En mi comunidad volvemos a estar en las mismas: hay otro grafiti en la puerta del garaje, lo que conlleva un gasto de 2.500€ para volver a pintarla. Sí, has leído bien: ¡2.500€!. Esto no es algo nuevo porque hace un mes pasó exactamente lo mismo, así que la junta de vecinos se ha visto en la necesidad de hacer esta inversión.
Esta situación ha generado un debate entre los vecinos sobre si el grafiti es una forma de arte o simplemente un acto de vandalismo. Personalmente, considero que el grafiti sí que es arte; es una expresión creativa y cultural muy valiosa. Pero tiene un límite. Cuando alguien pinta donde no tiene permiso, y termina generando gastos y problemas para los propietarios del espacio común, deja de ser arte. En estos casos, creo que el grafiti solo perjudica a la propiedad, y por eso debemos actuar.
Si yo tuviera que decidir, la comunidad tendría que actuar cuanto antes. Propondría reforzar la seguridad de la comunidad instalando cámaras de vigilancia, para poder identificar a los “artistas nocturnos” en caso de que vuelva a ocurrir. Y si la situación continúa, no quedaría otra que denunciar para dejar constancia y que la policía pueda actuar.
En definitiva, por mucho que el grafiti pueda considerarse arte, cuando aparece donde no debe y además nos cuesta miles de euros, deja de serlo. Proteger las zonas comunes es una necesidad urgente.
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