Dinero de mi vecina
Hace un mes al salir de la puerta del piso para ir a trabajar, me encontré a mi vecina Soledad, una señora mayor majísima y adorable, la vi cargada de bolsas y sin dudarlo procedí a ayudarle. Bajando tranquilamente en el ascensor mientras charlábamos, de repente Soledad sufrió un ataque cardiaco, lo primero que hice fue llamar al número de emergencias e intentar hacerle la RCP, pero mi esfuerzo fué en vano. Mientras llegaba la ambulancia vi un fajo de billetes en una de las bolsas, sabiendo que Soledad no tenía a nadie cercano que recibiese su herencia, decidí que antes de que lo recibiese el estado era mejor tenerla yo para saber que hacer con ella después. Metí la bolsa rápidamente en mi casa, y la acompañé hasta que la metieron en la ambulancia, ya sin vida...
Por la noche, con el disgusto tremendo que tenía, abrí la bolsa de Soledad, en ella había una desmesurada cantidad de dinero. Al lado, una carta en la que se expresaba la última voluntad de Soledad: Donar todo su dinero a un partido de ultraderecha.
Antes que cualquiera haga que se cumpla su última voluntad preferiría quemar el dinero de Soledad. Pero como tonto tampoco soy, me lo quedé durante unas semanas pensando y reflexionando sobre qué debía hacer con el dinero. Mi decisión final fue dividirlo. Una parte del dinero fue para comprar una casa sin tener que pedir una hipoteca y como en ese momento estábamos de alquiler nos venía de lujo. Otra cantidad fue para invertirlo y tener la posibilidad de sacar benefícios a largo plazo. Por último, el dinero restante, lo doné a una ONG que ayuda a inmigrantes, porque si fuese por Soledades, ese dinero hubiese ido a un partido xenófobo en contra de ellos.
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