Mi amiga se llama Sofía y le encanta pintar tanto como a mí. Nos conocimos hace varios años, a través de competencias de arte, donde vi el arte de ella por primera vez. Me encantaron demasiado las obras hechas por Sofía , por eso decidí hablar con ella de inmediato. Ella apreció mis halagos, y con toda la amabilidad, también apoyó mi participación.
Ni ella ni yo ganamos el reto de arte, pero sí ganamos el mejor premio, la amistad. Sofía ha progresado bastante en el arte y eso me hace bastante feliz. Todavía tengo memorias de las obras viejas hechas por ella y les tengo gran cariño, pero el arte más recientes de verdad me ha dejado atónita. Siempre me regala obras, y en esos momentos me siento demasiado alegre, ¡Soy privilegiada al tener a esa artista en mi vida! Y claro, yo también dedico parte de mi tiempo para poder regalarle mis garabatos, pero siendo honesta no son tan lindos como los regalos creados por ella.
Estos años han sido bastante felices, aparte de hablar de temas de arte, es evidente la existencia de la amistad corriente, donde nos conectamos en otras cosas… Estoy satisfecha con esta amistad y me alegro de haber conocido a Sofía, ella siempre ha hecho tanto por mí. Ojalá Sofía viviera en España, sería bastante divertido reencontrarme con ella en este país y vivir maravillosas experiencias. Creo firmemente en la posibilidad de vernos, ya sea tarde o temprano, pero de esa manera podríamos pasar tiempo las dos compartiendo obras de arte en persona y pasándola al máximo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario