Los grafitis siempre han sido un tema que ha generado opiniones opuestas; algunos opinan que es otra manera artística de expresión, mientras que otros los consideran molestos y poco estéticos. ¿Entonces, deberíamos considerarlos arte o actos vandálicos?
Por una parte, es innegable que hay algunos grafitis que pueden llegar a ser agradables a la vista y tener significados interesantes. Muchos de los que vemos por nuestra ciudad, o en otras, pueden tener un significado cultural, pueden ser una manera de protestar sobre una causa injusta o la manera de contar una historia o suceso. De hecho, hay muchos artistas callejeros que se han hecho conocidos y son admirados por su gran talento artístico. Aparte, en algunas ocasiones estos dibujos pueden llegar a dar un poco de vida a una pared que nos puede parecer aburrida o incluso convertirla en un punto de interés turístico.
No obstante, no siempre es así. Es extremadamente sencillo ver grafitis o simplemente garabatos sin sentido en lugares públicos, monumentos o propiedades privadas sin una previa autorización. Aquí es, en mi opinión, cuando los grafitis se convierten en vandalismo, cuando las personas se ven afectadas económicamente o sus hogares son visualmente estropeados por ellos. Estamos todos de acuerdo en que es un acto irrespetuoso e injusto para las víctimas.
Por todo ello, bajo mi punto de vista, los grafitis que están hechos con consentimiento, con el objetivo de embellecer la ciudad y en lugares donde no se perjudique a nadie, son arte. Es necesario dejar claro que, aunque hacer grafitis pueda llegar a ser divertido, mucha gente no quiere ver su casa o persianas llenas de dibujos que no han pedido. Una idea que se me ocurre es que se establezcan o se elijan unos sitios específicos en los que los grafiteros puedan expresarse. Así las propiedades privadas no se verían afectadas y, en caso de que ya hubiese ocurrido, si fuese mi edificio el afectado, colocaría un sistema de vigilancia para en otra ocasión denunciar a tiempo y saber los autores del grafiti. Creo que la libertad creativa y de expresión es un derecho que todos debemos tener, pero siempre respetando a los demás y el entorno.
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