domingo, 23 de marzo de 2025

Blog XVII

 Es complicado imaginarse en una situación así, pero, aunque siempre trato de vivir el presente y disfrutar de cada día, siento que el momento en que algo así ocurra está todavía muy lejos. A pesar de ello, si llegara ese día, me gustaría agradecer muchas cosas.

Primero, quisiera dar las gracias a quienes siempre han estado a mi lado, en los momentos de alegría y en los de dificultad: mis padres. Ellos han sido mi pilar, las personas constantes en mi vida, con las que siempre he podido contar, sin importar las circunstancias.

Lo que soy hoy, lo que sé y cómo me he formado, se lo debo a ellos. Me han guiado con amor, empatía y generosidad, enseñándome siempre con el ejemplo. Gracias a los valores que me transmitieron, he crecido, aprendido y mejorado cada día. Para mí, son la representación de todas las cualidades positivas que uno puede admirar en una persona.

En estos momentos, no puedo dejar de pensar en Luis Enrique, el entrenador de fútbol que, en pleno éxito profesional, sufrió la pérdida de su hija, que solo tenía 9 años. A pesar de la inmensa tristeza, siempre que le preguntan por ella, responde con una frase que me ha impresionado profundamente: dice que se siente afortunado por haber podido compartir esos 9 maravillosos años con ella y por haberle dado todo lo que pudo ofrecerle. Esa visión de la vida me parece profundamente admirable.

Este tipo de tragedias también nos conecta con nuestra historia. La Guerra Civil, por ejemplo, dejó muchas historias de dolor similares, llenas de pérdidas irreparables. Por eso creo que es esencial conocer el pasado, para aprender de él y evitar cometer los mismos errores. La vida es el bien más precioso que tenemos, y no puede ser arrebatada de forma injusta, como si no tuviera valor.

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