La polémica por Mayor Oreja ha reavivado la discusión n sobre quién debe decidir el qué se enseña en las escuelas públicas y hasta qué punto las creencias personales pueden influir en la educación..
Si bien los progenitores desenpeñan un papel fundamental en la educación de sus hijos, la enseñanza en instituciones públicas debería fundamentarse en explicaciones sustentadas por evidencias y saberes avalados por la comunidad científica. La teoria del de la evolución proporciona una explicación precisa y comprobada acerca del origen del ser humano, en contraste con el creacionismo, que se origina en convicciones religiosas y personales. Incorporar esta opción en las escuelas públicas podría generar confusión entre los estudiantes y disminuir la importancia de la educación basada en la ciencia y en evidencias verificables,, por lo que resulta sensato que los programas educativos continúen fundamentándose en el conocimiento colectivo y demostrable, sin reemplazarlo por perspectivas o convicciones personales.
Desde mi punto de vista, la educación pública debe constituir un ámbito para desarrollar el pensamiento crítico y comprender el mundo a partir de datos y saberes verificados. Las convicciones individuales merecen respeto y cada hogar puede inculcarlas, sin embargo, no deben ser impuestas en el entorno escolar, ya que todos los alumnos tienen el derecho a obtener una enseñanza científica uniforme y de excelencia. Enseñar la evolución como explicación del origen del ser humano no limita la libertad de pensamiento, sino que garantiza que la educación sea igual para todos y aumente lacuriosidad y el conocimiento real.
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