domingo, 16 de febrero de 2025

XIV

 La tentación está presente en nuestro día a día. A veces es algo pequeño y sin importancia, y otras veces puede ser algo más serio. Algunas tentaciones son fáciles de reconocer y evitar, pero otras son tan sutiles que solo me doy cuenta cuando ya he caído en ellas.  

Si soy honesto, me considero bastante débil ante ciertas tentaciones. Hay cosas en las que tengo principios muy claros y sé que nunca cederé, pero en otras simplemente no puedo resistirme, por más que lo intente.  

Mi mayor problema es la procrastinación. Siempre dejo las cosas para después, aunque sé que lo mejor sería hacerlas en el momento. Cuando tengo que decidir entre hacer una tarea importante o distraerme con cualquier otra cosa, casi siempre elijo lo segundo. En el momento me siento bien, pero cuando llega la fecha límite y estoy corriendo contra el tiempo, me arrepiento muchísimo.  

Lo peor es que, aunque sé que esto me pasa una y otra vez, sigo repitiéndolo. Siempre termino logrando salir del apuro, lo que me hace pensar que no es tan grave, pero en el fondo sé que algún día mi suerte podría acabarse. Y cuando eso pase, desearé haber cambiado antes.  

Cada persona tiene su propia lucha con la tentación. Lo importante es aprender a manejarla antes de que se convierta en un verdadero problema. Yo aún no lo he conseguido, pero espero que con el tiempo pueda mejorar.

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