domingo, 16 de febrero de 2025

XIV

 A veces nos encontramos en esa situación en la que no sabemos si hacer lo correcto o dejarnos llevar por lo que realmente queremos. Es difícil resistirse, y las tentaciones nos recuerdan que no somos perfectos y que todos tenemos nuestras debilidades. Da igual cuántas veces nos prometamos que no volveremos a caer, al final siempre acabamos haciéndolo otra vez, aunque nos cueste admitirlo.

Resistirse a una tentación no es tan fácil como parece. A veces creo que tengo suficiente fuerza de voluntad para hacerlo, pero la realidad es que muchas veces no lo consigo. Creo que a todos nos pasa con ciertas cosas, aunque sepamos que no nos convienen. Por ejemplo, gastar dinero en algo innecesario, comer algo poco saludable o posponer la alarma cinco minutos más en lugar de levantarnos cuando toca.

En mi caso, hay tentaciones que me cuesta más evitar que otras. Una de las peores es tener el móvil cerca cuando debería estar estudiando o terminando un trabajo. Aunque sé que tengo una fecha límite y que debería concentrarme, muchas veces me distraigo y acabo dejándolo para más tarde. Otra tentación en la que suelo caer, y que mi madre siempre me recuerda, es comprar ropa cuando en realidad no la necesito, aunque tenga el armario lleno.

Al final, casi siempre me arrepiento de estas decisiones. En el momento me parece una buena idea, pero después me doy cuenta de que podría haber elegido mejor. Pienso que si hubiera estudiado antes, habría llegado más preparado al examen, o que si no hubiera gastado ese dinero, podría haberlo ahorrado para algo más útil.

Aun así, intento ver la parte positiva. Las tentaciones nos hacen tropezar, pero también nos enseñan a pensar mejor las cosas antes de actuar para no arrepentirnos después.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

blog XIX

 Siempre he pensado en el momento en el que acabaría bachiller y una nueva etapa de mi vida empezaría, lo he esperado con tanta ilusión que ...