domingo, 12 de octubre de 2025

HOW-TO

 La primera vez que alguna persona se mete al mar abierto a bucear con botella, suele sentir respeto, o incluso un poco de miedo. El mar impone y la idea de respirar bajo el agua puede resultar un poco extraña, pero una vez dentro, una de las cosas que más gusta a la gente es el silencio que se percibe.

Lo primero que hay que hacer es buscar un compañero o compañera con el que bucear, y si es la primera vez que te sumerges en el azul, lo más importante es que lo hagas con un instructor experto, el cual te de instrucciones y te aporte facilidad a la hora de hacer las cosas.                                                                       Una vez conseguido esto, asegúrate de conseguir el equipo necesario; el neopreno, que depende de la temperatura a la que esté el agua, será mas grueso o mas fino, el “jacket”, las aletas, por supuesto la botella y etc.

Después de esto, lo primero será aprender a montar el equipo entero. Al principio puede ser muy confuso, ya que son muchas cosas a tener en cuenta, pero una vez hechas muchas inmersiones, sale solo, es como una rutina.

El primer paso para montarlo es unir el chaleco a la botella, asegurándote de que esté bien amarrada para  que cuando saltes al agua, no salga disparada.                                                                                                Una vez hecho esto, revisa la junta tórica, de esta manera no sufrirás ninguna perdida de aire y seguido coloca los reguladores, comprobando también qué  funcionan correctamente y comprueba que el chaleco se hincha, para evitar irte al fondo del mar como un plomo.

Una vez completado el montaje, vístete con todo lo necesario, es decir, neopreno, escarpines, aletas gafas y la capucha a tu gusto.

Una vez llegado al punto de inmersión y después de haber planificado lo que vas a ver, saltas al agua desde el barco, o bien de espaldas o dando un paso al frente, dejándote caer, pero antes de nada, te tienes que sujetar las gafas, el regulador y el cinturón de lastre, para que nada salga “volando”.

Una vez en el agua tu y tu compañero os tenéis que hacer una revisión mutuamente y ver si todo esta en su sitio. Luego de confirmar que todo esté correcto, comienzas a sumergirte deshinchando el chaleco.             A medida que vas bajando hay que compensar para igualar la presión del oído interno a la presión exterior y evitar, además del dolor, que pueda reventar el tímpano, por efecto de dicha presión.                                 Cuando llegas al fondo, hay que tener en cuenta la flotabilidad, puede parecer algo fácil, pero para lograr rápidamente esa flotabilidad, a parte de tener mucha experiencia, hay que saber controlar la respiración y el cuanto inflar el chaleco. Ya que cada vez que se inhala, el cuerpo tiende a ascender, así que hay que evitar a toda costa subir como una boya, pero al exhalar también hay que tener en cuenta el no irte muy abajo y levantar el fondo marino a medida que aleteas. 

Al terminar la inmersión, la cual durará al rededor de unos 50 minutos, hay que desalar todo el equipo y ponerlo a secar.


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