Días antes de empezar el cole, todavía me encontraba en mi sitio de veraneo, mi sitio favorito, el sitio donde siempre estoy feliz, donde he crecido y donde siempre creceré. De donde te hablo, está en la costa y me hace tan feliz por eso mismo, me encanta el mar, la playa y el verano, allí es todo más fácil siempre. Por desgracia, cada año ese momento llega el final y hoy te voy a hablar de esos días, días tristes pero a la vez felices.
En verano siempre pasa, tenemos tantos planes, no paramos de ir de sitio a otro… No nos percatamos de lo más fácil y acogedor, lo más cercano siempre, la familia. Ese día, mis amigas y yo no teníamos plan, debido a esto, en el momento de mi padre proponer plan, inmediatamente dije si, como he dicho antes, no tenía plan mejor. El plan dicho por mi padre no era novedad, sino el de siempre: coger el bote e ir a la playa de enfrente o simplemente navegar en él. Antes de salir de casa esa mañana, mi madre le dijo el mismo plan a mi hermano mayor, sorprendentemente él también aceptó. Ese día hacía demasiado calor, por lo tanto decidimos no ir a la playa, si no quedarnos en el bote, echamos el ancla en bastantes sitios pero el viento no era agradable, hasta por fin encontrar el sitio perfecto. Allí no había nadie y daba la brisa perfecta, decidimos comer ahí, claramente después de todos los baños ya dados, con el calor en el ambiente, como para no. Además, como había bastante corriente mi padre echó el cabo para agarrarnos y así la corriente no llevarnos, eso hizo pasárnoslo bien entre todos.
Finalmente, deseo recalcar que nos encontramos a conocidos en el día y la mayoría siempre comentaban: “ Se me hace raro ver a la familia al completo, os ha costado convencerles?” preguntaban a mis padres entre risas. En la zona no es demasiado normal ver a toda una familia en el bote, como decía antes, todos prefieren pasar el máximo tiempo posible con amigos y no con padres. Este día decidí volver a repetir este plan más veces el verano que viene.
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