores que pueden influir y no estar del todo en nuestras manos, como la salud. 

He dicho que depende del pensamiento de cada uno, porque considero que es la base de la felicidad. Sin una mente de pensamientos positivos y que acepte las cosas negativas de la vida con perspectiva y sin dejar que le afecten demasiado, es imposible llegar a la felicidad plena. 

Teniendo claro esto, nos daríamos cuenta de que hay muchas cosas de nuestro día a día, que pensamos que nos hacen felices, pero en realidad nos dan una falsa felicidad, y además, momentánea. Por ejemplo, cuando compramos cosas, o hacemos nuevos amigos en las redes sociales, o al posponer trabajos o tareas… Porque en cualquiera de estos casos, el alivio o la alegría que sintamos no es verdadero, aunque a primeras pueda parecer que sí. 

El problema al que nos enfrentamos es que nuestra sociedad nos impulsa a buscar más estos placeres momentáneos que los duraderos. Como he mencionado, una sociedad en la que el consumismo, las redes sociales y la publicidad están presentes constantemente. Por ello, es importante ser conscientes de que estas no nos van a crear momentos significativos, ni nos van a ayudar a desarrollarnos personalmente, sino que más bien nos van a distraer de lo que de verdad importa, esto es, de la verdadera felicidad.


De Kopa en Kopa y tiro porque me toca

 Pablo González  2.A

La mejor semana de mi vida.


Puede que parezca un poco exagerado decir esto, pero si no es la mejor estoy seguro que será de las mejores. Una semana repleta de emociones dispares, alegrías, lloreras y mucho alcohol, demasiado…

Esta maravillosa experiencia que hemos vivido todos nosotros ha sido gracias a 11 personas, que para muchos, no son más que 11 insustanciales dándole golpes a un esférico. 

Puedo decir con orgullo que ya me puedo morir tranquilo habiendo visto a mi equipo levantar un trofeo que tantos años de sufrimiento nos costó. Me acuerdo perfectamente del momento en el que Berenguer tiró el penalti, entre el desasosiego, la felicidad y la cantidad de cerveza que mi cuerpo acumulaba, no pude evitar echarme al suelo y llorar durante minutos sin parar. 

Daría lo que fuera por volver a sentir esa mezcla de sentimientos por lo menos una vez más en mi vida, aunque fuese con un pie en la tumba, pero volverla a sentir.

Le doy gracias a la vida por haber vivido este momento y espero que todos tengamos la suerte de volver a repetirlo algún día.

viernes, 12 de abril de 2024

Por el río Nervión bajaba una gabarra

 Esta vez las instrucciones para hacer el blog es que hablemos de lo que queramos. Igual todos hablamos de lo mismo, pero es que yo no puedo estar mas emocionado. Y oye, si en deportes cuatro pueden estar hablando semanas sobre la dieciseisava champions del Madrid, ¿porque yo no voy a poder hacerlo de mi club de toda la vida? El Athletic.


Ayer vivimos la gabarra, y aun hoy viendo fotos, videos e incluso opiniones de personajes ilustres me siento igual de afortunado que ayer de ser de Bilbao, de verdad, que suerte. Seguro que todavia es la fiebre que nos dura a todos los de la villa de estar contentos. Espero que todos caigamos en la cuenta de que deberíamos de estar en este estadio de felicidad y buen rollo ante todo y todos muchas mas veces, sin motivo alguno. Se respira paz y tranquilidad porque como dijo el mejor entrenador del mundo: “Ahora todo esta en su sitio” Ernesto Valverde. 


Ayer aunque no te gustase el futbol, aunque fueses de otro equipo que gana muchos mas titulos, se sentia una envidia sana por no ser del Athletic (menos los de la real, que esos no saben lo que es la envidia sana). Ayer una ciudad entera junta, como una gran cuadrilla normal, salio a la calle a hacer cosas muy poco convencionales: agradecer a los que estan, a los que no estan, y a los que estan por llegar el trabajo y el haber estado ahi durante tantos años. Nadie se acuerda de tanta gente, de tantas generaciones en un momento de extasis asi, pero es que esa es la verdadera filosofia del Athletic: ser una gran familia siempre, hasta ahora a mi solo me habia tocado ser una familia en las malas, pero ayer por fin, supe lo que es ser una gran familia en las buenas, y tengo la esperanza de volver a vivirlo, y sobretodo, ojala que todas las personas de Bilbao lo vivan por lo menos una vez.


Ayer, mientras matábamos el tiempo bebiendo kalimotxo esperando la llegada de la gabarra en el Ayuntamiento, lanzamos una pregunta a debatir, el juego se titula que preferirías. La pregunta era la siguiente:


¿Que preferirías, vivir siendo joven la gabarra y no poder volver a vivirla mas o vivir la gabarra de mas mayor pero con opcion de verla mas veces?


La pregunta partio al grupo en dos. Estaban aquellos que decían que era mejor vivir la gabarra esta vez aunque solo fuese una, por toda la gran expectacion tras los 40 años de espera, argumentaban que iba a ser muy especial. Y por el otro lado, estaban aquellos que no querian dejar de disfrutar una gabarra aun con sus padres y la otra con sus futuros hijos.


Yo lo tengo claro, como soy Athleticzale, la segunda.

jueves, 11 de abril de 2024

Hay que acabar con las sanguijuelas - Tema semanal del blog (18 al 24 de marzo)

Hay pocas veces que, mientras estoy viendo videos en redes sociales, me llamen la atención y no decida pasar al siguiente al de 2 segundos de verlo. No sé porque, pero eso justo me pasó con tu video. De hecho, podría decir que es el único que vi entero en todo el día. 

Una de las razones por las que pienso que me enganchó tanto es porque me sentí muy identificado. Soy una persona muy tímida y muchas veces esto me trae una mala pasada. Y como me resultaba tan familiar la situación por la que estás pasando, al final decidí escribirte para darte algunos consejos desde mi experiencia.


Seguramente le estés dando más vueltas de las que deberías darle. Sé que, por mucho que sean tus amigos, muchas veces pedirle algo a otras personas cuesta. Y es mucho más difícil cuando se trata de dinero. Pero al igual que tú estás dispuesto siempre a ayudar a tus amigos en lo que necesiten, tú tienes que saber que ellos también lo van a estar siempre. Pedirle dinero a un amigo no es la situación más cómoda del mundo, pero al final al cabo ese dinero te pertenece.


Y no hay persona que más odie que aquella que siempre pide y nunca da. Todas esas sanguijuelas que siempre te están chupando sin que recibas nada a cambio. Si tu amigo no está dispuesto a devolverte el dinero que te debe porque estás pasando por una mala situación, creo que deberías replantearte si quieres seguir teniendo un amigo así. 


Espero que por lo menos con mi ayuda te plantees la posibilidad de pedirle a tu amigo el dinero y que te haya dado el valor suficiente para hacerlo. No dudo de volver a ver un video tuyo por las redes con la segunda parte de lo ocurrido.


miércoles, 10 de abril de 2024

Una pizza y La la land

Segundo de Bachiller es un curso muy peculiar. Por una parte, la dificultad académica aumenta considerablemente y se nos pone una presión y estrés encima desmesurado. Parece como si Selectividad fuese el limbo de nuestras vidas y dependiendo de como hagamos el examen iremos al cielo o viviremos un infierno. Además, tenemos la presión añadida de escoger la carrera que queremos estudiar o lo que vamos a hacer con nuestras vidas. Por si fuera poco, tenemos mucho menos tiempo libre para salir de fiesta y disfrutar de las noches y acabamos sacrificando muchos sábados de fiesta porque el domingo nos tenemos que levantar a estudiar. 

Pero lo que más me está costando este curso no es nada de lo anterior, sino el hecho de no tener tiempo libre. Tiempo que teníamos antes y no valorábamos tanto. Simplemente una tarde de jueves en la que en vez de tener que estudiar o adelantar trabajo, podíamos salir a dar un paseo con nuestros padres o con los amigos a disfrutar del sol primaveral. Es como si durante un año alguien hubiese secuestrado a nuestro tiempo libre.  Somos como zombies del estudio. Es verdad que realmente sí que tenemos tiempo libre, porque los ratos que no estamos estudiando o no estamos trabajando podemos hacer lo que nos plazca. Pero lo único que queremos hacer es dormir, ver Instagram o jugar a videojuegos, cosas que no requieran pensar. Estamos en un estado constante de cansancio mental y pereza del que no logramos salir. 

Por eso, cuando hoy a la tarde he estado cocinando una pizza con mi padre mientras escuchábamos la banda sonora de La la land y bailábamos, he tenido una sensación agridulce. Estaba disfrutando del momento, pero también me daba cuenta de los pocos momentos como ese que estaba teniendo últimamente. Y es que me he parado a pensar y me he dado cuenta de que llevo sin leer un libro que me guste de verdad más de tres meses. (Y para mí eso es muchísimo) Llevo sin tocar un pincel desde casi el verano y llevo sin salir a patinar casi un año. Estoy estancada en mi rutina de ir al cole, comer, ver la tele, hacer extraescolares y estudiar. 

Por eso anhelo el día en el que termine el último segundo del último examen de EBAU y por fin sea libre. Tengo ganas de por fin salir y hacer todo lo que  no he podido hacer este año. Tengo miles de proyectos y sueños por cumplir en pausa, pero pienso recuperarlos. Aunque algo sí que tengo que agradecer a este extraño curso y es que ahora valoro mucho más todos los momentos cotidianos que hacía y ahora apenas puedo hacer. Así que simplemente quiero recordaros que esto tiene un fin y que por fin nuestro tiempo libre dejará de ser rehén de este exasperante curso y que tenemos que agradecer todos los momentos que aparentemente son insignificantes, pero que en el fondo son liberadores.



Mejor cierra la boca

El otro día estaba viendo la tele con mi familia. Parecía todo normal hasta que decidimos encender la tele para ver First Dates, unos de los programas cultos y educativos de la televisión. Como casi siempre, estábamos riéndonos de la gente que aparecía en ese programa hasta que llego una chica que nos llamó mucho la atención. ¡La tía empezó a insultar a su cita diciendo que era horrible, que era bajito y que era muy aburrido!¡Y todo delante de él! Además, lo peor de todo es que detrás de cámaras decía que no se lo podía callar. Justificó su comportamiento de maleducada comentando orgullosamente que ella decía todo lo que pensaba y que no iba a cambiar. 


Esto me hizo pensar y al final me di cuenta de que hoy en día no es raro ver ese tipo de personas que dicen todo lo que se les pasa por la cabeza sin pensar en las consecuencias. Es como si se hubiera puesto de moda ser una persona “sincera” sin filtros que dice todo lo que piensa. ¡Sin embargo, lo peor de todo es que a los demás nos parece lógico! 


Vemos una persona que dice “ ay, es que yo no me puedo callar, digo lo que quiero y cuando quiero” y pensamos que, como esa persona es así­, debemos respetarla. Pues perdona que te lo diga yo, pero si eres una de estas personas eres un bobo y un sin vergüenza. Estoy harto de toda esta gente que se creen superiores y que piensan que pueden decir lo que les dé la gana, cuando les dé la gana y a quien les dé la gana. No piensan en que al decir absolutamente todo lo que se les pasa por la cabeza pueden herir a mucha gente. Además, lo peor de todo es que se sienten orgullosos de ser así­, cómo si fuese un regalo de los cielos parecer un imbécil que no se calla ningún comentario.


Bueno, vamos a ir cerrando un poco el tema y, bajando un poco el tono, os voy a dar un consejo. Por favor, si habéis tenido la mala suerte de nacer as­í, de verdad, no es tan difícil cambiar un poco. Y es que el primer día a lo mejor puede hacer algo de gracia esa actitud, pero al segundo no aguantas más y al tercer día tienes unas ganas horribles de defenestrar a esa persona.


Un futuro prometedor

 Muchas veces me pregunto cuál será el futuro de la humanidad. No es que me preocupe mucho, que también, pero me da curiosidad si seremos capaces de vivir todos juntos en un futuro. Por ello, muchas veces me tumbo en la cama y pienso, ¿qué podría pasar?


Algunas veces me imagino a la humanidad sumida en un verdadero caos. La mayoría de las veces el desmadre es causado por las guerras, cuando un país se pasó de chulo y junto a todas las armas nucleares iniciaron el fin de lo que conocemos como vida.


Otras veces el apocalipsis era causado por el cambio climático, haciendo que el nivel del mar aumentara junto a las temperaturas. Esto no causaba tantas muertes directas como en la guerra nuclear ni mucho menos, pero hacía que cada vez hubiera mucho menos sitio para vivir, mucho menos sitio para plantar y tener el ganado, etc. Es decir, que entre las temperaturas que harán de algunas partes de la tierra inhabitables y el poco cariño que nos tenemos entre países, la tragedia estaría garantizada.


Tampoco todo son finales trágicos. Algunas otras veces saltábamos al espacio para colonizar algún que otro planeta. Por ejemplo, Marte, el planeta del que más se habla para ser habitable, acababa siendo destruido por los intereses en el nuevo planeta rojo. Tampoco es una situación muy favorable, pero comparada con las anteriores el planeta Tierra no está afectado, así que nuestra situación no sufriría grandes cambios.


Una que sinceramente a mi me aterra es que la IA tome su propia consciencia. No sé hasta qué punto esto puede pasar, ya que no encuentro motivo para que los robots nos odien, pero en caso de ello solo nos puede esperar un futuro poco prometedor. Estos robots son mucho más inteligentes que nosotros, pueden construirse a sí mismos, son mucho más atletas… En definitiva, ni una esperanza.


Si que hay un futuro que me llama la atención. Un futuro en el que no existan los países, un futuro en el que nos llevemos bien con todos, en el que colaboramos poniendo por encima los intereses colectivos a los individuales y que incluso nadie sufra y tenga la oportunidad de ser feliz. Es complicado, lo sé, pero imaginar lo bien que estaríamos. ¿No sería maravilloso?


5 cosas que me han hecho felíz esta semana

 Hace un tiempo empecé un reto que le vi a una chica. El reto se llama 5 cosas que me han hecho feliz esta semana. Puede parecer una ñoñería, y no te voy a mentir, un poco lo es. Pero me ha ayudado a apreciar las pequeñas cosas del día a día. Estamos tan metidos en la rutina que se nos olvida parar y ver las cosas con perspectiva. Porque, ¿acaso has pensado hoy “que bonito el gesto que ha tenido X conmigo”? o ¿te has quedado mirando el cielo y disfrutando del sol de hoy? Si es así, felicidades, te considero una persona detallista y agradecida. Si no, te propongo que hagas este reto.


Aunque parezca bastante sencillo, una vez que te pones a ello no es tan fácil. El reto, como su propio nombre indica, consiste en sentarte el domingo un rato y pensar en 5 cosas que te hayan gustado o hecho felíz esa semana. ¿Parece fácil eh? Una semana de verano cualquiera, con el sol, la playa, los amores y la fiesta, es normal que te de para hacer una lista de 10 cosas. Pero en pleno otoño de 2º de bachiller cuesta verle la alegría y lo bonito al  día a día.


Despertarse, desayunar, clase, comer, clase, clase particular, deporte, cena y dormir. Y así añorando las vacaciones y los findes. Intentando escapar viendo fotos de aquel viaje, pensando en los planes del futuro o escuchando canciones que te teletransportan a un momento donde eras más felíz. Esa nostalgia nos encierra y muchas veces solo nos hace ver el presente como un infierno, en vez de darnos la motivación para convertir el ahora en algo tan bonito como el ayer. 


Gracias a empezar a escribir 5 cosas que me han hecho feliz, he empezado a ver las semanas de distinta manera. Por ejemplo, para mí, aquella semana en el 1º trimestre con ocho exámenes no se reduce solo a eso, porque también fue a comer a casa de mi abuela, y cociné con mi hermana, y quedé con una amiga que no veía hacía mucho tiempo. Desde que me paré a pensar en las cosas buenas de esa semana de noviembre dejó de parecerme la peor del año. Y así semana tras semana, hasta que ver lo positivo de tu alrededor te salga tan natural como respirar. 


Puede que a algunos no os sirva y puede que después de leer esto a otros os parezca una tontería. Y aunque no es fácil ser constante, y lo digo yo que llevo un tiempo sin hacerlo, proponérselo por lo menos es el primer paso.


Ojalá poder vivir de viajar

Muchas personas cuando piensan en la palabra viaje, se imaginan aviones, hoteles, monumentos… Yo, sin embargo, cuando pienso en esto siempre...