Hace poco que nos hemos venido a vivir a un vecindario súper agradable y bonito, y encima me he hecho amiga de una señora mayor súper adorable y majísima. Un amor de persona. Sin embargo, el otro día estaba en el ascensor con ella y de repente le dio un ataque y murió ahí mismo. Me quedé de piedra, no sabía ni cómo reaccionar. Primero intenté ayudarla, para ver si había forma de que sobreviviera, pero nada. Y al cabo de un rato, cuando el momento de shock se me pasó, me di cuenta de que llevaba una bolsa, motivo por el cual había decidido ayudarla, pero con el agobio del momento ni me acordé.
De primeras no quería abrirla, ya que me parecía invadir un poco su privacidad, pero finalmente decidí hacerlo. Dentro de ella había muchísimos billetes y un sobre en el que estaban sus últimas voluntades: donar todo el dinero a un partido político de ultraderecha. En ese mismo momento me quedé impactada. No sabía qué hacer con el dinero, entendía que es importante respetar la última voluntad de alguien, pero hacerlo significaba ir en contra de mis propios principios y valores.
Estuve varios días dándole vueltas. Por un lado, me parecía injusto decidir por encima de alguien que ya no puede defender su decisión. Pero, por otro lado, ¿cómo iba a permitir que tanto dinero terminara financiando algo tan opuesto a lo que creo? Al final decidí que, me parecía imposible donar el dinero a algo que no apoyara el bien de los demás, era incapaz de dar dinero en algo que iba tan en contra de mis ideales.
Así que si, doné el dinero, pero a causas que promueven la igualdad, la ayuda a los mayores y la defensa del medio ambiente. Done todo el dinero a una ONG. No sé si hice lo correcto, pero me quedo con la conciencia tranquila sabiendo que el dinero sirvió para construir algo positivo, y no para alimentar el odio, donando dinero a un partido que defiende el machismo, la xenofobia, la homofobia y muchas otras cosas más.
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