IX

 A lo largo del tiempo, los seres humanos hemos tenido un debate que sigue sin resolverse: decidir entre llevar una vida fácil, pero vacía de logros o satisfacción personal, o tomar el camino difícil, que trae consigo conocimiento y crecimiento, pero también sacrificio. Este tema ha sido tratado en películas como Matrix, que lo ilustra perfectamente a través de la famosa elección entre la píldora azul (la vida sin complicaciones) y la roja (la vida real, con todo su dolor y verdad). Elegir la píldora roja representa optar por enfrentar una realidad dura, pero a cambio de una comprensión más profunda y significativa de la vida (como un gran escritor que se forma a través de sus desafíos).

Este debate no tiene una respuesta correcta o incorrecta. A menudo se nos ha enseñado que el camino más difícil es el "correcto", pero no todo el mundo tiene la capacidad o la fortaleza para superar una infancia difícil y transformarla en algo grande. De hecho, hoy en día hay muchas personas que, debido a circunstancias complicadas, no logran superar sus traumas y acaban tomando decisiones trágicas, como el suicidio o la violencia.

En mi opinión, este dilema es lo que nos hace humanos. El poder de elegir libremente lo que creemos que es lo mejor para nuestra vida es una característica exclusiva de nuestra especie. Ningún otro ser vivo tiene esa capacidad. Por ejemplo, las orugas no eligen si serán mariposas; simplemente es su destino.

En lo personal, creo que si tuviera el sueño de convertirme en un gran creador, me arriesgaría a vivir una infancia difícil para lograrlo, aunque esto no sea adecuado para todos. Al final, lo que da sentido a la vida son los sueños y el esfuerzo por alcanzarlos. Vivir cómodamente sin acercarse a lo que realmente deseamos no tiene mucha relevancia, porque son esos sueños los que nos motivan y nos definen como personas.