El día que conocí a Rosalinda estaba en plena mudanza, con cajas por todas partes y preguntándome cómo mi marído podía guardar tantas cosas inútiles. De repente, se abre la puerta del rellano y aparece ella: una señora mayor, con el pelo blanco y una sonrisa de esas que te hacen sentir en casa.
Desde entonces, nos hicimos muy buenas vecinas. Me traía bizcocho, me contaba historias del barrio, y siempre tenía algún consejo sobre la vida o sobre como quitar manchas imposibles. Era un amor de persona.
Un día la veo en el pasillo, cargando una bolsa de cuero enorme, que parecía pesar más que ella. Viendo que un poco más y se caía cargándola le ayudo a llevarla. Y ella, toda agradecida, me deja acompañarla hasta el ascensor. Pero justo cuando llegamos se desploma. Así, de repente. Yo me quedo en shock, llamo a emergencias, pero no hay nada que hacer. Rosalinda se había ido.
Yo, con el susto todavía en el cuerpo, me quedo con la bolsa ahí, tirada en el suelo. Y claro, la abro pensando que igual tiene el móvil o algo para avisar a alguien pero no. Lo que encuentro es una montaña de billetes y un sobre. Dentro, un papel con sus últimas voluntades.
Y ahí leo que quiere donarlo todo a un partido político de ultraderecha, de esos que niegan el cambio climático, se ríen del feminismo y creen que reciclar es cosa de hippies.
Me quedo mirándolo sin saber si reir o llorar. Yo a Rosalinda le tenía mucho cariño pero no sé si sería capaz de hacer eso por ella. Muchos lo primero en lo que pensarían sería en todo lo que podrían comprarse con tal suma. Sin embargo, ese no era mi dinero, era de una persona además ya muerta y no podría vivir con la conciencia tranquila quedándomelo. Otros, cumplirían su deseo, pero aunque ella lo dejara por escrito, no puedo darle esa fortuna a gente que solo va a hacer daño. Así que decidí otra cosa: donarlo a una ONG, algo que ayude de verdad. Gente que lo necesite, proyectos que mejoren el mundo, no que lo empeoren. Porque si la vida te da una bolsa llena de billetes, por lo menos que sirvan para algo bueno.
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