En los últimos días se ha hablado mucho por unas declaraciones del exministro Jaime Mayor Oreja, en las que decía que el creacionismo está ganando importancia frente a la teoría de la evolución dentro de la ciencia. Estas palabras han causado bastante polémica porque, en realidad, la evolución es una explicación científica con muchas pruebas detrás, mientras que el creacionismo es una creencia religiosa. Por eso, poner ambas cosas al mismo nivel dentro de la ciencia resulta confuso y engañoso.
La teoría de la evolución explica cómo los seres vivos han ido cambiando con el paso del tiempo y cómo están relacionados entre sí. Es algo que se estudia en ciencia y se apoya en pruebas. En cambio, el creacionismo se basa en la idea de que un ser divino creó la vida tal y como la conocemos. Eso forma parte de la fe de cada persona, pero no es ciencia, ya que no se puede demostrar. Por eso sorprende que alguien que ha tenido un cargo importante lo presente como si fuera una opción científica más.
A raíz de esto, también surge la pregunta de si los padres deberían decidir lo que se enseña en los colegios públicos. Yo creo que los padres tienen todo el derecho a enseñar sus creencias en casa, pero la escuela pública debe basarse en conocimientos que estén comprobados. Si cada familia impusiera sus propias ideas en las clases, no habría una educación común para todos.
Por eso pienso que es importante cuidar la educación pública y que se enseñen contenidos científicos como la evolución. Las creencias religiosas son respetables, pero pertenecen al ámbito personal. La escuela debe garantizar una enseñanza basada en hechos y válida para todo el mundo.
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