La exposición de ciencia en San Sebastián es increíble, tiene tantas cosas que ver que me tiré toda la mañana y parte de la tarde allí. Además, no solo tiene el planetario y animales, sino también hay gran variedad de aparatos científicos interesantes.
Al entrar no sabía por dónde empezar, sin embargo, decidí acercarme a la máquina que creaba el gran remolino de viento, en el que podía meter la mano y sentir cómo giraba el aire a mi alrededor. También estaba la máquina que generaba la misma sensación de adormecimiento en la mano, ¡era bastante llamativo!. Bastaba con girar la palanca y, de repente, toda la mano quedaba completamente adormilada. Además, entre tantos aparatos, a lo lejos vi algo con aparentemente la masa entre líquida y densa, dividida en dos partes, que se atraían gracias a los imanes que tenía escondidos, creando el efecto más increíble que he visto.
Por otro lado, estaba la zona de animales terrestres, donde vimos arañas enormes y venenosas, además de escorpiones y serpientes. La verdad, es que ver a menos de medio metro algo tan grande como la pitón de India impresiona. Y había algo bastante irónico: no tenía sentido que las pobres ranas, ya que eran pequeñas, vivieran en terrenos algo más grandes que las serpientes, y menos con la que estaba allí.
Para terminar, y con algo de prisa ya que casi se nos iba la hora, entramos al planetario. Este tenía como pantalla un techo esférico, siendo el cine que proyectaba las estrellas y el espacio de forma increíble y realista. Además, el narrador explicaba cada detalle del firmamento: las galaxias, los astros y la historia de la exploración espacial. Las imágenes parecían tan reales que, por aquel instante, sentí como si viajara por el cosmos, pasando cerca de planetas y estrellas lejanas.
Esta experiencia me encantó y la recomendaría a todos para pasar el día y divertirse.
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