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lunes, 20 de febrero de 2023

mi gran armario

 Tengo que admitir que tengo muchísima ropa. Tantísima que a veces ni me acuerdo de las prendas que tengo hasta que me pongo a ordenar el armario y de repente, los pantalones de hace seis años. La razón de tener tanta ropa, no es solo porque me gusta comprar ropa e ir de tiendas sino porque heredo y le doy una segunda vida a todo aquello que pueda. 


Mi prima, siempre me ha dado su ropa que ya no utiliza. Lo bueno es que ella también es una gastadora porque se aburre rápido de la ropa, por lo que las cosas que me da, ni siquiera se han pasado de moda y son nuevas. Me hace siempre tanta ilusión que me de cosas, que cuando me las da hago como si fueran regalos. 


A mi armario también ha llegado la ropa de mis primos después de haber pasado por el de mi hermano. Después de veinte años, sigo yendo al gimnasio con la camiseta de Totti de mi primo. Camiseta tan mítica que cuando sus amigos eran mis monitores, se acordaban de ella.


Además, tengo ropa en el armario de mi ama, aita e incluso de mis abuelos. Las modas de antes me encantan. Además estas prendas, suelen ser de buenas marcas, lo que hace que aún estén en un buen estado a pesar del uso que les han dado. Sobre todo me gusta llevar la ropa de mis abuelos, porque pienso que se sentirán orgullosos de que su txikitina vaya vestida con su ropa.  


La ropa de mis amigas, también forma parte de mi super armario. Siempre que se cansan de algo, antes de que lo tiren al contenedor, les digo que pasen por mi para ver si puedo reutilizar algo. De hecho, aunque parte de su ropa no esté en mi armario, cuando les pido algo para algún día me lo dejan, asique que, más ropa.


Esto también ocurre con la ropa de la persona que duerme en la habitación de al lado de la mía, mi hermano. Persona que no quiere que utilice sus jerseys o camisetas porque dice que me hecho mucha colonia y que luego no se va. Pero al final, siempre consigo convencerle y me salgo con la mía.


Acepto tantas cosas que tengo hasta ropa de la exnovia de mi primo. Me encantaba porque no solo me daba su ropa cuando se cansaba de ella sino que además pensaba en mí cuando se tenía que mudar y no podía llevar toda aquella ropa que tenía. 


Mi armario tiene un cachito de muchas personas. Y de hecho, me encanta, porque cuando me pongo la ropa de cada una de estas, me acuerdo de ellas. Personas que echo de menos, algunas porque viven lejos y ya no les veo todos los días, otros porque ya no están conmigo y de los que viven conmigo porque me gusta que me miren y recuerdan los momentos en los que ellos las llevaban puestas.




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