domingo, 26 de octubre de 2025

Mi vecina muerta

 

Hace tres años mi pareja y yo nos mudamos a un apartamento en el Casco Viejo. Pronto nos hicimos amigos de Ana, nuestra vecina de enfrente. Era una señora viuda, encantadora, bastante mayor que nosotros y muy activa. Compartíamos buenas conversaciones en el rellano de la escalera. 

El pasado fin de semana bajé con ella en el ascensor y la verdad es que me sorprendió lo cargada que iba. De hecho, recuerdo que me ofrecí a ayudarla con el peso, pero ella se negó en rotundo. Al llegar a la planta baja y salir del ascensor, empezó a tambalearse y se desvaneció. Al principio pensé que era por el peso que llevaba, pero no, le había dado un ataque fulminante. Nerviosísima, llamé al 112. Mientras tanto, intenté reanimarla pero enseguida me di cuenta de que no había nada que hacer. A su lado estaba la bolsa, que con el impacto se había abierto, y para mi sorpresa, vi que asomaban unos billetes de 500 euros. Enseguida llegó la ambulancia, después vino el forense y finalmente se la llevaron. Y ahí nos quedamos en el portal, la bolsa y yo. Sin pensarlo dos veces, cogí la bolsa y subí al apartamento.

Ya más tranquila, se lo conté a mí pareja y decidimos abrir la bolsa. Dentro había billetes de distintas cantidades de dinero y un sobre. Y lo abrimos. En el sobre había una carta que decía literalmente: "dono este dinero que en total asciende a 25.750 euros al partido de la ultraderecha española". Nos llamó mucho la atención que Ana fuera afín a este partido, un partido que apoya ideas xenófobas, negacionistas del cambio climático y contrarias a denunciar la violencia de género. Mi pareja y yo nos miramos, y no tardamos ni un segundo en mirarnos y decir que por nada del mundo íbamos a dar el dinero a ese partido, por mucho que no fuera nuestro y por mucho que implicara no respetar las últimas voluntades de nuestra vecina. También tuvimos claro que no nos lo íbamos a quedar nosotros. Después de un día entero hablando sobre este tema, decidimos que lo íbamos a donar a la Asociación española de enfermedades raras. Ana nos contó hace varios meses que un hijo suyo había muerto a los 8 años por un enfermedad para la que no se había investigado y pensamos que al donar su dinero a esta Asociación, ella también estaría de acuerdo.

Ayer por la noche le pregunté de nuevo a mi pareja si estaba seguro de la decisión que habíamos tomado. Porque desde luego yo estoy super convencida. Y él me dijo que también. Así que hoy, cuando salga de trabajar, iré feliz al local que tiene la Asociación española de enfermedades raras y les entregaré la bolsa, sin el sobre, por supuesto.



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