Este verano atendí el concierto de Kendrick Lamar, mi artista favorito. Era el primer concierto de mi vida, así que estaba nervioso.
Las entradas las compramos con varios meses de antelación. La venta era por la mañana entre semana, y yo estaba en el colegio; no sabría si las teníamos hasta acabar el día. Al volver a casa, mi madre me enseño las entradas. Íbamos al concierto.
Los meses pasaron. El año escolar llegó a su fin, y llegó el verano. Por desgracia, todavía faltaba mes y medio antes de ir al concierto. El mes pasó rápido, y, antes de saberlo, estaba con mi madre en el avión hacia Barcelona. Aterrizamos, caminamos al hotel y comimos. Descansamos dos horas y caminamos hasta el estadio del concierto. El ambiente era increíble; había miles de personas, las colas parecían infinitas. La emoción era evidente. Al final entramos a las seis y media, media hora antes del comienzo del concierto.
El estadio se llenaba cada vez más. A las siete, salió el telonero, y tocó durante media hora. Finalmente, más o menos a las 8, empezó a sonar la primera canción de Kendrick. Las pantallas se encendieron. La gente estaba expectante. Kendrick empezó a rapear. Pero no estaba.
Y de repente, lo vi: el escenario se estaba abriendo. Apareció el coche. Kendrick se bajó y empezó el concierto de verdad. Salieron llamaradas y todas las personas gritando, saltando, y cantando. Tocó varias canciones, y salió otra persona.
Este concierto no era solo de Kendrick; también cantaba SZA, y no decepcionó. La decoración del escenario de ambos era increíblemente detallada. Entre las llamaradas de Kendrick y los bichos gigantes de SZA estaban ellos dos y los bailarines. El concierto avanzó hasta bien entrada la noche, pero sin bajar el ritmo. SZA y Lamar se alternaban, pero también cantaron a la vez en ciertas canciones. Finalmente, al de tres horas tocaron la canción final, y se despidieron. El estadio entero estalló en gritos, y en la pantalla apareció la palabra "FIN".
A pesar de haber terminado el concierto, el ambiente estaba presente todavía; hasta había alguien tocando canciones de Kendrick con el saxofón. Volvimos, y en el momento en el que llegamos a la habitación del hotel, me tiré a la cama y me dormí.
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